-¡Manchado!-
-¡Americano!-
-¡Criollo!-
-¡Impuro!-
Eran varios de los sinónimos con los caules los amigos de sus padres o propio padre lo llamaban en innumerables ocasiones, para esas personas pomposas y españolas aquél niño de ocho años por más que haya nacido de dos peninsulares no era uno de ellos.
No importaba cuan hermoso o simpático fuera, ese cabello castaño rojizo, esos hermosos ojos esmeralda o piel lechosa poco importaban al descubrir los huéspedes que aquel pequeño niño fue concebido en la colonia, para ellos automáticamente perdía estatus compadeciendose de el por algo estúpido.
La única persona que veía en sus sentimientos era su hermosa madre, quien para el era su ángel y guardián. Jamás lo saltaba de la mano cuando iban por las calles o en las reuniones en las cuales asistía obligada por su esposo siempre tenía a su hijo aferrado a el.
Una gruesa vena en su frente hinchaba al escuchar a esos hombres y mujeres improperiar contra su pequeño, pero el raro afecto por su marido la obligaba a callarse fin que su limite colmaba explotando en ira.
-Es una lástima que su hijo porte una deshonra igual.-
Hablo uno de los invitados para luego masticar uno de los aperitivos ofrecidos bajo sus ojos molestos.
-Ruben, estan hablando de nuestros hijo.-
Bramo la mujer observando a su esposo, esperaba que este le diera la razón.
-Helena, ellos estan diciendo la verdad. Acaso no es uno de los mandamientos "No mentir" por más que esta duela.-
Respondio dando razón a los extraños, algo que hizo reír a los invitados y colmo de tristeza y rabia su corazón.
-Acaso no percatas que es tu hijo quien sufre con esos insultos y menosprecios a su persona.-
-Tienes razon Helena, Sebastián sufre, sufre por culpa tuya. Es tuya la culpa de haberlo parido en esta tierra y hacer de el lo que es.
Un asqueroso criollo, sabes la vergüenza que siento al ir por las calles con el. Suerte que esta Eduardo a nuestro lado para disimular tal deshonra.-
-Llamas deshonra a tu propia sangre, es solo un niño. Deberías guiarlo y llenarlo de amor, protegerlo. En vez de eso resaltas ante todos sus orígenes.-
Peleo la rubia levantándose del diván, decidída a irse lejos de la sala, pero volvió sobre sus pasos cual perro a su amo ante la voz de su amado.
-Regresa aquí ahora Helena.-
Giro sus tacones tornando con su esposa, por el resto de la reunión permaneció callada, algo más agradecida que dejaran de menospreciar a su hijo.
Por otro lado Sebastián orillado cerca de la sala oyó cada sílaba de los mayores, apretaba sus pequeños puños al sentirse menospreciado, encaminó verso la salida meditando.
El no era un indio, no era un asqueroso negro o desagradable mulato o mestizo, era un blanco y como tal exigía respetó por los otros europeos.
Molesto llegó a la salida, paseo por los entornos llegando a las escuderías. Disfrutaba de los equinos, en cuanto creciera cavalcaria uno como todo un señor y entonces estaba seguro que los demas españoles lo tratarían con respeto.
No bastaba con imitar el acento, no bastaba con despreciar a los esclavos o maltratarlos con sus caprichos como hacía su padre, y al parecer no bastaba con ser de ojos verdes.
Dentro de el creía que llegando a ser un gran jinete o soldado todos esos niños, conocidos y amigos de su hermano lo querrían. Pensando en su hermano, inició a buscarlo por los entornos.
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CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)
Historical Fiction¿Como sobrevivir en una sociedad colonial mezquina y egoísta? ¿Que hacer cuándo eres parte del último peldaño en la jerarquía colonial? ¿Dónde esconderte cuando te juzgan por algo que los nobles tachan de errado? Achik deberá aprender a vivir en una...