Para chuparse los dedos

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Ulrich


Odd se fue a su cita después de comer dejándonos a Einstein, Aelita y a mi en la cafetería. Estábamos terminando de comer cuando Jim entró con su aura de siempre a la cafetería. Se paró en un ángulo en el que todos los alumnos del Kadic podían verle.

-Alumnos, como bien sabéis el curso se ha acabado y muchos dejan sus cuartos. Esta tarde toca la última revisión de habitaciones. Pasaré sobre las cinco, así que ya sabéis. ¡Ordenarlo todo! -Explicó nuestro profesor de gimnasia. Luego se retiró, desapareciendo de la cafetería.

Si salía en estos momentos de la cafetería tendría tiempo suficiente de ordenar todo y de buscarle un escondite a Kiwi, aunque tal vez podría llamar a Yumi y pedirla que se quedara con él. Una de las veces que Odd lo hizo, dio muy buen resultado, Takeo le cogió un cariño especial. Sería la opción más correcta.

-Chicos, tengo que marcharme ya. Tengo que llamar a Yumi y preguntarle si se puede quedar con Kiwi, en caso afirmativo tendré que llevarle a su casa. Nos vemos luego.

-Adiós Ulrich, buena suerte con los trastos de Odd. -Aelita se despidió de mí.

-Adiós amigo. -Einstein también se despidió.

Les asentí y lancé a Aelita una mirada de precaución para que no le cortara la cabeza a Jeremy por la discusión que originaron ayer por el notición de Aelita.

Llegué a mi habitación y ví que Kiwi estaba en el suelo durmiendo -es igual que su dueño-. Lo desperté mientras hablaba con Yumi por teléfono.

-Yumi... ¿puedes quedarte con Kiwi? Es la revisión de habitaciones, y bastante tengo con cubrir a Odd.

»Gracias Yumi te lo acerco en nada. Ahora nos vemos. -Colgué la llamada y preparé la mochila en la que Odd solía meter a Kiwi para bajarle a hacer sus necesidades.

-Kiwi, vamos. Adentro. -Le hablé. Me ignoró.

»Vamos Kiwi yo no soy Odd. -El perro me miró, después dio un salto metiéndose en la mochila.

Me colgué la mochila a la espalda, y sin pensármelo dos veces salí de la habitación. Tenía que cruzar todo el parque para poder salir por la puerta de la academia, y sobre todo evitar ser visto.

Antes de nada, miré la hora en el teléfono. Las cuatro y cuarto. Tenía cuarenta y cinco minutos para dejar a Kiwi y regresar, ordenar toda la habitación e ingeniar una excusa para cubrir a Odd.

Sin más dilación atravesé el parque por el camino del cobertizo. Cuando llegué a la puerta, eché a correr dirección a casa de Yumi. No frenaba ni en las curvas, ni me permitía pararme a recuperar el aire.

Por fin giré la última manzana, pero todavía me quedaba la última recta, hice un pequeño sprint, y la verja de color azul de la casa de Yumi se mostró.

Arrastré la verja y entré a su casa. Ascendí las escaleras y toque el timbre.

-¡Voy yo! -Oí gritar a Yumi desde el interior de la casa. No tardó ni dos minutos en abrir la puerta.

-Hola Yumi... Menos mal que accediste... Te debo una... Luego cuando terminé la revisión paso a por Kiwi... -Dije con la respiración agitada.

-No te preocupes Ulrich, Hiroki y mi padre estarán encantados de volver a tenerle en casa. Y, no hace falta que vengas, llámame y le llevo yo, así luego podemos salir un rato. -Dijo ella, luciendo una sonrisa preciosa.

-Gracias. -Le dí las gracias, y le tendí la mochila en la que iba Kiwi.

Noté como las mejillas me ardían y desvié la mirada de ella.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora