Capítulo 30._ Una vía.

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Achik :

Era la cuarta vez que la despertaban los picoteos y gritos de los trabajadores. La luna aún estaba en el cielo y por asomo la luz del nuevo día.

Porque carajos habían esclavos y obreros picando el jardín a esas horas tan profundas.

Cuando le dieron el cuarto con vista al jardín penso que había obtenido la mejor de las suerte, ya que la vista era hermosa.

Pero no imaginó que por alguna extraña razón habían trabajos de construcción y que tendría que aguantar tal tortura.

En la mañana se ocupaba de atender a Sebastián, lo cual era casi inexistente ya que le chico prefería hacer las cosas solos o se iba la mayor parte del día al gran edificó donde solo podían ingresar figuras ilustres.

Ayudaba siempre que podía, pero las esclavas y domesticas no la dejaban tocar nada por defidencia.

Así que podría tomarlo como vacaciones, de no ser por las noches  de insomnio que estaba aguantando. 

No creia que fuera correcto aprovecharse de esa manera de la situación, no estaba haciendo nada y sentía un raro malestar. El virrey trataba como rey a Sebastián, valga la redundacia. Porque estonces el joven Castellanos le mintio a sus padres sobre eso.

Todo era tan confuso y raro ahora que estaba aún más alejada del bosque donde nacio. Tal vez podria recomenzar desde 0 en esta nueva ciudad y poner mas distancia de sus dolorosas memorias.

Mas sin embargo ahora se sentía atada y no se queria marchar de esa casa donde nada era lo que parecia y todos se llevaban tan mal que podria ser un infierno.

Extrañamente la enemistad que parecía haber entre ella y Gabriela parecio mutar en una extraña amistad con la mulata. Ya no se llevaban tan mal e incluso pudo ver una rara sonrisa en la cara de la otra cuando hablaban.

Esa chica estaba muy rota, lo sabia. Pero el caparazón con el cual envolvió era duro y tenía curiosidad por saber que la convirtió en una persona tan defidente, apatica y frivola.

La joven le dio vagos detalles, pero no er suficiente; sabía que Gabriela sufría por su madre, pero no sabía más.

Su amistad con las esclavas por otro lado se había deteriorado y ya ni siquiera la saludaban.

Deseaba saber que provoco esa actitud de rechazo, no quería enemistad con ninguna, pero no podía forzarlas y comenzaba a darle igual.

Lo cual la asustaba y tenía confundidada; acaso se estaba volviendo indolente.

Sebastián:

Debo admitirlo muchacho, tus conocimientos lingüísticos son amplios y sabes más que mis propios sabios, y eso que ellos estudiaron en las mejores universidades de Europa.

Elogió el hombre tras ver la traducción impecable y sin errores  que el muchacho había hecho en solo tres horas.

-Podrias ocuparte también de estos.

Pidió el hombre extrayendo unas páginas amarillentas y muy deterioradas.

-Uno de mis traductores acaba de morir de disentería esta mañana, y el otro ya está trabajando en un proyecto que le encomende unos días atrás.

-Puede contar conmigo señor.

-Gracias, me alegra saber que mi fé esta justificada.

-Me está dando demasiados méritos.

-¿Quién te enseño tan bien el latín? Dominas con maestría el francés y hasta sabes de italiano.

Para ser alguien que no ha salido nunca de las colonias, tienes conocimientos de noble.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora