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14:45h..

Luciana se había colocado unos jeans nuevos que Ernesto le había comprado, una camiseta pequeña, floja y blanca; y unas alpargatas de tela morada con plataforma. Se había quedado encantada con el estilo Tumblr que la americanizaba más. Se maquilló con los cosméticos de su madre y se colocó las joyas.

De pronto su teléfono comenzó a timbrar, era él.

-Estoy afuera.

-Pues ven.

-Ya te dije que mi abuelo no me deja, el chofer lo sabe.

-Bien, yo saldré.

A Luciana le parecía muy extraño ¿Quién era el misterioso abuelo de Nicolás que no deja estar con la familia Altamira?

La niña cogió su pequeño bolso con tira, metió su celular y dinero por si acaso y salió de la habitación. El recorrido de la mansión hasta el arco que separa a la propiedad de la familia con la ciudad era largo, es por eso que desde que salió tardó quince minutos en llegar.

De pronto vio una camioneta marrón gigante. La puerta se abrió y de ahí bajó el niño. A pesar de que había salido de la escuela, no vestía su uniforme, sino jeans oscuros, camiseta negra y encima una chamarra jean. Era la primera vez que se veían afuera, ambos sintieron nervios al verse. Nicolás se acercó a saludarla con dos besos en la mejilla. Odiaba saludar a la gente así, pero lo hizo para entrar en confianza con esa niña de costumbres europeas. Por su parte Luciana, ya sabía que aquella acción había sido forzosa porque ya sabe que los americanos ni se acercan a la persona para saludar. Pero amó ese esfuerzo. 

-¿A dónde te gustaría ir?

-No lo sé, aún no conozco bien esta ciudad.

-Podríamos ir al cine, pero todo el mundo hace eso.

Mentira. Luciana era una virgen de los cines.

-Yo nunca he ido al cine.

Sintió vergüenza al confesar eso, pero era cierto. Al vivir en un internado, nunca tuvo la oportunidad de hacer aquella actividad.

-¿En serio?

-En mi escuela de Londres solo salíamos a los parques y museos.

-¿Y qué hacías en las vacaciones?

-Ballet. -respondió. -Y mi papá me llevaba a los parques de diversiones...y a Disney París.

-Híjole. -exclamó.

Al niño le encantó que Luciana aún sea una pequeña oruga. Él estaba encantando de hacerla una mariposa, su mariposa. Muchas ideas extraordinarias se le vino a la mente, ya quería llevarla de viaje, llevarla a fiestas, conciertos, etc. Pero si la niña necesitaba florecer con calma, él también debía ser calmado.

-Pues hoy conocerás el cine por primera vez.

No lo podía creer. Su amor prohibido sería el autor de una nueva aventura en su vida. Subió a la camioneta.

-¿Estás emocionada?

-Pos sí y un poco nerviosa.

-Descuida, que yo te haré conocer el mundo. Andando.

Lo último que dijo casi mata a la niña. No sabía cómo interpretar eso, era muy difícil pero tentador.

15:00h...

Dayra entró a la clínica de forma violenta. Caminando rápido y haciendo ruido con sus botas de tacón. Kendra y Ernesto la vieron y pudieron percibir su agresividad y mala energía. Ninguno quería acercársele, pero Kendra lo hizo. Se puso en su delante, impidiéndole el paso y obligándola a que se detenga. La niña se quitó las gafas de sol y se los llevó a la cabeza.

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora