Jayce
Esta noche no he tenido muy buena suerte, mi padre va a terminar haciendo que acepte su pedido con la Logia de la Serpiente. Quizás no me quede otra, solo para mantener mis planes secretos intactos. Incluidos los de la Lady. Casi me la pone en mi contra, el muy desgraciado, y sí, es cierto, el contrato con Ellie también oculta algo. Vuelve a meterse en lo que no le compete y lo mato. Me importa una mierda que seamos familia, con mis asuntos nadie se mete.
Nadie.
No hay ninguna persona en este mundo que me haga cambiar de parecer. Antes pensaba que sí existía, pero la asesiné.
Mi Claire.
Una luz que no debió haberse cruzado con la oscuridad.
Conduzco tranquilo, luego de dejar a Ellie en su casa. Tantas cosas pasan por mi cabeza mientras manejo. Suspiro, quiero llegar a mi hogar y dormir. Aunque también tengo ganas de echarme un polvo, pero ese es otro tema. Mi querido órgano viril nunca quiere descansar, soy tan caliente. Me río y bajo del auto, cuando estaciono al llegar.
Entro y Chris se me acerca.
―¿Qué ocurre?
―El teléfono ha sonado varias veces, llegué tarde porque estaba durmiendo y no logré atender el último tono ―explica mi mayordomo.
―¿Y? ―insisto esperando lo demás.
¿Quién se atreve a llamarme a esta hora? Algo no parece concordar.
―La señorita Divine le dejó un mensaje, algo de que vaya a la cabina telefónica que está a tres cuadras de su casa, sonaba agitada ―enfatiza en lo último.
Frunzo el ceño y no respondo nada más. Me giro, saliendo rápido de mi casa, subo a mi vehículo y arranco a toda velocidad.
¿Qué acaba de pasar? Si hasta hace un rato la había dejado, tranquila, en su casa. Esto me hace sospechar de una sola persona, es tan evidente.
Ronald Rockefelle.
Pasa demasiado tiempo con la madre de Ellie como para no sospechar de él. Circulo cerca de su casa, buscando la cabina. Mínimo la dirección hubiera dejado en el mensaje. Aunque si sonaba agitada, eso significa que está nerviosa y aquello no te deja pensar.
Detengo el vehículo cuando la visualizo. Bajo de mi auto, cruzo la calle y abro la cabina, entonces se sobresalta. Está sentada en el suelo de esta, llorando y tapándose la cara. La miro, detenidamente, tiene la ropa rota. Me quito la chaqueta y la llamo.
―Ellie.
Saco sus manos de su rostro, temblando, y ahora se cubre el cuerpo.
―Jayce... ¿Oíste mi mensaje? ―dice en un tono bajo.
―No, mi mayordomo. ―Sonrío―. Y no es un chiste.
Hace una pequeña risa y luego vuelve a bajar la cabeza, borrándola.
―Me atacó... ese tipo... que anda con mamá.
―Rockefelle ―digo y asiente. Le ofrezco mi mano―. Ven. ―Niega sin emitir sonido―. Ven aquí, no te voy a morder... aún. ―Sonrío.
―Se me ve todo, no quiero. ―Observa hacia un costado, sonrojada.
―¿Y para qué crees que tengo la chaqueta en mi mano? ―La agito entre mis dedos para mostrársela―. Además... ―Muevo las cejas―. No es como si no te hubiera visto desnuda antes, ven aquí ―insisto.
Se levanta despacio, con una mano se cubre y con la otra se impulsa, apoyándola en el vidrio de la cabina. No la dejo hacer más melodrama y agarro su brazo, empujándola hacia mi cuerpo. Apoyo mi chaqueta en su espalda, aunque igual su parte delantera está descubierta. Sus mejillas se tornan en un rojo fuerte y yo me deleito con la escena.
Y mi órgano viril, ¡puf!, ni hay que nombrarlo.
Esta chica es un postre, listo para ser comido. Okey, olvido la calentura y me comporto como un caballero, poniéndole los botones para que ya no se le vea nada más de ese pequeño cuerpo hermoso que tiene. Que si fuera por mí, ya la hubiera hecho mía en esta misma cabina. Pero vamos, que es una Lady, eso no se hace. A las damas se las lleva a la cama.
La agarro de la cintura y la guio hasta mi auto, soy tan bueno que hasta le abro la puerta. Rodeo el vehículo y entro yo. Comienzo a conducir, dirigiéndome hasta mi casa.
―Dime, Ellie, ¿llegó a...?
Niega con la cabeza.
―No llegó a nada, lo golpeé ―dice sin expresión en su rostro y mirando al frente.
Me río.
―Y yo pensando que eras una dama.
―No me causa gracia ―exclama, frunciendo el ceño, pero no me observa.
―Tranquila, Lady, no te hice nada ―le aclaro y no responde―. ¿Sabes qué? Lo analicé mejor ―pronuncio seriamente―. Si Rockefelle está con tu madre, no deberías volver a tu casa.
―¿Y a dónde quieres que vaya? ―exclama nerviosa―. Tarde o temprano tengo que volver.
―No vas a volver porque te quedarás en la mía ―expreso dominante.
Se sonroja y esta vez sí me observa.
―No... no puedo quedarme en tu casa.
―Mandaré a alguien a buscar tus cosas y te quedarás allí, es más seguro. Debí haberlo reflexionado antes, pero... bueno. ―Sonrío―. La idea llegó ahora. ―Lanzo una carcajada.
―No... no pienso hacer eso.
Yo continúo mi vista en el camino y sigo sonriendo.
―Claro que sí lo harás, no te queda otra, el lugar más seguro es ahí.
―No, tú solo me quieres en tu cama.
Me río, pero tiene razón.
―¿Por qué? ¿Te vas a entregar tan fácil? ―Muevo las cejas.
―¡No! ―grita alterada.
―¿Y entonces de qué te quejas? ―Vuelvo a reír.
―De... de nada ―dice nerviosa―. Y no voy a quedarme en tu cama... ¡Digo en tu casa! ―Se altera cuando se equivoca la palabra.
Me río, aunque es obvio en lo que está pensando.
¡Huy, cómo me voy a divertir!
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Bienvenidos a pervertilandia!!! Para más información, visita la casa de Jayce XD
Atte: Vivi Jajajajaja xd xd xd
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Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]
ActionEllie Divine, es la hija de un traficante de personas, la mafia más perversa, la red de trata. Ella odia a su padre, por los maltratos constantes que recibe su madre. Un día, harta de la situación, por un arrebato y en defensa propia, termina asesin...