Ellie
Una semana después...
Estoy nerviosa. ¿Cómo he llegado a esto? ¿Cómo es que la sugerencia de Cross se ha convertido en algo tan enorme? Sabía que muchas personas querían matar a Jayce, pero nunca pensé que tantas. Le tienen tanto miedo separados, pero unidos se convierten en una destrucción total. Todo por un objetivo en común.
Yo.
Mi existencia es tan influyente que hasta da miedo. Nunca pensé que llegaría un día como este. Planeaba juntar dinero e irme de la vida de mi padre y ahora estoy aquí. Por haberlo matado y recibido todo lo que le pertenece. Esto es patético, no debería ser así.
Ahora se ven como súbditos leales, pero si logran su objetivo, yo seré su presa y todo por culpa de Cross, anunciando que necesito ayuda. Ronald Rockefelle con el asunto de mi madre. Y porque no incluir a Jayce, ya que se ha vuelto loco.
O ya lo estaba. Pero ahora lo demuestra.
―Esto va a terminar mal, parece ―opinan detrás de mí y me doy vuelta, reconociendo la voz―. Deberías irte. Digo, por tu bien.
―Nok. ―Frunzo el ceño―. No te hagas el santito.
Se ríe.
―No lo hago, soy educado.
―No creo que sea muy educado secuestrar a mi amiga que... ―Miro a un costado―. Ya no es mi amiga.
―¿Quieres vino? ―ofrece y niego con la cabeza.
―No quiero nada, deseo que esto acabe, y también... ―Me detengo, pensativa, y miro hacia todas partes―. ¿Dónde se encuentra Claire? Creí que estaba ―opino.
―¿La rubia? Oí que quería conseguir el disquete de los Señores Letra ―me explica, tranquilo.
―¿Ya lo hicieron? ―Me sorprendo.
Se ríe.
―La mafia quiere ser organizada de una vez por todas.
Bufo.
―Qué estupidez, tanto por un disquete. ¿De verdad tiene el secreto de Jayce esa cosa? ―expreso pensativa.
―No lo sé, son datos de todas las redes de trata que conforman la Sociedad de las Letras, no sé cómo puede estar el secreto de un hombre ahí. ―Mira su copa de vino y luego me sonríe―. Bueno, yo me retiro, no tengo nada que hacer aquí.
Me cruzo de brazos.
―¿Qué? ¿Tú no quieres matar a Jayce? ¿Me tengo que sentir halagada o algo? ―Ruedo los ojos y el morocho se ríe―. ¡¿Qué?! ―insisto, ya alterada.
―Esto ya ha llegado demasiado lejos. ―Apoya su copa en una mesa―. Y admito que me tienta el poder, pero no quiero estar en una masacre por este, así que me moveré a un costado ―aclara y me sorprendo.
―¡Vaya! Entonces, se acabó, ¿tú no me perseguirás más?
―Eso mismo. ―Besa mi mano―. Ha sido un placer conocerte, adiós, Ellie Divine. ―Antes de retirarse, apoya un papel en la mesa y aún estoy impactada por su reacción.
Me giro y veo un portafolio. Son las fotocopias que le di del contrato de Jayce, eso demuestra que dice la verdad. Ya no lo veré más, sigo sorprendida. Corto el papel en pedazos y lo tiro a la basura. Frunzo el ceño al ver entrar a Rockefelle al salón. Aunque no viene solo. No reconozco a sus acompañantes, uno es rubio como él y el otro es castaño, pero es notable que sean más jóvenes que el viejo infeliz.
―Buenos días, señorita Divine. ―Sonríe el desgraciado y yo frunzo el ceño―. Qué arisca, ¿no crees, Edwin? ―le pregunta al rubio.
―Concuerdo. ―Se ríe el joven.
―¿Ves, Dean? Tu hermano sabe cuándo hablar.
El castaño rueda sus ojos azules.
―Solo digo lo que pienso.
―Discúlpenme, pero ya me voy ―acoto para irme, pero Ronald sigue insistiendo y se pone delante―. Déjeme pasar ―exclamo molesta.
―Pero si ni te he presentado a mis hijos.
―Ellos ya se presentaron solos, ahora déjeme pasar ―expreso determinada.
―Deja a la chica, papá ―dice el tal Dean.
Ronald rueda los ojos.
―Otra vez hablas cuando no tienes que hablar, no te metas dónde no te llaman ―lo reprende, pero luego ve a Cross y decide cambiar su objetivo―. Necesito aumentar mi negocio, ahora vuelvo. ―Veo cómo se va y el tal Edwin lo sigue.
Cuando Dean va a hacer lo mismo, antes lo detengo.
―Te agradezco.
Sonríe.
―De nada. ―Luego suspira―. Oí lo de tu madre, no me pareció correcto lo que hizo mi padre ―opina―. Si sirve, lo siento.
―No tienes que disculparte, pero gracias. ―Sonrío también.
―¡¡Dean, deja de coquetear y ven aquí!! ―le grita el viejo insoportable―. ¡¡Hay que hacer negocios de una vez por todas!! ―sigue chillando, es tan irritante.
―El deber llama ―dice y se va.
―Qué agradable ―opino alegre mientras lo veo alejarse.
―Sí, mucho, ¿no?
Trago saliva al reconocer su voz. No puede ser. Todos se ponen alertas y yo me doy vuelta, sintiendo que voy a paralizarme en cualquier momento. Sus ojos miel, vacíos, sin alma, me observan mientras toma una copa de vino, sentado en aquella silla.
―Jayce ―lo nombro, sintiendo que me falta el aire, que pronto voy a perder si no hago algo.
Él sonríe con malicia.
―Hola, cariño.
![](https://img.wattpad.com/cover/86955523-288-k642591.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Perversa Oscuridad: Orígenes [#6]
ActionEllie Divine, es la hija de un traficante de personas, la mafia más perversa, la red de trata. Ella odia a su padre, por los maltratos constantes que recibe su madre. Un día, harta de la situación, por un arrebato y en defensa propia, termina asesin...