Capítulo 36 : Conclusiones.

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Eduardo:

La boda fue seguida por una costosa ceremonia llena de música, discursos cargados de una efusividad que el esposo no sentía.

Parecía qué ése compromiso solo estaba hecho para que su padre y su amigo finalmente pudieran llamarse familia.

Isabel no paraba de sonreír y Eduardo se preguntaba si ha diferencia de el, ella si sentía emoción por el matrimonio o estaba fingía.

Por cuanto el lo intentara, no concebía curbar por mucho tiempo sus labios, tal vez la vida marital fuera menos pesada.

Algunos bailaban, otros hablaban entre ellos y muchos venan cada dos segundos a darles sus bendiciones por su union; algunos venian con un regalo o intercambiaban una que otra palabra sobre las maravillas de la familia.

Eduardo solo deseaba que todo terminara rápido y reflexionar en silencio dentro a su cuarto, aunque callo en cuenta que no estaría solo y con el estaría Isabel, su intimidad no existía mas.

-Damos las gracias a quienes asistieron a este maravilloso día, les deseamos una buena noche.

Se forzo a decir Eduardo tomando de la mano a su esposa, la gente sonrió y la paz volvió a la casa. Sus padres se despidieron de ellos, Sebastián le dedicó un rapido saludo que parecía más un pesame.

Ya en la soledad de los pasillos Isabel se quitó su sonrisa.

-La mitad de los invitados eran unos miserables, tu padre debería elegir mejor a sus conocidos.-Compuso la castaña suspirando.

-Son socios de mi padre, algunos tienen cierta influencia o son familias que no esta de más tenerselos cerca. Incluso en los negocios, hay que tener estrategia. Eres mujer, no sabes nada de estas cosas.

Respondió el rubio ofensivo, la chica no se indignó, empezo a reir como desquiciada.

-Oh claro, tu sabes solo de guerra. Me había dicho mi padre que tu hermano y papa se dedican a mantener a flote los negocios de esta familia, y tu, ¿que haces?

-Lo mismo que tu hermano, luchar por el imperio y hacer que amargadas como tu duerman por las noches sabiendo que tienen un amparo.

-Soy una mujer yo; mi trabajo es ser madre, esposa y guiar a mi esposo e hijos.

-Obedecer a tu esposo y parir hijos, ahora te pido que te calles.

Isabel torció sus cejas, mas no dijo nada y siguió a su marido de regreso a la habitacion. La joven como siempre expresó una que otra queja, pero al final se tranquilizo y tras las asperezas inciales, consumio su papel como esposa aquella noche.

A la mañana siguiente su hermano se estaba preparando para irse de regreso con su majestad, el rubio noto que estaba por llevarse a la domestica indigena, es más, ya tenia el carruaje listo.

Enserio le sorprendía que su padre no notara en lo que Sebastian se estaba metiendo.

Por otro lado su padre era un hombre influenciable por las circunstancias, desde que arribo la letra del virrey, tenía a su hermnao sobre un pedestal y Ruben estaría dispuesto a acceder a cualquier petición que el castaño pidiera.

-¿Porqué la india va con tu hermano?

Preguntó Isabel observando el carruaje con esa mirada de superioridad y disgusto que la caracterizaba.

-Es la acompañantes de mi hermano, lleva servitud con el ya que virrey no es capaz de darsela.

-Es que sois idiotas, esta claro que esa india es su amante, se lo dire a tu padre.

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora