Dolia, claro que dolia, su mandíbula no soportoba el dolor. Aquél puño de su adversario casi le hace saltar más de un diente, lamio con su lengua aquel agujero donde antes estaba su molar izquierdo.
Nadie nunca dijo que sería todo marchas y ejercicios, lo sabía bien y su cuerpo era el testigo de esos meses de entrenamiento y duro laborar. Los entrenamientos eran cada vez más agresivos y sus rivales aún más competitivos en un tentativo de destacar ante el general.
No tenía tiempo de percatarse en el insignificante dolor de haber perdido un diente, en las guerras sufriría cosas muchos peores. El haber perdedido parte de su dedo meñique durante una práctica no era nada y la cicatriz que ahora decoraba su abdomen poco le importaba.
Escupió plasma escarlata, irguio aún más furioso que antes afrontando a su rival, el joven y destacado Casimiro Castellano. Uno de los alumnos mejor preparados de aquella escuela militar, el mismisimo general lo tenía en alta estima por su comportamiento y actuar en el arte de la guerra.
El era sin lugar a duda el soldado perfecto, siquiera había podido infringirle un golpe. Cargo con ira siendo interceptado y devuelto al lodo de una patada. Tosio, con dificultad puso en pie, pero todo daba vueltas y cayó cansado por la dura paliza.
-Por hoy es suficiente, regresen a sus habitaciones y no olviden pulir sus fusiles, mañana habrá práctica de tiro.
Informo el general Emanuel, los cadetes obedecieron cual animales adiestrados marchándose. Frustrado volvía a su cuarto, mientras volvía con el rabo entre las piernas por perder, su rival era homenajeado. No le tenía odio, más bien poseía envidia por el exelente futuro que se abriría para este.
Casimiro al igual que el, entro en la academia fuera de curso. Quedaba claro con solo verlo de ya, que seria alguien muy prometedor en el ambito militar.
Y efectivamente, Miguel le habia dicho que ese joven provenía de un largo linaje del cual destacaban los mejores soldados, que siempre estaban al servicio de nobles. Luois desencajo su mandibula al saber que el padre de este era parte de la guardia del rey Felipe V.
Recosto en su lecho, sentía que nunca llegaria a ningun lado si no triplicaba sus esfuerzos. Su miedo era la vergüenza de ser descubierto. El las últimas semanas los cadetes iniciaban a sospechar de sus verdaderos origenes, el miedo lo acosaba cada noches. Tocaron a su puerta.
-¿Qué sucede Alejandro?-
Pregunto a quien podía considerar su mejor amigo en aquellos momentos, el único que no mostraba curiosidad sobre su persona y congeniaba.
-Llego esta carta para ti.-
Entrego la carta, hizo un inclino militar y se marcho. Sospechaba de quien podia arribar, y no se equivoco;
27/02/1734
Querido hijo.
"Tu padre y yo no podemos no sentirnos decepcionados por tu comportamiento. Cada noche rezo a nuestro señor para que estes bien y no te suceda nada malo.
Son tantas cosas que un simple papel no bastaría para relatarte las ansisas que como madre me aquejan por tu persona, no nos duele el que nos hayas robado, ven si el que te hayas marchado.
Tu padre ha hecho lo posible y finalmente hemos conseguido encontrar un navio lo suficientemente seguro para embarcarnos hasta España, si Dios lo permite. Estaremos arribando para el mes de Abril, te amamos y esperemos que nos recibas con brazos abiertos."
Camille Lapoix.
Vergüenza y arrepentimiento, eso fue lo que retubo. Una lágrima descendio de su mejilla, frustrado llevo sus manos a su cabello y tiro hasta que el dolor le hizo sentir algo de paz en su interior.
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CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)
Historical Fiction¿Como sobrevivir en una sociedad colonial mezquina y egoísta? ¿Que hacer cuándo eres parte del último peldaño en la jerarquía colonial? ¿Dónde esconderte cuando te juzgan por algo que los nobles tachan de errado? Achik deberá aprender a vivir en una...