4. La Niebla Siempre Con Nosotros.

¿Quién Soy?

Narra Angela.

Después del recreo, regresé a mi asiento junto a Sebas, y una profesora nos pidió que escribieramos algo creativo y sobre nosotros para conocer nuestro estilo de escritura y conocernos. Escribió en el pizarrón dos palabras disparadoras "¿Quién soy?" y en verdad ya estaba cansada de las presentaciones, de esa pregunta, por tantos viajes he perdido más amistades y relaciones de las que puedo soportar. Entiendo que mi madre sea una artista y madre soltera, pero ¿por qué me tiene que hacer cambiar mi vida tantas veces? Porque no le importa mi opinión, solo su carrera, para los medios y mamá no existo, el asistente de mamá me inscribe y me lleva al colegio. Eso es lo único que nunca cambió.

¿Quién soy?

Soy una sombra
Escondida y que nadie nombra
Brillando por su rebeldía
Angel de noche, diablo de día
Si te piensas que realmente responderé esa pregunta, está muy equivocada, porque ni yo sé la respuesta.

Me volteo para mi alrededor y todos seguían escribiendo, Sebas ya iba dos páginas y seguía sumergido en su escritura. Se ve que le gusta escribir.

- ¿Acabó?- preguntó la mayor notándome dispersa.

- Sí.- asentí.

- ¿Quiere compartirlo con la clase?

- No.- sonreí sabiendo que esa no era la respuesta que esperaba.

- Creo que como es nueva, a sus compañeros le gustaría conocerla.- indicó.

- Usted preguntó si quería, y en verdad no quiero.- repliqué.

- Si quiere yo puedo leer un fragmento de lo que escribí.- dijo Sebas.

- Adelante.- sonrió la mayor.

- "¿Quién soy?"- citó Sebas.- Una pregunta realmente difícil de contestar. Si digo que soy Sebastián Perida, la respuesta es aceptable pero vaga a la vez. Soy humano, soy argentino, soy hijo de Gastón Perida y Nina Simonetti, soy hermano de Isabella Perida, soy nieto de Ana, Eugenia, Ricardo y Federico. Soy alguien introvertido que disfruta de leer y la fotografía. Pero al decir esto, más que responder quién soy, respondo cómo soy.  Entonces ¿se puede responder realmente quién soy o habría que reformular la pregunta a quién soy y cómo soy?- leyó él realmente dejándome pensativa. No lo había pensado antes, pero tiene un buen punto.

- No podía esperar menos de usted, señor Perida, me alegra que no oxidara su escritura durante su partida.- sonrió la mayor. - Ahora usted.- me insistió cuando arranqué la hoja de mi cuaderno, armé un bollo que dejé en mi banco y me fui de la clase. ¿Por qué no me deja en paz?

- Sebastián ¿podría leer lo que escribió su compañera?- oí a la mayor pedir.

- No creo que...- decía él nervioso.

- Yo puedo leerlo.- interrumpió Malena.

- No creo que ella quiera leerlo en voz alta, porque quizás es algo muy personal.- dijo él evitando que Malena tomara mi hoja.

- Sebastián, entonces leelo en voz baja y si estás de acuerdo compartelo con la clase.- indicó la profesora pesada.

Sebastián estiró la hoja arrugada y la observó.