Paso de largo la escena bochornosa entre Jayce y Adelaida. Los ignoro completamente y salgo por la puerta principal. Visualizo el auto de Nok o Paul, o como quiera que se llame, y voy directo hasta este, a punto de cruzar la calle.
―Ellie. ―Soy detenida por el brazo―. ¿A dónde vas?
Me giro, encontrándome con su rostro serio.
―¿Acaso tengo que pedirte permiso para lo que haga o deje de hacer? ―Me suelto, abruptamente―. Primero, no eres mi padre.
―Qué bueno. ―Se ríe.
Ignoro su acotación y continúo.
―Segundo, soy dueña de mis acciones y tercero... ―Sigo enfadada y presiono mis dientes―. No me toques.
―Tranquila, Lady, pareces una fiera salvaje.
―¡No me llames Lady! ―le grito, furiosa.
Él se mantiene calmado, incluso pensativo, hasta que de pronto borra su sonrisa y me mira fríamente.
―Sé a la perfección lo que andas planeando, te estás dejando manipular por los celos Ellie, Nok no es de fiar y aunque si lo fuera... ―Me agarra del brazo con fuerza y se acerca a mi rostro―. No me quieres de enemigo.
―Lo hubieras pensado antes de jugar con mi corazón ―digo nerviosa―. Atente a las consecuencias, Jayce Markov, y suéltame que me estás lastimando ―exijo.
Entrecierra los ojos y luego, lentamente, se separa de mí.
―No digas después que no te lo advertí. ―Veo cómo regresa a la casa y tiro todo el aire que tenía contenido dentro.
Qué miedo.
Giro mi vista, el auto de Nok sigue allí, así que miro a ambos lados de la calle y cruzo a su encuentro. Subo a su coche y el morocho me sonríe.
―Parece que estabas en un aprieto. ―Señala mi brazo―. ¿Te duele?
Observo y tengo un leve color rojo en mi piel, no me había dado cuenta, pero lo presionó bastante fuerte. Si no me lo hubiera dicho, ni me percataba.
―No ―respondo a su pregunta, luego lo miro―. ¿Nos vamos?
―Claro. ―Arranca el coche y veo por la ventanilla, como me alejo de la casa de Jayce.
Conduce tranquilo hasta que llegamos a destino, bajamos y nos dirigimos a un restaurante. Como habíamos hablado a través del celular, pedimos un café para cada uno y nos sentamos a charlar.
―Primero quiero aclarar ―empieza él―. Que no ha sido mi intención ser tan rudo cuando intentaron secuestrarte, y resultó fallido al llevarse a tu amiga. ―Toma un sorbo de su taza―. Ciertamente, no quería comportarme así, pero debes entenderme, Jayce ha estado alrededor tuyo bastante tiempo, no podía acercarme de otra manera.
―Ahórrate tus disculpas y tus justificaciones. ―Miro mi café, pero no lo tomo, luego levanto la vista y bufo―. No tienen sentido y son absurdas. ―Ruedo los ojos―. Estoy aquí porque me dijiste que me ayudarías en lo que quisiera, ¿sigue en pie?
Continúa calmado y asiente.
―Por supuesto.
Levanto mi cartera y de allí saco una copia de los documentos que me hizo firmar Jayce.
―Este es mi acuerdo con Markov, lo he leído y releído, estoy segura de que hay algo que no encaja y necesito saber qué es. Me contacté con un abogado, pero no está seguro, en realidad, dice que es un truco muy común de un estafador.
Nok agarra los papeles y continúa alegre, lo mira, tranquilamente, para luego observarme a mí.
―¿Puedo quedármelo? Puedo decirte qué trama en unos días si me lo dejas.
Sonrío.
―Sabía que un mafioso entendería la trampa de otro mafioso.
―Ciertamente, heredera. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti?
―No, no quiero empezar a deberte cosas, esto es algo que tú me debes. Digo, por lo del secuestro.
Se ríe.
―Qué inteligente. ―Alza su mano―. ¿Amigos?
Me levanto del asiento.
―Ya lo veremos. ―Me retiro de allí y parece que lo he dejado satisfecho.
O eso espero.
Camino por la vereda y reconozco el barrio, no sabía que estaba cerca. Sin más que pensar, aprovecho que estoy a poco de aquel lugar y doblo en la calle que me llama desde hace mucho tiempo. Camino unas cuadras más y me paro frente al edificio. El portero me reconoce, así que me deja pasar. Voy por los pasillos, respirando agitada, mis nervios me persiguen por la horrible sensación que estoy sintiendo.
Pero necesito hacer esto.
Llego hasta la puerta, un nudo en la garganta y una presión en mi pecho me atacan. Es algo que no puedo controlar, el mundo para mí se ha detenido, solo por estar frente a aquel timbre que estoy a punto de tocar.
Tomo aire con fuerza y me preparo. Lista, aquí voy. Presiono el botón, para luego de un rato abrirse la puerta y tenerlo ante mí. Lo nombro solo para entender lo que realmente estoy haciendo, para saber si esto es la realidad y no cometer una locura. Es él, es...
―Sebastián.
ESTÁS LEYENDO
Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]
AcciónEllie Divine, es la hija de un traficante de personas, la mafia más perversa, la red de trata. Ella odia a su padre, por los maltratos constantes que recibe su madre. Un día, harta de la situación, por un arrebato y en defensa propia, termina asesin...