32: Se arruinó

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Ellie

Jayce, él ha dicho que... se ha enamorado de mí. Me corresponde, me siento emocionada y a la vez tengo ganas de huir. Tengo un mar de sensaciones en mi cabeza, no esperaba que se declarara. Soñaba, pero lo veía como una ilusión. Ahora ni sé qué hacer. Soy tan complicada, ambos somos tan difíciles.

El silencio se mantiene en aquella sala, aunque más incómodo es que yo siga sobre él y me mire con intensidad, sin decir nada más. Hasta que baja su vista a mi boca y se muerde el labio inferior, entonces entiendo que restan las palabras cuando me besa con esa intensidad. Me agarro con fuerza de su camisa, percatándome de que tenía una. Ya que había salido del cuarto sin esta, pero eso tranquilamente se puede arreglar.

Desabrocho los botones mientras él me acaricia las piernas, así que lanzo un gemido, en el instante que termina su recorrido, para presionar mi trasero. Su boca pasa a mi cuello, luego una de sus manos sube a desabotonar mi blusa y desenganchar mi sostén. Cierro los ojos cuando creo que voy a sentir sus labios en mi pezón, pero los abro cuando noto que me cubre, entonces me sonrojo.

Alguien está viendo.

―¿Interrumpo algo? ―Visualizo a un hombre morocho de ojos azules que está parado en la puerta, vislumbra alegría porque tiene una sonrisa pegada en el rostro al vernos.

La vista de Jayce demuestra odio cuando pronuncia su nombre.

―Cross.

Me levanto rápidamente del castaño e intento acomodarme la ropa lo más posible, sintiéndome avergonzada. Jayce también se para, pero se acerca hasta él a reprocharle.

―¿Cómo entraste? ―Su enojo parece expandirse―. ¿Y qué quieres aquí? Lárgate.

El morocho se ríe.

―Por la puerta ―se burla―. Pero si te refieres a quién me dejó pasar, obviamente es tu padre, me pidió que te ayudara ―explica.

―Viejo entrometido ―se queja Jayce y maldice por lo bajo, lo que provoca otra risa por parte del tal Cross.

Cross, ¿dónde escuche ese nombre?

―Cross M. Taurus de empresas T ―expreso pensativa―. Uno de los mafiosos más ricos e influyentes del país, ¿estoy en lo correcto? ―pregunto.

Él se ríe y mira a Jayce.

―La dama es más inteligente que una prostituta ―tira una indirecta que no logro entender hasta que Jayce le pega un puñetazo, este cae al suelo y todo su aire alegre desaparece.

―No hables de Claire a la ligera.

Enojado, el morocho se levanta.

―Vine hacerte una propuesta, pero ya se me fueron las ganas.

Sonríe.

―Bien, porque no quiero nada de ti.

―¿Disculpa? ―se burla―. Eres quien eres gracias a mí, Señor Oscuridad. ―Levanta una ceja―. ¿U olvidas que yo te elegí el nombre y te di esa reputación? Incluso te ayudé con algunos cabos sueltos en esa catástrofe que formaste, me debes mucho. ―Vuelve a reír.

―¡Ja! ―Sonríe, molesto―. No quieras sacar méritos de donde no lo hay. ―Se pone serio―. No te debo absolutamente nada, retírate, es tu última oportunidad o te volaré la capa de los sesos ―amenaza.

Suspira.

―¡Oh, no sé de dónde sacaré paciencia! ―Se ríe y luego procede a ofrecer algo―. Pongámosle que en ese asunto no tengo nada que ver, pero, ¡en este sí! La Logia de la Serpiente te está buscando por matar a su líder, no se calmarán hasta cortarte la cabeza o que otro jefe asuma el mando y quizás, solo quizás, se olviden de ti. Que es poco probable.

―Al punto ―exige.

―Puede que los convenza, soy influyente, muy influyente ―repite con confianza y noto su alto ego―. Pero a cambio, debes cumplir con lo que se supone debías hacer con Shreya.

―El trato de unir todas las redes y formar una mayor, no me interesa.

―Pero a ellos, a tu padre, a muchos mafiosos sí, me incluyo. Quieren ese poder, pero necesitan confianza, una mente maestra. ―Lo señala―. Como la tuya.

Hace un bufido, burlándose, sonríe con indignación.

―¿Eres idiota? Métete tú en ese lío. ―Se ríe―. ¿No eras tú el poderoso?

―Sí, lo soy, sin embargo, no soy el Señor Oscuridad, aquel que borró muchas víctimas en un solo día. Eso es mucho peso y la Logia lo sabe.

Rueda los ojos.

―Mi respuesta sigue siendo no.

―Creí que eras un hombre ambicioso, me decepcionas.

Me pongo a pensar en esto y tiene razón. Yo también pienso lo mismo, creí que Jayce buscaba el dinero, pero parece que estaba equivocada. Hay algo detrás que aún no logro descubrir y eso me inquieta un poco.

Sus secretos, su oscuridad, el mal dentro.

―Ya que no aceptas por las buenas ―de repente Cross dice y me sobresalto―. Será por las malas ―expresa en un tono frío que hasta da miedo y chillo cuando alguien golpea a Jayce por detrás, él cae al suelo.

¡¿De dónde ha salido?!

―¡Jayce! ―Veo sangre y grito asustada―. ¡Lo mataste!

―Tampoco para tanto. ―Agarra mi brazo.

―¡¿Qué hace?! ―digo alarmada.

―Tengo el permiso de Nikolai Markov para secuestrarte ―expresa tranquilamente.

¡Maldición! Sabía que no podía confiar en mi suegro. ¡Mentiroso! Diciendo que estaba de mi lado y deja que me secuestren. Esto va de mal en peor, se suponía que era un momento bonito y se arruinó. 

Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora