Capitulo 28._ Sigueme

102 15 22
                                    

Sebastian:

—No entiendo un carajo de lo que aquí esta escrito.

Grito Ruben casi rompiendo la correspondecia que espectaba a su hijo menor.

Sebastian escondido y molesto por la violación a su intimidad queria salir y recrimnarle a su padre su osadía.

Pero no era sabio y seguro sabiendo como era ese caracter cambiante de su progenitor. Gomara río sonoramente, le hacía gracia la cara frustrada del hombre.

—La carta esta escrita en francés.

Le aclaro finalmente la mujer acomodando la diadema en sus cabellos.

—¡¿Y porque el virrey usaria esa lengua de afeminados?!

—Porque el virrey es una persona muy culta; un genio. Y retuvo segun el, que alguien de su mismo nivel intelectual tenía que tener iguales conocimentos.

La cara del hombre doblo más en irá, odiaba no saber lo que allí ponía.

—Tu hablas frances, dime lo que aquí pone.

—Lo se hablar, es verdad. Pero no se leer, soy mujer, recuerda.

Volvio a sonreír ella.

—Si te lo leo, podrías entenderlo.

—No es como nuestro idioma, Ruben. La lengua galica se escribe en una manera y se pronuncia en otra, por eso la gente se maravilla tanto.

—En todo tienen que complicarse esos malditos.

—No hagas corajes y dale a tu hijo esa letra, no querrás hacer esperar a su majestad el Virrey de la nueva granada.

Burlo una vez mas la fina dama desafiante, disfrutaba cuanto el castaño  ver derrotado al Valenciano.

—Se la llevaré después, tengo que meditar esta situación.

Dijo el hombre confundido. Alzo y se marchó lejos, solo entonces Sebastián respiró más tranquilo.

—Ya puedes salir de tu escondite muchacho.

Eso tomo por sorpresa al castaño. Aún así se hizo coraje y bajo hasta la mujer, la cual ventilaba con su abanico.

—Sabes joven, pese a ser un manchado, tienes tus virtudes.

Reconoció la mujer algo socarrona, el muchacho seguía sin entender ese carácter de la rara dama.

—¿Como sabias que estaba allí?

—Te diré un par de cosas que te servirán hasta tu muerte, y no debes ignorar.

El joven asintió con total atención y sinceridad.

—Las mujeres no solo estamos para parir, criar o divertir a los hombres. Por tu actuar y comportarte se muy bien que no eres un diferido como los hombres que conozco.

Pude notarlo muy bien, cuando no reaccionaste a mi insultó y me ignoraste. Eres inteligente al no caer en las provocaciones, sigue así.

Como mujer he aprendido a diferenciar las frutas podridas, de las medias y las buenas.

Los hombres ignoran mi presencia, hacen caso omiso a mis consejos o siquiera creen que tenga cualidades más allá de mi cuerpo.

Después de pasar décadas con nobles, artesanos y pueblerinos, puedo ver lo que los hombres ignoran a quien consideran inferior.

Ellos no saben que siempre hay alguien escuchando lo que no debe, siempre hay alguien esperando a que otros cometan errores.

Siempre hay alguien esperando las desgracias de alguien más, y sobre todo siempre hay alguien que dirige las acciones de alguien más.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora