💜5

20 0 0
                                    

Han pasado siete años. Kendra ya era una mujer de diecinueve años. Su belleza permanecía y su buen cuerpo también. Sin embargo, internamente sigue siendo la misma niña tímida, pero a la vez atrevida, malvada; pero a la vez buena e inocente, feliz, pero al mismo tiempo tan triste y deprimida; y enamorada de Ernesto y a la vez de Sergio. 

Psicológicamente, solo dio un cambio debido a una situación que le ocurrió a los catorce años. Una situación que solo ella y Loreto lo saben, y ambos lo ven como un suceso tremendo, peligroso pero especialmente secreto. Aquel cambio se basaba en el amor, pero no en el amor pasional de parejas, ni de amistad...sino el amor maternal.

Finalmente, el amor de Kendra y Ernesto triunfó y por eso que continúan con su relación. Nunca se separaron y hasta ahora no sienten aburrimiento de estar juntos, todo lo contrario les sucede cuando se juntan. El amor de Kendra y Sergio también triunfó, y por ello su relación secreta de amantes sigue tan viva y parece permanente. No obstante Sergio, ante todos, se había convertido en el novio de Liliana y Ernesto, en el amante de la misma. Cuando el chico estaba junto a Liliana se sentía culpable y se preguntaba a él mismo por qué lo hacía, pues no la ama; pero cuando se alejaba de ella, sentía que la necesitaba. Era una necesidad inexplicable. Obviamente, la ahora mujer no sabía nada.

El maltrato por parte de Julia y Javier siempre continuó, pero estos solo habían logrado que su hija desarrolle más maldad y locura. Kendra ya no aguantaba, quería irse, pero a dónde, si lo hacía, sus padres no le apoyarían en nada. Durante estos siete años tuvo tantas ganas de eliminarlos, pero no era capaz, sentía que aún no podía, pero se lo prometió. Se prometió que algún día ella saldría de esa mansión y que sus padres desaparecería de este mundo, pues siempre creyó que su felicidad jamás estaría al 100% mientras Liliana y sus padres sigan vivos. Su objetivo ya no era ser una gran profesional, sino que ahora era vengarse de su familia.

2002...

Ahí estaba la chica, en el baño vomitando por tercera vez. No se quería imaginar lo peor, pero es que era la única respuesta a todo su malestar. Entró en pánico, no está preparada para eso, en verdad no está preparada para nada.

Salió del baño y estaba Ernesto, todo un hombre bien formado y muy varonil, con quien dormía desde que tienen quince años.

-¿Salimos? -Dijo este.

-Cállate.

El chico se esperó esa respuesta. Ya estaba acostumbrado a los cambios drásticos de personalidad que su novia presentaba, pero no la dejaba, pues estaba enamorado.

-¿Y ahora qué pasó?

Kendra empezó a llorar, siempre lloraba cuando no sabía si sentía miedo, rabia o pena. Su novio le dio un abrazo para calmarla.

-Creo que estoy embarazada. -Dijo escondiendo su rostro en su pecho.

Ernesto cambió de cara al instante y la alejó inmediatamente. Kendra ya sentía su enojo y decepción. No puede ser cierto, pensó él, un bebé, pero no sabe ni cuidarse a él mismo.

-¿Estás segura?

-Ya he tenido retrasos y he vomitado cuando no he comido casi nada.

-¿Tienes una prueba de embarazo?

Asintió

-Háztela.

Las palabras tan serias de Ernesto solo la pusieron más nerviosa. Fue hacia su cajón y sacó la prueba.

-Ernesto...

-Escucha...

-No, ¡Escúchame tú a mi! -Gritó. -Si esto sale positivo habrán dos posibilidades: o aborto o tú te haces cargo, bien? No voy a vivir con un bebé, recién cumplo diecinueve.

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora