Abro la puerta y dejo pasar a Lady dentro de mi casa. Le sonrío y le señalo el camino, le indico dónde está la habitación de huéspedes, para luego ir a buscar algo de ropa. Ella me espera en el living y cuando regreso, me mira confundida.
―¿Y esto? ―Observa el camisón.
Me río.
―Tranquila, no ha sido usada por nadie esta ropa. Siempre tengo de repuesto, para ocasiones de emergencia. ―Muevo las cejas y luego abro la bolsa con lo que le entregué las cosas, de ahí saco la lencería―. Pero esta me interesa más. ―Me relamo los labios.
Se sonroja.
―No seas desubicado. ―Me la quita de las manos―. Y además, ¿por qué me das esto? ―exclama nerviosa.
―Toda tu ropa está destruida, deberías pegarte una ducha y relajarte un poco, para luego cambiarte ―le explico, extrañamente, sin ninguna insinuación pervertida.
Entrecierra los ojos.
―¿Y me vas a espiar? ¡Ni hablar! ―grita alterada.
Yo solo me río.
―Ganas no me faltan, pero seré amable y no te espiaré. ―Me acerco a su oído y susurro―. A menos que tú quieras que lo haga.
―¡No! ―Me empuja―. ¡Y ya dime dónde está el baño!
Se lo señalo y a paso rápido se va hasta ahí. La verdadera pregunta es, ¿de verdad alguien creería que no la voy a espiar? Vamos, que soy todo un depredador y tengo a la presa en mi territorio.
Solo quiero ver.
Si ataco es otro tema. Además, dijo que no la espíe, no que no entre al baño. Me relamo los labios y cuando oigo que la ducha se enciende, camino hasta ahí.
Abro un poco la puerta y veo como se desviste. Depredador creo que es decir poco. Se quita mi chaqueta y sus zapatos, deja caer el vestido roto. Entonces me muerdo el labio cuando se desengancha el corpiño y luego se baja la bombacha, entrando así, a la bañera. Aprovecho y me introduzco en el baño. Presa preparada, es hora de atacar. Claramente, debo analizar el terreno. Acaba de ser atacada por un hombre, obvio, nada atractivo ni carismático como yo, encima viejo, eso es un horror. Pero estos momentos hay que aprovecharlos, es cuando la chica está vulnerable. Puede que tenga una oportunidad y no la voy a desaprovechar.
―Puedo preguntar... ―pronuncio y abro la cortina―. ¿Por qué no desconfiaste de mí? Esto fue muy fácil. ―Baja la vista, sonrojada, y se cubre sin decir nada―. ¿O es que acaso esperabas que te ataque? ―Me adentro en la ducha y mi ropa comienza a mojarse. Ellie retrocede, entonces su espalda choca contra la fría pared, pero jamás deja de cubrirse los pechos―. ¿No me vas a decir nada? ―Apoyo mi mano al costado de su cabeza.
―¿Qué quieres qué te diga, pervertido? ―Frunce el ceño, pero el rubor de sus mejillas sigue ahí.
―No sé... ―Me lo pienso―. Lárgate, vete, no voy a tener sexo contigo, esas cosas típicas que se dicen cuando un extraño entra a tu bañera. ―Me río―. Bueno, en realidad esta es mi bañera, pero me entendiste.
―Y... ¿Y te irás? ―pregunta nerviosa y sigue sin mirarme, así que le levanto el rostro con mi otra mano.
―Solo si tú me lo pides. ―Me acerco a sus labios y la beso mientras las gotas siguen cayendo en nuestros rostros.
Mi mano baja a su trasero y ella gime en mi boca, cuando lo presiono. Tan seductora, me la quiero comer toda. Mis labios bajan y mordisqueo su cuello, generando un chupetón allí. Un lindo color morado que la marca, lo lamo demostrando territorio y luego mi mano quita la suya de su pecho, dejando así que lo apretuje.
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Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]
AkcjaEllie Divine, es la hija de un traficante de personas, la mafia más perversa, la red de trata. Ella odia a su padre, por los maltratos constantes que recibe su madre. Un día, harta de la situación, por un arrebato y en defensa propia, termina asesin...