💜73

12 0 0
                                    

Finalmente, volvían a amanecer juntos y desnudos con el amor tan vivo como siempre. Al fin veían una luz dentro de tanta oscuridad. Habían dormido abrazados, y cuando abrieron los ojos, no quisieron separarse.

8:02h...

-¿Cómo estás? -Preguntó Ernesto antes de besarle la frente.

-Si estoy contigo, estoy perfecta.

Se rieron y se besaron al mismo tiempo. Detestaban decir cursilerías, pero su amor era tan grande que no podían resistirse a hablarse así.

-Tu papá me contó que has pasado dos semanas sin drogas y sin alcohol.

-Ah sí, fue una locura. Estar tan sobria y a la vez consciente de que estaba lejos de ustedes, era una mierda.

-Ha sido una decisión muy buena, estoy orgulloso de ti.

Volvió a besarla.

-¿Aún quieres divorciarte de mí?

La amaba demasiado, pero todavía le era difícil confiar en ella. No podía responder a esa pregunta, porque ni él la sabia.

-Ernesto tienes que creerme esta vez. Te juro que he dejado las drogas...

-Lo sé, pero te conozco...

-Y tú sabes lo mucho que amo a mi familia. A todos mis hijos y a ti.

-Te he visto, he visto ese cambio de trato con Luciana, y de verdad que me hace muy feliz. Pero temo que un día cambies de actitud.

-Ya no va a pasar, te lo prometo. Porque he decidido tomar terapias con un psiquiatra. Y después de que pase mi etapa de abstinencia, empezaré a medicarme adecuadamente con las medicinas contra mi trastorno. Hablo en serio, Ernesto.

Lo que dijo era tan perfecto, que las lágrimas de Ernesto no podían contenerse.

-Quiero creerte...

-Créeme, por favor. Estoy completamente arrepentida de todas las acciones estúpidas que he hecho. Sé que ya no puedo volver al pasado, pero sé que tengo tiempo de recuperar a mi familia. Déjame hacerlo, si no me dejas, nunca lo podré hacer.

Ernesto temía por la decisión que iba a tomar. Si esto no funcionaba, era el fin.

-Está bien. -respondió.

Kendra empezó a emocionarse.

-No te voy a dar el divorcio...pero no quiero volver con tus padres.

-¡No te preocupes, viviremos aquí!

La chica comenzó a llorar de la alegría mientras llenaba el rostro de Ernesto de besos. Lo que se había prometido, era la pura verdad. En el fondo sentía cuánto había cambiado.

-Y...dile a Mark que venga cuando esté de vacaciones.

-¿Aquí?

-Sí, sé que nunca seré su padre y mucho menos reemplazaré a su abuelo. Pero me gustaría ser algo parecido a una figura paternal, al menos un poco. No sé si estás de acuerdo con eso...

-Por supuesto que sí, mi vida. Estoy segura que te va a querer tanto como si de verdad fueras su padre. Muchas gracias por incluir a mi hijo, y...nunca me cansaré de pedirte disculpas por haberte engañado en ese momento.

Una vez más, Ernesto perdonaba a Kendra, lo cual era preocupante para él. Porque su experiencia le afirmaba que no le ceda el perdón, pero sus últimas acciones lo obligaban a pensar lo contrario. 

-Prométeme que esta vez no la vas a cagar. Prométeme que vas a cuidar y amar a las niñas, y que nunca más me vas a engañar con otro, Kendra. No me quiero ni imaginar de lo que sería capaz de hacer si me entero que te revuelcas con otra persona. 

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora