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Nueve meses después...

Todos sabían que había pasado con todos. A pesar de que nunca demostraron amor entre ellos, familia es familia; e indirectamente, siempre estuvieron pendientes de lo que les ocurría a cada uno. Para este tiempo, ya todos sabían que Julia, Javier y Dayra estaban rehaciendo su vida en Zaragoza; y que Loreto pasaba sus días como prisionero. Sabían también, que los hijos de Kendra vivían juntos con Nicolás; que con la herencia de todos mantenían una vida igual de cómoda económicamente. Incluso, se sabía que la empresa de los Gómez había vuelto al mercado gracias a Mark que trabajaba ahí y estudiaba al mismo tiempo; pero que la empresa de los Altamira seguía suspendida. Debido a la huida de los esposos, el Estado permitió que la empresa re abra en el futuro y empiece desde cero; siempre y cuando los dueños sean otros como Luciana.

Sin embargo, nadie sabía el paradero de Kendra. Era como si solo la Tierra la hubiera comido, pues no existía un documento de defunción que afirme su muerte. Es por eso que, ni siquiera se sabía si estaba viva o muerta. De sus tres hijos, solo Mark la buscó sin éxito.
Luciana y Andrea aún estaban de luto y no superaban la muerte de Ernesto gracias a Kendra. A veces extrañaban a su madre y a veces la odiaban por ser una asesina.

Los hermanos demostraban paz y amor, pero por dentro, la incertidumbre sobre Kendra no los dejaba tranquilos. Sentían que su madre aún estaba viva y que volvería inesperadamente como siempre.

Kendra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora