Chubasco.

179 19 25
                                    

Narra Sebastián.

- ¿Hace cuanto lo sabes?- me preguntó con una sonrisa que iluminaba su rostro angelical.

- Hoy, me enteré cuando fui a hablar con tu mamá.- le expliqué.

- Esa mujer nunca actuó como madre, realmente aprecio que lograrás descubrir que tengo una familia aquí por quien quedarme.- confesó negando con la cabeza como si quisiera borrar esa parte de su pasado de manera repentina.

- Una familia, un grupo de amigos increíble y a mí.- enumeré sin agregarme en su grupo de amigos ya que siento que nuestra amistad es diferente a la suya con el resto.

- Vos estás dentro del grupo de amigos increíbles.- rio sin tener idea a lo que yo me refería.

- No lo sé.- suspiré mirando para el otro lado. Parte de mí quería decirle que desde el beso, por más de que intentara olvidarlo, algo entre nosotros cambió. Pero quedamos en no volver a hablar del tema, por más que me cueste debo intentar superarlo.

- Tal vez pienses que no sos increíble, pero realmente sin tu ayuda seguramente estaría en casa comenzando a hacer las valijas para mudarme.- decía ella sin sospechas de lo que realmente recorría mi mente. Quería volver a besarla, no sé por qué, pero el deseo de revivir ese beso crece cuando la veo.

- ¿Prometes que vamos a ser amigos sin importar nada?- consulté perdiéndome en sus ojos.

- Sí, obviamente, después de lo que hiciste por mí, nunca voy a olvidar que te debo una.- me iluminó con su sonrisa.

- Vos salvaste mi vida antes.- le recordé.

- No era para tanto.- dijo humildemente  cuando me llegó un mensaje de mamá.

"Hijo, estamos yendo a buscarte. Anda saludando. Nos vemos en un rato."

- Ya están llegando para venirme a buscar.- expliqué sin querer irme. Desafortunadamente, la velada estaba acabando, pero me anima la idea que ella no se irá a otro país, por el momento, que ella es feliz con su nueva familia y que seguiremos siendo amigos por mucho tiempo. Me despidí de todos y Angela me acompañó hacia la puerta.

- Gracias por venir, y por regalarme tantas alegrías hoy.- me abrazó nuevamente con su característica calidez. Sentí que mi latidos cambiaban su tempo, pero decidí arriesgarme. Angela me había asegurado de que seríamos amigos a pesar de todo. Y desde que fui a hablar con su madre, me siento más valiente. Cerré los ojos, y me incliné a ella siguiendo mi deseo de volver a probar sus labios.  De pronto, ella se apartó. - ¿Y Elena?- preguntó ella con seriedad.   Sin contestarle, la besé y de repente un chaparrón comenzó a descender del cielo. Nos separamos al escuchar una bocina. Debía ser mi papá desde el auto.

- Chau.- la saludé cuando ella se me quedó mirando boquiabierta con los ojos abiertos de par en par. Le dediqué un breve beso en los labios y me fui al auto, empapado por el chubasco.

- ¿Te divertiste?- preguntó mi mamá mientras mi papá me sonreía a través del espejo retrovisor.

- ¿Y Bella?- consulté.

- En casa de Ali.- dijo mamá.

-  No le respondiste a Nina.- señaló mi padre manejando hacia la dirección de Ali y Ben.

- Bueno, sí, me divertí mucho. Parece que Angela está feliz y eso es lo importante.- admití.

- ¿Angela? ¿Pero tu novia no era Elena?- preguntó papá.- Creí que los vimos besarse recién.

- Gastón...- le decía mi mamá deteniendo su interrogatorio.

- Terminé con Elena.- aclaré.

4. La Niebla Siempre Con Nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora