45: Morbo

2K 199 34
                                    

Jayce

Está muerta.

Tanto buscar a Ronald Rockefelle sin ninguna pista y sigue desaparecido, ahora me encuentro con esto. Quizás cuando habían amenazado a la Lady, la mujer ya estaba en ese estado.

La madre de Ellie fue asesinada.

Veo el cuerpo sin vida en el suelo y me agacho para cerrar sus ojos abiertos, donde ya ni hay alma. La muerte se la ha llevado muy lejos. Ronald ni se ha gastado en ocultar el cuerpo, lo ha dejado tirado en su casa como si nada fuera. No creo que planee volver aquí.

No sé ni qué pensar, no he sido yo, pero me siento culpable. La pequeña Ellie estará muy triste cuando lo sepa. Ya me imagino su dolor. Quizás ya me he pasado demasiado con ella, debería sacarla de ese lugar espantoso. Me he convertido en un animal. En lo mismo que no quiero ser.

Saco mi celular del bolsillo y marco el número de Chris.

―Escucha ―digo apenas contesta―. ¿Conseguiste lo que te pedí?

―Sí, toda la información de Dean Rockefelle ha sido recopilada. ―Hace una pausa antes de seguir―. Disculpe mi atrevimiento, pero, ¿qué quiere de ese muchacho? Por lo que vi, ni siquiera se puede considerar enemigo.

Sonrío.

―¡Ah! Es que eso es un secreto.

Escucho el seguro de un arma y tiro el celular al suelo para agarrar la mía, aunque supongo que ya es demasiado tarde, ya me está apuntando. Sus ojos azules me observan y me acusa.

―Estafador.

Levanto las manos en señal de paz.

―Dean, justo de quien hablaba. ¿Qué haces por aquí? Creí que eras un santo, pero me equivoqué. ―Hago una mueca.

―Nadie que esté en la mafia es un santo y para aclarar, esta es mi casa. ―Bufa y mira a la mujer muerta―. Lamentablemente.

―Por esa distracción ya te hubiera matado ―acoto―. Pero como te necesito vivo...

―¡Cállate! ―Se enoja―. ¿Tú lo hiciste? ―pregunta, analizando mis movimientos.

―Por suerte no. ―Me río―. Una hija desconsolada me odiaría en este momento sino. ―Hago una pausa―. Pero, viendo que me llamaste estafador... ―Sonrío―. Ya me descubriste.

―No sé qué hiciste, pero me quitaste mi embarcación, devuélveme lo que es mío ―exclama cada vez más irritado, se me acerca con furia, golpeándome contra la pared y poniendo su arma en mi yugular―. ¡Era mi única forma de salir de esta vida de porquería y tú me las quitaste! ―grita.

Mi sonrisa se amplía.

―Sí, eso hice, ya que eres justo la persona que estaba buscando.

Ellie

Nikolai Markov está frente a mí. Me levanto rápidamente de la cama y me acerco a él. ¿Qué busca el padre de Jayce aquí? Esto no me gusta nada.

―Me ha costado entrar, ¿sabes? ―me aclara, camina hasta la silla y se sienta―. Chris no me quiso abrir, pero cuando salió a hacer un recado, aproveché con mi cerrajero. ―Saca su arma, demostrando a lo que se refiere y luego la guarda―. Pero vamos a lo importante, ¿no?

Asiento y pregunto.

―¿Qué hace aquí?

―Proteger a mi hijo ―exclama seriamente, con ese aire de tranquilidad que hasta parece macabro.

―¿De mí? ―Levanto una ceja.

―De todos ―me corrige―. Verás, Ellie, no tengo nada contra ti ―comienza a explicar―. Pero muchos se irán contra Jayce si descubren que estás aquí, después de todo, eres la heredera de Divine. ―Da un círculo con su dedo índice―. Y el poder gira alrededor de ti. No importa que Jayce implique temor, mientras tú todavía seas influyente y tengan la mínima posibilidad de obtenerte, Jayce estará en peligro. Obviamente, heredera. ―Señala este cuarto―. No puede estar en un lugar así. He luchado porque nadie se entere, pero el tiempo me es limitado, no hay más que hacer.

Frunzo el ceño.

―¿Qué quiere decir?

―Ellie Divine, debes morir.

Trago saliva.

―¿Va a...? ¿Va a matarme?

―¿Yo? No. ―Niega con la cabeza―. Eso implicaría un problema con mi hijo. No, él lo hará solito. ―Continúa tranquilo―. Te contaré algo, eso, que nadie sabe.

Me sobresalto, la curiosidad me mata, pero no quiero morir.

―No... no se atreva. ―Retrocedo.

Saca su arma de nuevo y me apunta.

―Siéntate y escucha ―ordena.

Mi mandíbula se tensa, voy despacio hacia la cama y me siento.

―No es justo.

―La vida no es justa. ―Sonríe―. Ahora escucha.

―Termine de una vez. ―Bufo.

No quiero escuchar esto, es un peso muy grande, que me llevará de seguro a la peor de las muertes. Entonces comienza mi fin cuando procede a contarme lo que sucedió en el pasado.

Veo el pesar en sus ojos cuando empieza. Realmente, se preocupa por su hijo, aunque no justifico sus acciones, es lo que puede notarse en su mirada. Un padre preocupado.

―Jayce... fue secuestrado y llevado a un prostíbulo. Solo tenía once años ―dice y quedo estupefacta―. No sé lo que pasó en realidad ahí adentro, pero uno puede imaginárselo. ―Un morbo muy desagradable―. Era un niño pequeño, un trauma que quizás nunca pueda olvidar.

No puedo procesar lo que estoy oyendo, es algo tan perverso y debe ser un dolor tan fuerte, que lo ha convertido en lo que es ahora. Jayce lleva un peso imborrable por su mente y no puede quitarlo. Para deshacerlo, pretende eliminar a los demás.

Completamente, lleno de oscuridad, no cree en otra cosa. 

Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora