Jayce
¿Soy un cobarde? No, soy realista. Estar enamorado es para problemas, aunque tiene razón en una cosa, sigo enojado luego de matar a Shreya y para colmo he tomado acciones precipitadas. No me siento completamente yo con esta frustración, necesito descargarla.
Enciendo la ducha de uno de los baños de la mansión de mi padre, me quito la última prenda de ropa manchada de sangre y me adentro bajo el agua para limpiar todo líquido espeso que quede de esa mujer. Me enjuago hasta que oigo la puerta, entonces sonrío, pero la ignoro, terminado de pasarme el jabón.
―Ya estoy aquí ―murmura y puedo notar sus mejillas rojas al verme desnudo, ya que la cortina de la bañera está abierta―. ¿Vas a decirme qué pasa por tu cabeza?
Me digno a mirarla directo a los ojos y le regalo una sonrisa.
―Solo si te bañas conmigo, esa es la regla.
―Eres un pervertido ―expresa molesta―. Ya te dije que...
―Estás enojada conmigo ―la interrumpo―. Lo sé. ―Me río―. Pero si quieres saber, mejor que empieces a quitarte la ropa. ―Me giro, dejando de mirarla y cierro los ojos, sintiendo el contacto del agua sobre estos―. Qué refrescante. ―Muevo mi cabeza un poco y, disimuladamente, miro como se desviste. Sus ansias de saber son más grandes que su pudor o su vergüenza―. ¿Has terminado? ―Vuelvo a reír y no responde, pero su lencería ya está en el suelo, así que muevo la mano, haciéndole una señal―. Ven aquí.
Acepta mi ofrecimiento y entra a la ducha, echa un respingo cuando se empapa con el agua.
―¡Está fría!
―Tardaste mucho ―bromeo.
―¡No es verdad! ―Me mira directo a los ojos.
―No te quejes, el agua fría aclara las ideas.
―Mejor dicho, te trae pulmonía. ―Rueda los ojos y me río―. Ahora ya sé cómo quieres matarme. ―Bufa.
―Hablando de asesinar... ―Agarro su hombro y hago que su espalda choque contra la helada pared. Tiembla por el escalofrío de la sensación―. ¿Tienes frío? ―Asiente ante mi pregunta―. Ahora te voy a calentar, no te preocupes. ―Sus mejillas vuelve a tornarse rojas―. Qué rápido se te suben los calores, Lady. ―Me río―. ¿Dónde me quedé? ―Me hago el pensativo―. Ah, sí, tuve un sueño la otra vez, donde te penetraba justo en un baño como este. ―Miro a un lado y otro, mientras su agitación aumenta, entonces me acerco a su boca―. Te di duro... tanto que te asesiné.
Su rostro se vuelve pálido.
―¿Me asesinaste?
―Sí. ―Muevo mi mano hacia mi pantalón, el cual está colgando a un costado de la bañera y del bolsillo saco un preservativo―. ¿Quieres probar? ―Apoyo el plástico sobre mis labios―. Claro que en el sueño, no usábamos esto, pero una cosa es un sueño y otra muy distinta es la realidad. ―Me pongo el condón mientras la dejo hablar.
Baja la vista.
―Deja de decir estupideces, Jayce, y dime lo que vine a oír.
―Todo a su debido tiempo, mi Lady, paso por paso. Mi cabeza es más complicada de lo que crees. ―Vuelve a mirarme cuando digo aquello―. Hay muchas cosas que no sabes de mí y otras que nunca sabrás. ―Levanto sus piernas y dejo que las envuelva alrededor de mi cintura. Cierra sus ojos cuando siente mi órgano viril, rozar su entrada―. Ábrelos, todavía no empecé.
―Mm, Jayce... ―Poso mi dedo en su boca antes de que me quiera decir algo.
―No será como en mi sueño, sería desconsiderado de mi parte penetrarte sin antes proporcionarte algo de placer, aunque también veo que estás pensando demasiado. ―Mis manos pasan a sus nalgas―. Eso también me parece inapropiado.
Presiono sus glúteos, y hace un leve movimiento al sentir el cosquilleo que le proporciono. La beso, así que me corresponde. Mientras, mis dedos se mueven y proceden a atacar su clítoris.
―¡Ah, Jayce! ―gime para mí.
―¿Ves? Ya lo estás disfrutando, ninguna otra cosa por la que preocuparse. ―Chuponeo su cuello―. Solo placer. Prepárate para ver las estrellas.
―Estoy lista. ―Cierra los ojos y los vuelve abrir cuando la penetro―. ¡Ah!
Comienzo a embestirla. Es el paraíso. Su espalda se mueve contra la fría pared, arriba y abajo por el movimiento, una y otra vez, sin dejarla respirar. La hago gemir a mi antojo y controlo que lo disfrute. La última vez me distraje y la posición jugo en mi contra. Igual soy un experto, eso no debió haber pasado, tendremos que repetirla.
Ahora debo concentrarme.
―¡Uf! Ellie. ―Chuponeo su pezón.
―¡Ah, Jayce! Dime ―jadea y al oír su exigencia, frunzo el ceño.
―Todavía no. ―bajo sus piernas y separo mi miembro de su intimidad. Entonces, me mira enojada, porque frené el acto―. Hay que terminar esto en otro lugar ―digo firme.
―¡¿Estás de broma?! ―expresa, flexionando sus piernas, para no sentir las palpitaciones de su interior.
―Ven aquí. ―Agarro su cintura y la guio a la puerta de la habitación―. Ponte en cuatro ―le digo, señalando la cama.
―¡No! ―exclama nerviosa y se aleja de mí―. No quiero saber nada sobre esa posición.
Camino hasta atrás de ella y la tomo de la cintura otra vez.
―Creo que este cuerpo, merece otra oportunidad. ―Presiono sus pechos y dejo varios besos en su nuca, creando el deseo―. Necesitas verte, notar que lo disfrutas y no como otra cosa.
―No entiendo a dónde quieres llegar con todo esto, me estás usando.
―No, solo te quiero mostrar lo que yo veo cuando estoy dentro de ti. ―La hago caminar hasta la cama y la inclino para que apoye sus manos en esta, gateando hasta el centro del colchón. La suelto, me posiciono y la hago agacharse, para prepararme para penetrarla, nuevamente―. Mírate y demuéstrame que eres perfecta para mí ―susurro en su oído―. La única.
―La uni... ―Intenta procesar lo que le dije, repitiéndolo, pero adentro mi miembro en su feminidad, quitándola de sus pensamientos―. ¡Ah!
La embisto una y otra vez, cerciorándome que se mire en su reflejo. Su rostro se mueve hasta la imagen seguidas veces, y noto como se excita, me aseguro de que lo haga.
―No cierres los ojos ―le digo cuando está a punto de hacerlo.
―Pero, Jayce... es vergonzoso, ah.
Me río al notar que es la Lady salvaje de siempre, la que necesita ser corrompida, demostrando que no está enojada en este momento.
―Supongo que es hora de decirte que es lo que pasa por mi cabeza.
―¿De verdad?
Me inclino y sigo embistiéndola. Pongo mis dedos en su boca, entonces cierro los ojos, muy excitado.
―Pero antes voy a correrme.
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Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]
ActionEllie Divine, es la hija de un traficante de personas, la mafia más perversa, la red de trata. Ella odia a su padre, por los maltratos constantes que recibe su madre. Un día, harta de la situación, por un arrebato y en defensa propia, termina asesin...