39: En contra

2K 210 28
                                    

Quedo impactada. ¿Claire? ¿Esa rubia es Claire? No puede ser, la he visto solo en una foto y no la he reconocido, pero Jayce no ha tardado ni dos segundos en nombrarla. Creí que estaba muerta y ahora se encuentra justo ahí, apuntándolo con su arma.

¿Ha venido a vengarse?

No termino de reaccionar, que mi marido agarra el revólver con su mano sana y comienza a dispararle a ella. La rubia logra esquivarlo, corriendo en dirección hacia mí, ofrece su mano, la cual acepto y huyo detrás de ella.

Jayce no se detiene de disparar, veo como un tiro queda impregnado en la puerta, cuando estoy cruzándola.

También soy su blanco.

Corremos por el pasillo y visualizo a Cross. Ella lo evita, luego nos escondemos detrás de una pared.

―¿Dónde están? ―Oigo a Jayce alcanzarnos y preguntarle al mafioso influyente―. No me digas que no la viste, era ella.

―Ni idea. ―Se ríe el morocho―. No sé de qué hablas.

―Claire y Ellie, ¿las has visto? ―Su tono es furioso.

―Claire está muerta y a tu esposa deberías controlarla tú. No me metas en tus asuntos ―le aclara y el castaño decide ignorarlo, por lo tanto, veo cómo sale de la sala―. Queridas chicas, ya pueden salir. Merezco un agradecimiento, ¿no?

La rubia sale y lo mira con odio. Yo voy detrás de ella.

―No necesito nada de ti, Cross ―exclama con asco.

―¿Sabías que estaba viva? ―Mi curiosidad me ataca.

―Por supuesto. ―Le guiña―. Mi obsesión está latente. ―Se relame los labios y ella le hace una mueca de desagrado―. Qué mala.

―Deja de juguetear y dime dónde está el papel que ella firmó. ―Me señala y me sobresalto―. Para eso vine.

―Y te dejaste descubrir para salvarle la vida, qué linda.

―Porque no soy como tú. ―Se cruza de brazos―. Ahora dejémonos de charlas y dime dónde está el documento.

―Lo mandé a confeccionar para que toda la información pasara a un disquete, no lo tengo ―explica bastante sereno.

Bufa.

―Ni para eso sirves.

―Por cierto, le salvaste la vida, pero... ―Me mira a mí―. Ellie Divine, parece que tienes los días contados.

―No digas estupideces ―digo nerviosa―. Esto es culpa de Rockefelle, yo no tengo nada que ver.

Hace una carcajada.

―No creo que el Señor Oscuridad piense lo mismo.

―Y... y... ¿Qué puedo hacer?

Sonríe con malicia.

―Mátalo antes de que él te mate a ti. ―Hace una pausa y agrega―: Yo que tú busco aliados, muchos estarán encantados de ayudar a la Heredera Divine.

Matar... ¡¿A Jayce?!

Tiene que ser una broma, esto no puede ser.

Jayce

Claire...

Claire...

Está viva.

Tengo que matarla...

Asesinarla, cortarle la garganta, para que no hable nunca más.

Maldita traidora de Ellie, ¿cómo se atrevió a firmar en mi nombre? Tengo que deshacerme de ella también. Voy a hacer una matanza enorme. El picor en mi mano regresa, un puto mes tranquilo y ahora viene esto. Tiene que ser una broma. Voy a degollar vivas a muchas personas.

―¿Te puedes calmar? ―pide mi padre mientras camino en círculos en el living de su casa―. Ya entendí todo lo que has dicho, pero los nervios no te ayudarán a pensar, ni mucho menos a guardar tu secreto.

―Si Claire revela mi secreto, mi reputación se irá al diablo, no importa cuántas personas mate, será el fin. ―Me rasco el cuello por el picor que sigue creciendo―. Y Ellie... Ellie, traidora, ¿cómo se atrevió? Tengo que matarla.

―¿Sabes que si ella se te pone en contra otro aprovecharán eso? ―me aclara mi padre, queriéndome hacer entender.

―¿Qué insinúas? ―Me detengo y lo miro, frustrado.

―No la quieres de enemiga, todos desean tu posición, tu lugar como marido, o sea, que todos se pondrán de su lado, no importa que seas el Señor Oscuridad. Ella tiene mucha más influencia, siendo la hija de Divine ―explica y quedo tildado―. ¿Entendiste? Ve y dile que no la asesinarás. Convéncela y después haz lo que quieras.

―¡No! Yo voy a matarla. ―Presiono mis dientes.

―La matarás después, cuando nadie crea que quieres asesinarla ―me aclara―. Sabes que muchos mafiosos vieron tu acto asesino en el registro civil, tú estás perdido si no haces algo.

―No, tú no entiendes, yo tengo que matarla, antes de que lo intente otra vez. ―Rasco mi mano, sintiendo que el picor aumenta, tanto que me he cortado la piel, pero mi padre no me detiene, solo me mira, sabe que si intenta algo, explotaré―. No puedo dejar que pase de nuevo, por poco y ella también descubre mi secreto. No puedo dejar las cosas así... estoy al límite.

―¡Cálmate, nadie sabe tu secreto aún! ―Levanta la voz―. Necesitamos conseguir el disquete y todo se arreglará.

―¿Y cómo haremos eso? ―Presiono mis dientes―. No sabemos quién lo tiene.

―No, pero sabemos quién lo va a obtener pronto. ―Sonríe.

―¿Quién?

―Es hora de jugar nuestras cartas, todavía tienes influencia, debes hablar con la Logia y conocer al nuevo S, es el único que puede ayudarte.

―¿Hacer negocios con esos locos? ―Levanto una ceja.

―No queda de otra, ya han dejado de seguirte, es tu oportunidad.

―Tienes razón. ―Me lo pienso―. ¿Pero crees que borrarán mi nombre de ese disquete?

―No sé, hay que averiguarlo. Si vamos a empezar una guerra, hay que comenzarla bien, ¿no te parece?

―Sí ―expreso más calmado―. Tiene que ser una jugada perfecta. ―Sonrío con malicia.

La oscuridad me consume y solo yo puedo controlarla. Necesito tiempo y jugar bien mis cartas, porque yo mismo seré la oscuridad en este juego.

Traeré los orígenes más perversos y nada me detendrá.

Solo habrá muerte, y nadie en mi contra. Ese será el fin y el comienzo de toda destrucción. Ya que será, una perversa oscuridad.

___

Les presento al antagonista, Jayce Markov, aunque en realidad, siempre pensé que lo era, solo que nunca se los conté jajaja, quería llegar a estos capítulos para decírselos jajaja

Atte: Vivi.

Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora