Capítulo 18._ Últimos preparativos

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Sebastián :

El ver llegar a su padre con la desconocida despertó su curiosidad, reflejaba elocuencia y elegancia mezclado con soberbia y recelo, detras de ellos tres esclavos cargaban un equipaje que hacia pensar se quedaría por un mes, se escondió un poco más entre los anaqueles espiando a la dama.

La mujer empezo a estudiar el entorno de la casa admirando el estilo y gustos del lugar, la peineta sobre su cabello movia mucho pese a su corta andar. A un breve análisis regreso donde el Valenciano.

-Esto claramente no lo construiste tu, reconocería la arquitectura galica a centenares y esta villa fue erigida por algún arquitecto frances y no español como escribiste en tus cartas.-

-Bueno si, pero...-

-No estoy aqui para juzgar el estilo de este lugar, se que eres un mentiroso. Estoy aquí para supervisonar y controlar que todo salga bien para tu evento.-

-Por supuesto mi buena amiga.-

La puerta principal abrio entrando su hermano acompañado por su madre. En el ver a la mujer, Eduardo apresuro a saludarla apretandola entre sus brazos y levantandola conforme intercambiaban besos en la mejilla.

-Doña Gomara, es un placer volverla a ver.-

Saludo el soldado de alto rango a la mujer bajo la sorpresa de sus padres y dudas de su hermano ante la escena.

-Eduardo, ahora comprendo de donde viene tanto fascinó y virilidad, no obstante lo sospechara.-

-¿Tú conoces ya a mi hijo Eduardo?-

-Por supuesto, es un gran hombre y un audaz caballero, los giros que da el destino. Buen sangre no miente.-

Declaro la mujer y un aire incómodo percibió en el ambiente, algo en cierto punto desagradable que rompió Helena saludando a la desconocida.

-Mucho gusto doña Gomara, me llamo Helena y soy la esposa de Ruben y madre de Eduardo y Sebastián.

-Oh ya, mencionaste un hermano manchado, muchacho.-

Altaneramente respondió esta ignorando el saludo de la mujer y buscando con la vista en la sala. Sebastián furioso se escondió mas desde su ángulo mientras que su família y la desconocida seguían charlando.

-Mi hijo Sebastián...-

-Es un maleducado Gomara, ya lo has de conocer.-

Interrumpió el Valenciano como siempre a su esposa invitando a la mujer que siguiera explorando la villa.

Al cabo de unas horas la recién llegada inició con sus trabajos de decoración luego que llegará gente por ella seleccionada para iniciar los labores.

Los trabajos en la villa avanzaban con lentitud, las esclavas atariadas hasta la más minúscula médula. Su padre en su exageración las obligaba a fregar mas veces un mismo punto no obstante este brillara.

A solo dos días de la festividad de la fiesta el entorno era un caos, por su deducción la mujer debió arribar unos días antes pero seguramente su barco retraso.

Con menos de dos días de tiempo necesitarían un milagro para terminar de organizar, su padre tendría que poseer una gran estima por esta desconocida para soportarle tal ofensa.

La última vez que contrató alguien y este tardo, su papa se las ingenio para pagarle menos, ¿Cómo era posible?, ya veía a las esclavas trabajar hasta el sol, era 100% probable que su padre las obligaría a trabajar toda la noche.

Decidido ir a cabalgar, iba a las estalas de su família a montar su puro sangre cuando un aroma famíliar y que el amaba lo desvió a la cocina.

-¡Meringues!-

CASTAS (NOVELA HISTÓRICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora