No era lo que deseaba 3

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-Claro que si mama, papá no tardara en llegar de la guerra.

Le dijo la hermosa doncella de rubios cabellos cepillando la cabellera grasienta de la catatónica mujer.

Valeria sonrió cenilmente y asintió volviendo a mirar en dirección de la ventana.

Helena como podía arreglaba el despojo viviente en el que se había convertido su mamá, pero era inútil.

La mujer se veía cada vez más demacrada, flaca y desaliñada. A mala pena comía y las personas del convento no se preocupaban tanto en cuidarla.

Ya no hablaba y parecía reconocerla cada vez menos, ni su nombre pronunciaba ya. Pero Helena pese a todo seguía visitando a su madre.

La limpiaba, le metía a la fuerza los alimentos y acariciaba la cabeza de su madre cuando esta dormía.

Pagaba más que bien para que su madre sea atendida cual reina, pero nadie allí se molestaba en asistirla más del debido.

Resignada regreso a su casa cada vez más decadente, sucia y oscura. Había hecho a menos de los domésticos y la única habitación de ese lugar que aún mostraba brillo era su cuarto y el de sus padres.

Cocinaba una insípida sopa cuando llamaron a la puerta, pensó seria su amigo François quien le había mostrado un gran apoyo moral pese a que los padres del hombre la trataban de apestada.

En su lugar hayo un menudo sujeto quien le dio una carta y se marchó al instante. Busco a alguien que se la leyera; la carta tenía una fecha de hace 6 meses y venía de las colonias.

Al abrirla su vida solo pudo ir más en descenso. Su yaya le comunicaba que su abuelo estaba muy enfermo y los doctores no le daban muchas esperanzas de vidas.

Hubieran deseado viajar hasta España e ir de personas para visitarla, pero el anciano ya no soportaría un viaje tan pesado y largo como atravesar un océano.

La chica se resbaló por el suelo y aplastó su boca llorando, lloró como una loca arañando la madera hasta que sus dedos sangraron.

"Se iba a quedar sola"

SOLA;

La palabra que más miedo le daba en su vida y tenía un significado para ella más atroz que la muerte.

Si soportaba el infierno en el que se había convertido su vida era por su madre y el único amigo que le quedaba.

Una que otra visita la recibía de viejos conocidos, pero era para insinuar prestamos, favores o propuestas indecentes.

-¿Estás ahí?

Después de dos horas llamaron a la puerta y era el joven francés quien pasaba como siempre ha visitarla. Salto a sus brazos y lloro desháganse por la actual situación.

La chica sonrió y lo invitó a su hogar, el chico asentía y la consolaba, tenía labia y sus frases la animaban.

Pero ahora incluso el muchacho no sonreí, parecía distraído y Helena dio el paso preguntando que acontecía.

-Mis padres vuelven a Francia, parece que el rey les ofreció un fuero y no quieren desaprovechar esa oportunidad

Los ojos de la joven llenaron de lágrimas.

-¿Cuando te marchas?

-En dos semanas, mi padre ya vendió sus propiedades y compraron una hermosa Ville en Versalles.

La realidad y las palabras nunca fueron más dañinas. Queria gritarle, pero no podía recriminarle nada al joven frente a ella.

Las intenciones de François eran convertirla en su esposa, pero sus padres no aceptaron el matrimonio y más ahora que la imagen de la española estaba tan manchada.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora