Capítulo 9._ Difícil convivencia

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Un estornudo escapo de sus fosas nasales ante la montaña de polvo que entro a su nariz, la cantidad de basura acumulada debajo de su cama la sorprendio, parecía que aquel cuarto no fue limpiado en meses, posiblemente por lo cansada que estaba no había percibido aquella tierra en su cuarto.

Ya era tarde pero la deseperaba el haber visto la cantidad de pelusa bajo los anaqueles, se encontraba muy cansada siquiera para pulir, despues de volver con Sebastián, Fernanda le habia ordenado enseguida limpiar la cocina llegando a la incomodidad con algunas de las esclavas que cocinaban en aquel momento.

Despojo de aquellos sudados, sucios, malolientes e incómodos hábitos quedando con una camisa de algodón la cual cubría su pecho y la sotana, se sentía tan sucia que anhelaba la hora de volver a arrojarse en aquel rio que recorría parte de la hacienda y lavar la suciedad de su ser, busco en el saquillo los hábitos más limpios que pudo encontrar.

En su afán toco algo frio y duro, envolvió con sus dedos enfocando el crucifijo que su papá le regalo el día de su primera comunión y padre Paul bendijo, de aproximadamente 12 cm de largo resaltaba por la belleza dorada, su padre lo creo fundiendo las pocas reliquias de oro de su família, era simbolico ya sea por su valor y su significado.

-Guagua mia, este crucifijo esta hecho con el oro que tu abuelo obsequió a mi padre y el obsequio a mi y antes de el su abuelo obsequió a el, pero ahora que estas encomendada a dios deseo que puedas llevarlo siempre acompañada por nuestro ancestros y salvador.-

Aquello acontecio hace pocos meses, revivio las caras de asombro de los presentes ante tal hermoso don, en aquel momento su fe era inmensa, entre cerro sus orbes negras dejando escapar una lagrima, por esa noche envolvió por aquel lejano recuerdo de alegría.

Tras días de empeño en su nuevo trabajo su cuerpo por si solo se habituo a despertarse en perfecto horario, frego sus ojos poniéndose en pie. Busco en el armario hayando apenas un traje limpio, debía preocuparse por lavar en cuanto pudiera los otros. Con menos dificultad y aún con algo de torpeza vistió bajando a la sala.

Como era lógico Rahma, Aziza y otras se encontraban limpiando y cocinando empeñadas en sus tareas absorbidas por sus propósitos sin preocuparse por su entorno, se fijo días atrás de un detalle que dejó escapar.

Y es que las esclavas a diferencia de ella trabajaban antes, posiblemente una hora primero que ella, en esa lapso desayunaban preparándose para sus quiaseres obligatorios, repetitivos y sin compenso más que el de desayunar un pan duro como piedra , almorzar una sopa de agua con escasas verduras y una cena ligeramente nutriente.

Con un buenos días llamo la atención de todas recambiando el saludo, camino versó la alacena extrayendo el pan viejo, acomodo devorando como podía la masa crocante acompañado por algo de agua.

-¡Que patética eres!-

Escucho a Gabriela la cual la observaba risueña, trago concentrándose en seguir masticando entre tanto la vista de las demás posaba en ellas.

-Pudiendo comer algo mas te empeñas en tragar ese pan viejo comida de esclavas.-

-Es lo que hay.-

-Para ellas.-

-Pero apuesto a que no sabías que por ley y derecho los patrones son obligados a darnos comida más sustanciosa y menos magullada.

-Prueba esto.-

Propuso la mulata colocando a su lado un pan similar al que con fatiga sus dientes trituraban.

-¿Que tiene este de especial y diferente al pan que comó?-

-Todo. No es un pan de días, por mucho es de ayer y aún esta suave, no te rebajes al nivel de esas negras y se más. Posiblemente no te informaron por envidia pero tu puedes comer mejor, no te alimentes con esos panes viejos, no bebas esas insaporitas sopas repetitivas, aprovecha lo poco bueno que te da la vida.-

Informo Gabriela posando sobre la mesa mantequilla, frutas y mermeladas. La mulatas empezó a comer provocando en la india gula, anhelaba comer esas peras verdosas y ese pan morbido pero por respeto a las demás finalizó devorando el viejo pan, levanto ayudar a Rahma mientras que Gabriela la miraba algo anonadada y desafiante.

Percibía algo oculto en la mulata, le inspiraba pena y una diminuta desconfianza más en el fondo percibía algo que no podía explicar ahora, dentro de ella sentía que esa actitud petulante de superioridad y abuso era una máscara ¿O no?

-Muy bien vagas es hora de servir a vuestros superiores. Gabriela, hoy te encargarás de servir a los señores y después lavaras toda la ropa. tu india encargate de quitarle todo el polvo a las habitaciones de la primera planta.-

No le gustaba esa altanería de Fernanda, era una empleada más en esa casa ¿Pero porque tenia tanto dominio sobre ella y las demás? Ella decía salten y las esclavas saltaban, incluso con ellas acaparan esa prioridad obligadas a obecederle sus ordenes, solo eso daba; ordenes, en los pocos días que llevaba ahi no la había visto hacer otra cosa.

-Eres sorda, deja a esa negra y haz lo que te dije.-

Grito asustando a las presentes, trago aire pasando a su lado. A solas en el piso asignado soltó un gruñido de rabia. Armada con el plumero y la escoba adentro al resto de habitaciones, muchas lucian similares a la suya con un decorado diverso, algunas otras estaban completamente vacías y otras parecían a medio terminar o simplemente estaban dañadas.

A mitad del día fue llamada a almorzar, una vez más bebía del tazon sudando aún más por el hervir del líquido, de soslayo oteaba a Gabriela quien comía unas tortillas y vegetales anhelando eso, y no era la única.

Torno a sus labores de limpieza, levantando montañas de polvo, verso la noche podía dar por concluida su tarea, aprovecho del hecho que en la planta estaba su cuarto quitando toda suciedad.

Faltaba una alcoba, giro el pomo más esta no abrio, la habitación estaba cerrada a llave y esto le estaba extraño, no forzó nuevamente la cerradura marchándose a la planta baja apenas en tiempo para la cena.

Tras finalizar el alimento cada quien se retiro, saludo a sus pocas amigas marchando por la gran puerta, acompañada por la otra doméstica ascendieron en silencio, de su bolsillo la mulata extrajo una llave abriendo el cuarto que antes estaba cerrado. Sin prestar más atención entro a su habitación deseando solo dormir, gruñendo su estómago por la escasa y mala alimentación.

Un grito la estremeció, levanto de su lecho corriendo por los tablados y frios pasillos golpeandosé en la penumbra, los gritos cada vez eran más fuertes, subió una rampa de escaleras más llegando a un piso para ella descocido y nuevo guiada por esos chillidos.

Caminó por amplio pasillo arrivando ante una puerta detallada pero imposible de apreciar por la escasa luz lunar.

-¡Eres una guarra! ¿Estupida? ¡Hija de un padre manchado! Inservible, has fracasado como madre, me oyes Helena.-

-Eres tu que no me entiendes, si prestarás más atención a nuestro hijo el....-

-¡No me contradigas!-

Reconoció la voz de Ruben, escucho claramente el sonido de una bofetada, apego su mano a la madera pero su muñeca fue agarrada saltando por el susto, dirigió su vista ante ella encontrandose con Sebastián, sus ojos verdes como los de un gato resaltaban en la penumbra.

Vestia únicamente un pantaloncillo a pecho desnudo, su cabello suelto largo pegaba a su frente por el sudor mostrando un aire desganado y molesto.

-¡Vete de aquí!-

-Pero.-

-Vete.-

-Acaso no escuchas, como podría...-

El muchacho no proferio más palabra, apretando el agarré entorno a su muñeca la arrastró con fuerza junto a el hasta su alcoba.

N.A:

Prometo explicar varias cosas de ciertos personajes mas adelante.

Muchas gracias por seguir esta historia, casi llegamos a las 900 visualizaciones y de allí faltara poco para las 1000.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora