Cambios

508 26 5
                                    

Aelita

-¡Ey, chicos! -Levanté la mano emocionada para que me viesen y fuéramos todos juntos a desayunar. Pero entonces me dí cuenta cuando se acercaron, que Jeremy no estaba.

-Buenos días Princesa. Veo que alguien si ha podido dormir. -Odd siempre quejándose, pero su forma de protestar por todo era algo realmente admirable.

-¿Dónde está Jeremy? -Pregunté temiendo lo peor, que se hubiese quedado dormido.

-¿Cómo, qué no está desayunando?

-Te lo dije Odd, Einstein se ha dormido. -Ulrich le recriminó. Me inquieté por si el programa no salió bien, y se pasó toda la noche intentando arreglarlo. No me extrañaría, Jeremy era de esos que hasta que las cosas no salieran como él quería no lo dejaba estar.

-Bueno, chicos iré a por él. -Me despedí de ellos. A Odd ya le estaban rugiendo las tripas, y entonces caí en la cuenta... -¡Odd, ni se te ocurra decirle a Rosa que te dé nuestro desayuna!

-¿Enserio, Princesa, por quién me tomas? -Me eché a reír, y corrí por el patio hasta llegar a las habitaciones. Al llegar a la planta de los chicos, me paré unos segundos para retomar el aire. Seguía siendo partidaria en que instalasen un ascensor. Volví a retomar la carrera, hasta que llegué a la habitación de Jeremy, no me lo pensé dos veces, y abrí la puerta, y entonces le ví. Estaba dormido, vulnerable a cualquier factor, apoyado en el teclado. No pude evitarlo, y me llevé las manos a la boca, para evitar que se me escapase una carcajada. Me acerqué lo más silenciosa a él.

-Jeremy... -Lo zarandeé suavemente. -Jeremy... -Volví a llamarlo. Esta vez parecía removerse en el sitio. Se incorporó aún con los ojos cerrados y se los frotó con el dorso de la mano, quitando cualquier legaña que se le pudiera haber formado durante la noche.

-¿Aelita? -Dijo con voz ronca y soñolienta cuando coloco nuevamente sus gafas en su sitio.

-Anda, vamos a desayunar si no quieres que Odd se como tu desayuno. -Le agarré del brazo y tiré de él para que corriera. No me fiaba del glotón de Odd, pues más de una vez ha pedido la ración de otro, inventándose que no iríamos a ir.

Entramos, lo más rápido que pudimos en la cafetería, fuimos a por el desayuno, y nos unimos con los demás. El jaleo que había en la cafetería era ensordecedor.

-Buenos días, Einstein. -Lo saludó Odd con una ligera sonrisilla.

-Otra vez, te has quedado dormido en el ordenador. -Ulrich le preguntó afirmando la respuesta, ya que se habían dado cuenta de la marca de algunas teclas en la frente de Jeremy.

-Eh... No... ¿Por qué lo dices, Ulrich? -La cara de Jeremy estaba roja por completo, y no lo aguanté más, comencé a reír a carcajada tendida, hasta que ya me dolía la barriga, y cesé la risa que me había entrado.

-Creo que no necesitáis, más afirmaciones. -William confirmó lo que Jeremy no dijo.

-La próxima vez, que quieras que no te delaten, ponte la alarma. -Odd aconsejó a su amigo. Jeremy le miró resignado y empezó a desayunar. Yo hice lo mismo, mientras que Odd, Ulrich y William, nos esperaban.

Cuando terminamos de desayunar, fuimos a por las mochilas, y nos reunimos en el edificio de ciencias, los cuatro. Entramos en clase, y me senté al lado de Jeremy, como siempre nos sentábamos en clase de la señorita Hertz.

Sussan, comenzó la clase. Jeremy prestaba atención pero con el ceño algo fruncido, cosa que solo hacía cuando le preocupaba algo. Estuve mirándole un rato, hasta que descubrí que realmente algo pasaba. Decidí dejarlo pasar, pues las clases de la profesora de física eran tan importantes para Jeremy, que si se les interrumpiera se cabrearía.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora