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Un mes más tarde, Kendra y Ernesto se casaron dos veces: Civil y católico. Aunque ni sepan lo que es verdaderamente el catolicismo. Solo Camila, Emiliana, Loreto y sus hijas lo sabían. Ellos fueron los únicos familiares presentes en la pequeña ceremonia. Pero al final, todo el mundo se enteró porque alguien tomó fotografías y las publicó en internet.

El tema del testamento seguía siendo una preocupación para las cuatro hermanas, sobre todo para Kendra. Las ganas de odiar a Luciana eran más grandes pero siempre eran imposibles. Cada vez que la veía, se la imaginaba algún día dándole órdenes y torturándola. Aún así, no podía odiarla como quería. Loreto sabía que Kendra era fácil de manipular e intentó colaborar con el daño, pero tampoco sucedía el cambio. Siempre que Loreto planeaba algo para la niña, Kendra terminaba negándose. Por eso, a Loreto se le ocurrió algo mejor y más fácil como cambiar el testamento.

11:00h...

-¿Estás seguro que está aquí?

-Claro que sí. Ya lo he visto.

Loreto y Kendra aprovecharon la mañana para no ir a trabajar y meterse a la habitación de Julia y Javier. Sabían que en la mañana no había nadie de la familia, pues todos trabajaban y las menores estudiaban.

-Al armario.

Los primos entraron al cuarto del armario, donde Kendra entró contables veces. Siguió a su primo, que al parecer, conocía muy bien el lugar. Este se detuvo frente a un estante lleno de bolsos de Julia.

-¿Lista para conocer lo que nunca te imaginaste? -Le preguntó este.

Kendra no entendió nada. Loreto quitó uno de los bolsos de su tía y presionó algo que Kendra no pudo ver bien. Y de pronto, aquel estante comenzó a deslizarse hacia la derecha hasta que se perdió totalmente dejando a la vista una nueva habitación.

-No mames. -Exclamó la chica.

-Eso mismo dije cuando lo vi por primera vez. Bienvenida al cuarto secreto de Julia y Javier Altamira.

La chica no lo podía creer. Todos estos años estuvo aquí una habitación desconocida. Treinta años viviendo ahí, y recién descubría su hogar. Bajaron por las escaleras que tenía. Parecía una catacumba: estaba llena de cosas antiguas, muebles, fotos de personas y un estante con dos cajas fuertes.

-¿Aquí está el testamento?

-Aquí está todo lo que tus padres quieren esconder. Con esto podríamos meterlos presos...pero eso no pasará. 

Loreto fue hacia la caja fuerte mientras que Kendra observaba aquellas fotos antiguas de sus antepasados. Le daban miedo.

De pronto, Kendra vio un armario pequeño de metal que la puerta tenía escrita "Barney's stuff" con pintura blanca. Le pareció extraño. El único Barney del que escuchó era de aquel hermano de Javier que murió ahogado en el mar tras caer de un barco al océano Atlántico. Esa fue la historia que su padre siempre contaba.

-¿Qué es esto? -preguntó por el armario.

Loreto comenzó a reírse cuando vio. Se acercó para contarle la verdad mientras abría el armario. Estaba lleno de documentos, dólares, muchos archivadores, joyas, fotos y algunas prendas.

-El tío Barney nunca se cayó de ningún barco. Javier lo mató ¿de veras te creíste esa estúpida historia? ¿Quién sería tan inútil de caerse en un barco? A mis ocho años me di cuenta que era mentira.

-¿Barney era mayor?

-Exactamente, ahora entiendes el chiste. Si no lo eliminaba, todo lo que Javier tiene ahora sería de su hermano.

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora