Rutina

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Yumi

El despertador de la mesilla, sonaba y sonaba, pero no estaba dispuesta a apagarlo. Finalmente, sin más remedio, alargué el brazo y di un ligero golpe en la parte superior, callándolo. No se quíen fue el demente que inventó el despertador, pero seguramente fue alguna de aquellas personas que se aburrían en su época.

Salí de la cama, después de despejarme durante cinco minutos, realmente no me apetecía ir a clase. Me recogí mi corta melena, en un semirecogido para evitar que el pelo se me viniera a los ojos mientras desayunaba y me arreglaba. Bajé corriendo la escalera para llegar al salón de mi casa, donde mis padres desayunaban con mi hermano Hiroki.

-Buenos días. -Saludé. Si algo les molestaba a mis padres era que no se dijera nada cuando ibas a desayunar.

-Buenos días. -Contestaron los tres al unísono, unos con más ganas que otros, como por ejemplo, mi hermano. No entendía como podía estar tan activo en horas tan tempranas.

Me hice un té, y una tostada. Mi hermano había terminado de desayunar, y estaba jugando con su gameboy, esperando a que yo terminase para poder ir los dos juntos a la academia. Rezaba por que los chicos no se fueran a clase sin mí, pues iba un poco justa de tiempo.

Regresé a la cocina, con la taza y el plato, los lavé y los puse en el lavavajillas. Luego, subí las escaleras hasta llegar al baño, me lavé los dientes, la cara y me cepille el pelo. No tenía más tiempo así que, entré deprisa a mi habitación y cogí mi mochila.

-¡Hiroki, vamos! -Llamé a mi hermano mientras bajaba rápido pero con cuidado las escaleras y abría la puerta de casa. Mi hermano salió antes de que yo pudiera hacerlo.

-Adios, mamá. Adiós papá. -Me despedí de mis padres antes de cerrar la puerta. Anduve con mi hermano por las calles de París. Estaba soleado, y corría una leve brisa, que hacía que el tiempo fuera el de una mañana de primavera. Cuando me quise dar cuenta ya estábamos en la puerta de la academia, donde ponía en el arco: Academia Kadic.

-Adiós, Yumi. Nos vemos en casa. -Mi hermano salió corriendo después de despedirse y yo seguí andando por el camino hasta llegar a la cafetería. Me apoyé en la pared, miré la hora y supuse que aún no habían salido los demás de desayunar.

Casi era la hora de ir a clase, y aún no habían salido mis amigos. Esperé un rato más, pero si me llegaba a quedar mucho, llegaría tarde a clase, y no podía permitírmelo. Era el momento de remontar las notas del curso.

Al final, no pude verles antes de irme a clase. Pero no me preocupaba ya que les vería después en la hora de descanso y ahí le propondría a Aelita ir al centro comercial. No éramos muy de compras, pero necesitaba comprarme algunas cosas y quería arreglarme el pelo, y mientras hacíamos eso, podríamos estar charlando de chicos.

-Hola Yumi. -Una voz conocida, me saludó. Me dí la vuelta y vi a William llegar a clase. Estaba como todos los días con su conjunto de camisetas, una roja y la otra negra, su jean claro sujeto con un cinturón marrón a su cintura. Sus botas de militar y su pelo revuelto, con ligeros mechones en punta.

-Buenos días, William. ¿Dónde os habéis metido, os he estado esperando? -Le pregunté

-Lo siento. Jeremy se durmió y él y Aelita llegaron tarde a desayunar.

-¿Otra vez se ha dormido? -Pregunté sabiendo la respuesta, sólo para asegurarme de que era cierto.

-Ajá, y ahora vamos. El señor Chantelle, llegará en cualquier momento. -Tenían razón, ya que cuando casi llegué a mi sitio, la puerta se había cerrado, lo que significaba que el profesor había llegado.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora