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Por un momento pensó que estaba alucinando, hasta que su hermano volvió a repetir el nombre de "su novia", que también era novia suya. Pero cómo es posible, pensó, que ella haya cometido tremenda barbaridad y para colmo con su hermano.

-¿Kendra Altamira es tu nueva novia?

-¿Increíble, no? La conozco dos días y medio y ya me tiene loco. Le propuse hoy mismo, minutos antes de que regrese a la clase de la mañana.

Sergio recordó que en ese momento también había estado con ella, y se habían confesado todo. Pensó en lo sínica que era Kendra, y en el problema gigante en que ya se había metido. No sabía cómo reaccionar ante su primera traición amorosa.

-Bueno...yo saldré...en realidad, no iré con ninguna chica, iré a comprar la nueva versión del Super Mario.

-Ah genial, vayamos juntos.

-No, no, no. Tú estudia que debes subir tus notas. Adiós.

El niño salió de inmediato, dejando más confundido a su hermano. Sin embargo, al "conocerlo" bien, Ernesto pensó que no debería preocuparse tanto, pues aún cree que su hermano no es capaz de cometer cosas tan locas como él mismo.

Por otro lado, mientras el chofer llevaba a Sergio a la casa de Kendra, comenzó a llorar de rabia. Sabía que la relación con su hermano ya no sería la misma nunca más, y todo gracias al amor que sienten por una niña. Aunque él nunca se lo había dicho, su hermano Ernesto, a pesar que era muy diferente a él, era su mejor amigo y era capaz de hacer cualquier cosa por ayudarlo. También pensó en Kendra, en cómo bastó tan solo horas para que se entere que no era una niña inocente y honesta, sino una mentirosa y malvada.

Llegaron a la mansión Altamira, aún no sabía qué le diría. ¿Le grito? ¿le hablo fuerte? ¿la golpeo? ¿o si mejor finjo que no sé nada y que sea ella quien me lo diga? Su cerebro se llenó de tantas preguntas, que ya le dolía. Lo único que sabía era que debía encarar a Kendra, así que se empoderó con ese sentimiento de rabia y fue directo al hogar.

Mientras se acercaba a la puerta, Kendra la abrió y salió corriendo a abrazarlo y comérselo a besos. Por un momento, volvió a sentirse feliz de tenerla ahí. La pequeña había entrado tanto a su ser, que lograba hacer que a Sergio se le olviden las cosas, pero felizmente que recordó su objetivo.

-Qué crees, mis papás y mis hermanas salieron ¡Estamos solos! Bueno, los sirvientes están aquí, pero ellos no dirán nada...

Sergio no la dejó terminar. La tomó del brazo y se la llevó a su habitación que ya sabía donde quedaba. En el camino de la puerta general hacia la habitación no dijo absolutamente nada, solo Kendra preguntaba qué sucedía.

El niño cerró la puerta con seguro. Kendra no sabía que le ocurría, estaba extraño, serio como si lo hubieran violado.

-Así que eres la novia de mi hermano.

El silencio profundo reinó la habitación de Kendra. ¿Cómo lo sabe?! Quiso mentirle y decirle que no, pero luego pensó lo estúpido que sería eso. Comenzó a temblar del miedo al no saber cómo se enfrentan estos nuevos problemas en su vida.

-¿!Te has dado cuenta de lo qué has hecho?! -Le apretó los hombros. -Me mentiste y le mentiste a él también conmigo! ¿Qué es esto? ¿una telenovela?

-No te he mentido, yo te quiero, Sergio. Todo lo que te confesé es real.

-No puedes estar enamorada de los dos.

-Sí que puedo...

Sergio se cansó de oír tantas mentiras, es por eso que prefirió irse. Abrió la puerta, pero Kendra la volvió a cerrar, la niña no estaba dispuesta a perderlo.

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora