Amigos.

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Narra Angela.

Sebas se había hecho varios amigos nuevos, mientras que yo circulaba por la ciudad siguiendo todo rastro de mi padre. Pero a éstas alturas, seguramente se había cambiado el nombre y hasta quizás se había mudado.

Decidí ir al salón de computación del colegio para buscar la empresa en dónde papá trabajaba con la esperanza de obtener pistas desde el incidente, pero no me podía acordar del nombre para iniciar la búsqueda. Era muy pequeña cuando todo pasó, solo recuerdo que mi mamá llamó directamente al abogado para saber de la herencia que le correspondía. Siempre tan cariñosa ¿no?

- ¿Necesitas ayuda?- preguntó un hombre notando mi desesperación.

- Estoy tratando de recordar algo pero no sé cómo.- dije encontrándome con la mirada de un señor con anteojos oscuros, cabello castaño rojizo y sonrisa ligeramente familiar. - Disculpe ¿le he visto antes?

- No que yo recuerde, jovencita.

- Dime Angela, por favor.

- Soy Valerio.- se presentó.- Y soy el profesor de computación.

- Ah... está bien.- suspiré resignándome. Era inútil, no había modo de que recordara y ya estaba desesperandome.

- ¿Se siente bien?

- Es que ya es inútil que me acuerde.

- ¿No tiene a alguien a quién preguntarle?

- La única que podría saber es mi madre.

- Bueno ¿y por qué no la llamas?

- Porque no quiero  saber nada de esa mujer.- declaré.

- Relación complicada ¿eh?

- No tienes idea.

- Bueno, quizás anotó algo en alguna parte, un diario tal vez.

- ¡El diario! Si fue un accidente, debe haber estado en las noticias. ¡Gracias!- exclamé emocionándome.

- De nada.- dijo el hombre un tanto confundido pero divertido por mi repentina emoción.

- Veamos, hace doce años, incidente en empresa informática, contador desaparecido.- buscaba en la computadora. Parece  que hubo diversos incidentes, en diversas empresas de distintos ambitos, en los últimos doce años. Entre más detalles daba, más se ampliaba el rango de la  búsqueda.

Sería un día largo.

- Angela, la sala de computación tiene que cerrar.- anunció Valerio.

- Cinco minutos más.- rogué desesperada.

- Pero estuvo toda la tarde, debería descansar.

- ¿Toda la tarde? ¿Qué hora es?

- Las ocho, inició la hora de la cena y seguramente sus amigos la están buscando.

- No tengo amigos.- admití.  - Pero Sebas sí, y seguramente esa Korina está aprovechando la oportunidad.- salté de mi silla. - Gracias, Valerio.- dije yendo acelerada a la cafetería. Revisé mis mensajes y Sebas me había llamado y escrito preguntándome dónde estaba.

4. La Niebla Siempre Con Nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora