Lauren Pov.
Desde que llegué la sorpresa me había estado comiendo la cabeza, por supuesto que el sexo me distraía pero cuando este acababa el tema volvía a mi mente con mil problemas. ¿Cómo se lo diría? Si es algo a lo que siempre le tuve miedo. Chris se reiría de mi en este momento. Cuando Camila se dormía salía a caminar para despejar mi mente, no tenía idea de como expresarme ante ella, siempre me costó y ahora lo hacía aún más. ¿Por qué cuando lo ensayé con Chris y Tay resultó tan fácil? Esto no me podía estar pasando. Llevé a Camila en el medio del bosque mientras pensaba, el mismo tiempo descubrimos justo un pequeño lago donde habían peces, ni yo sabia de sus existencia y Camila me regañó por no mostrárselo antes,. Toda la confianza que tenía hace segundos en la cocina por contarle se había esfumado durante el camino. ¿Por qué? Ella frunció el ceño cuando le dije que esa era mi sorpresa. ¡Genial! No me había creído. ¿Ahora que? Lauren piensa rápido, ¡vamos! Mi mente estaba en blanco, hoy no era mi día sin duda alguna.
—Al diablo—Pensó en voz alta. Camila la miró divertida.
—¿Al diablo?—Cuestionó ocultando una sonrisa.
—¿Eh?—Preguntó confundida.—¡Oh! Mm yo pues. Nose como explicarte—Dijo rascándose la nuca nerviosa.
—¿Explicarme qué?—Preguntó con cierto miedo. Lauren la tomó de las manos y dio un largo suspiro antes de comenzar.
—Explicarte de la manera en la que nunca te he dicho cuanto amo las curvas de tus labios y de la manera en la que se forman cuando sonríes sin mostrar por completo tus dientes, que tus ojos me fascinan al igual que las ojeras que se te aparecen cuando no duermes, también. He amado siempre la forma que tienes de irte a trabajar mientras me tiras un beso que logro ver media dormida, o cuando me miras como si fueras a matar antes de cerrar la puerta porque no hice algo el día anterior que me pediste. Me he acostumbrado a que nunca me acostumbres del todo ¿Sabes?—Dijo sonriendo, continuando nerviosamente.—Porque eres cada día una Camila distinta, pero sin llegar ser otra persona. Cuando sonríes, aún me pellizco en secreto para ver si estoy en algún sueño—Agregó riendo.—Al final, entendí que no hay suficiente poesía en el mundo para hablar de ti o describirte de alguna manera, que tú formas parte de un instante que apenas dura un segundo y que ocurre constantemente. Eres inexplicable, como casi todo lo que nos hace feliz a veces. Cuando me agarras de la mano y aprietas con fuerza, creo que nunca lo dije pero amo que hagas eso, porque siento que no quieres que te suelte. Una vez me dijeron, los finales felices son solo para aquellas personas tan tristes que son incapaces de disfrutar de la historia, porque lo importante es el camino, y hoy en día puedo comprobar eso, porque yo nose si dentro de veinte años seguiremos juntas pero quiero vivir cada día a tu lado sin adelantarme las horas, los días o los años—Limpió las lagrimas que caían por la mejilla de Camila, esta sonrió por el acto.—Amo tu espalda, tu barbilla, tus ojos marrones como las hojas que se secan en otoño, y que decir de tus besos—Rió.—También amo cuando a veces estás triste y te derrumbas, porque ahí es donde te hago saber que estaré contigo, en cualquier parte, pero a tu lado. Cuando levantas la mirada, y al verme te brillan como las estrellas en las noches oscuras.. y te afirmo, te te juro, te prometo, que eso es lo bonito del amor. No se trata de amar las cicatrices del otro, sino que la otra persona te ayude a amar las tuyas—Siguió.—Porque te amo, y te lo he dicho miles de veces, pero a las palabras se las lleva el viento por eso dejame demostrarte por actos lo que siento por ti. Karla Camila Cabello Estrabao ¿Me harías el honor de casarte conmigo?—Terminó sonriendo mientras sacaba una caja azul del bolsillo de su camisa.—Puedo arrodillarme también, así es perfecto—Bromeó inclinándose. Camila rió aún con lágrimas en los ojos.
—Eres idiota—Dijo riendo.—Claro que te concedo el honor—Aceptó bromeando. Lauren tomó su mano derecha y colocó el pequeño anillo -con un reluciente diamante que se veía verde por los arboles a su alrededor- en su dedo anular.
Todo salió bien, y ese discurso fue completamente improvisado, vaya quien diría que no tartamudeara mientras trataba de hacerlo, simplemente la miré a los ojos y me perdí completamente en ellos, quizás no necesitaba tanta preparación si hacía eso. Me levanté hasta quedar a su altura, ella rodeo mi cuello con sus brazos y me beso demostrando con ello todos sus sentimientos, se separó aún con los ojos cerrados y limpié las lagrimas que secas que tenía en sus mejillas, besé su frente y tomé su mano derecha.
—Ahora que eres mi prometida. ¿Admitirás que yo mando?—Bromeó besando el anillo.
—No porque sigues siendo mi sumisa—Dijo sonriendo.
—Okay acepto ese termino—Se encogió de hombros resignada.
Caminamos hasta la caballa, en unos minutos nos tendríamos que ir, al llegar guardamos absolutamente todo en las maletas y nos dirigimos afuera, debíamos cerrar la puerta y entregar las lleves cuando llegáramos a tierra firme otra vez. Subimos nuestras pertenencia a la lancha y luego abordamos nosotras.
—Lau—Dijo Camila pálida.
—Camz ¿Qué sucede?—Preguntó llegando rápidamente hasta ella.
—Tengo nauseas—Respondió. Lauren le alcanzó un bote para que devolviera ahí adentro.—Tranquila ya pasará—Dijo acariciando su espalda mientras le sostenía el cabello.
Habíamos parado la lancha a mitad del camino porque quizás así se le pasarían las nauseas, estuvo con arcadas durante varios minutos, ya me había comenzado a preocupar. Ella dijo que avanzáramos que estaba bien, sabía que era mentira porque seguía pálida pero aún así le hice caso. Cuando llegamos al puerto ella recuperó el color en su rostro, al menos se veía mejor. Me sonrió cuando bajé las maletas y me aseguró una vez más estar bien. Buscamos un taxi para dirigirnos al aeropuerto, estuvo callada en todo el viaje no quise preguntar quizás era porque se sentía aun mareada, insistí en ir a un hospital antes de tomar el vuelo pero se negó. Pregunté si quería comer algo y negó. Cuando abordamos el avión después de despejar fue al baño y se demoró, me dijo que no había pasado nada solo se mojo la cara, intente creerle pero algo me ocultaba, quizás la comida le cayó mal. Al llegar a Londres hablaría con la doctora Alexander, ella deberá convencerla de ir al hospital para un chequeo al menos.
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Hola, buenas noches. Anteriormente había dicho que quizás se acercaba el final, y ahora se los confirmo, quedan casi nada de capitulos. También pasaba por aquí para informarles que comenzaré con una nueva novela improvisada, si quieren pasar a leerla bienvenidos serán, esten atentos :) Mucha gracias por la atención y espero que les gusten estos últimos sucesos. xoxo
Mica.
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Camren. ¿It's you?
FanficLauren Morgado 26 años, bartender de primera en PicksTool. Camila Cabello 25 años, empresaria y dueña de Farret Couthor's.