Episodio 4._ La otra doméstica

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—¡Solo fue un accidente!, no tienes por que reaccionar así. Debemos estar unidas, ser amigas.

Exclamo Achik acercándose a la esclava golpeada, la rodeó con sus brazos amistosamente acariciando su mejilla y dandole apoyó moral.

—Yo no soy cualquier empleada, vez acaso una cadena en mi cuello, visto acaso arapos mugrienta o tengo el cabello enmarañado o huelo a caballo como estas.

Bramo la aún desconocida a la india, la cual por un momento se sintió confundirse ante aquellas respuestas.

—No, pero...

—¿Quién eres de todos modos?, Nunca te habia visto por aquí. ¿Cuándo te compraron?

—¡A mi nadie me compro!

Gritó Achik ofendida, alejándo rápidamente de quien abrazaba para encontrarse a centimetros de la desconocída clavando sus ojos negros como el carbón en las orbes chocolate de la prepotente.

El ambiente torno pesado, las esclavas reunidas miraban en silencio sujetando sus tazones escépticas ante la discusión que veían, temían que se desatara una pelea entre ambas domesticas arrastrándolas en problemas a todas. La esclava más anciana entre ellas, la cual poseía 65 años intervino.

Era algo alta y robusta, su cabello negro y rizado enmarañado entre si, y de profundas arrugas, el todo a enorme ojeras la hacían ver más vieja y cansada.

—Dejen de pelear, si Fernanda las escucha nos meteremos todas en problemas. Por favor Gabriela, por favor Achik, paren su conflicto.

Sonrió la mayor oponiéndose entre ambas intentando separarlas con las manos, observo a las jóvenes. Achik relajo su cara de enfado pero la recupero ante la acción violenta de Gabriela.

—No me toques con esas manos vieja asquerosa.

Compuso con rabia empujandola. Rahma cayo al suelo, la pobre anciana se levantó con fatiga sobando su cuerpo, la india no tolero tal afrenda.

—Acaso tus padres no te enseñaron a respetar a tus mayores.

—¡Padres!, Yo no tengo padres. ¿Quién te crees que eres para juzgarme?, India.

Exhalto esta frunciendo aún más el seño, de hecho trono sus dedos enfadada dando a entender un conflicto.

—Soy Achik y no es así como debes comportarte con los demás, da respeto para recibirlo.

Respondió imitando el gesto de la otra en burla y rabia, la discutida esto lo tomo como ofensa. Las esclavas se dieron cuenta y deseaban advertir a la pobre india de lo que vendría.

Gabriela abrió toda su mano aventandola a la mejilla de la indígena, pero golpeo el viento dado que Achik fue ágil esquivando, intento golpearla de nuevo, más de un respingo volvió a esquivar el certero golpe.

Y si, ella era muy ágil pero no era tan pacífica. Estaba perdiendo los estribos, sin resistirse le infligio un fuerte golpe en la frente.

Gabriela catapultada por el daño resbaló hacia atras agarrandose de la mesa de marmo en reflejó, exhalo enfanda acercandose certeramente a su adversaria quien sin temor la esperaba en guardia. La discusión finalizó fulminantemente ante la llegada del ama de llaves.

—¿Qué sucede aquí?

Las presentes se helaron, miradas de pánico se intercambiaban en un intento de que alguien emanara palabra pero al parecer a todas la voz las había abandonado.

—¿Y bien? ¡Acaso se les cayo la lengua!, o es que estan demasiado cansadas para abrir la boca.

—¿No sucede nada? Gabriela resbaló y por la impresión exclamamos de pánico al peligro que pudiera lastimarce.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora