Eduardo:
No lo podía creer, Eduardo estaba atónito. Había logrado calmar y manipular a su padre para que no le inflingiera ningún castigó.
Cuando Gomez llegó y hablo con Rubén, el general solto mil y un motivos para que el patriarca de los Castellanos castigará a su primogénito.
Y de hecho lo había logrado, Rubén quedó hecho una furia tras hablar con su mejor amigo y esperaba expulsando truenos la llegada de este.
José había practicado mucho su monólogo y se esforzó profundamente en las frases, palabras y sílabas que usaría para explicarse con su padre.
No atacó a los Vitella por orgullo o honor, lo hizo a posta, esperaba provocar disgustó en el hombre, tanto que este llegara a romper sus compromisos con Gomez.
Pensó que si lograba dañar el negocio del general, lograría que este se disgustara y cancelará su futura boda con Isabel.
Ni el mismo sabía que era lo que quería, se acostaba en su cama y tras cerrar sus ojos se preguntaba si deseaba o no unir su vida con la joven.
Mientras que habían noches en las que la idea lo ilusionaba y se imaginaba como tu un señor dirigiendo la hacienda y negocios e familia junto a su esposa y primeros hijos.
Esta linda imagen se opacaba rápidamente por los defectos que su mente sabía e ignoraba.
Un infierno al lado de una derrochadora egoísta, edonista y tacaña. Que le haría la vida un infierno y se encontraria poco dispuesta a seguir su voluntad.
Ambos escenarios se alternaban en su cabeza y por fin decidió que tenía suficiente.
No ataria su vida a la de Isabel y buscaría una esposa que le obedeciera como un perro.
Por eso cuando vio la oportunidad, provocó disgustó en los Vitella.
-A mi también me disgusta ese hombre, hijo mío. Y aunque he deseado por mucho decirle las verdades en su cara, me he contenido para no acabar en los chismes de los demas.
Hiciste bien, es verdad. E incluso siento un ligero libido de alegría al saber que Gomez no volvera a comerciar con ellos.
-Padre, yo.
-¡Silencio! Cabe recalcar que fuiste grosero y ofendiste a mi mejor amigo y tu futuro suegro.
Eduardo se disgustó.
-Es por eso que como disculpa, tendrás que obsequiarle la mitad de tus caballos al general.
El chico estubo por prostestar, pero la mirada de su padre hizo que se tragara las palabras.
-Vendran esta noche a cena, ve a arreglarte y muestra arrepentimiento. Estamos a días de tu matrimonio, se más recatado Eduardo.
Rubén se fue del cuarto, una vez que las puertas se azotaron, Eduardo camino hasta una de las paredes y golpeo con fuerza el muro hasta sangrar.
Le había salido el tiro por la culata.
Achik :
—¡volveremos a la hacienda!
—La semana próxima, es la boda de mi hemano con Isabel.
—¿y después?
Pregunto la indigena nerviosa, le gustaba la casona del virrey, el ambiente era más amigable, menos opresivo y había hecho nuevas amistades en las pocas semanas desde que habían llegado.
—Volveremos aquí.
—¿Y porque no te vas tu solo? yo puedo esperarte. No soy tu esposa.
Reprocho ella sería y con esa actitud que un marido no esperaría de su mujer.
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CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)
Historical Fiction¿Como sobrevivir en una sociedad colonial mezquina y egoísta? ¿Que hacer cuándo eres parte del último peldaño en la jerarquía colonial? ¿Dónde esconderte cuando te juzgan por algo que los nobles tachan de errado? Achik deberá aprender a vivir en una...