Le famille

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Yumi

Me reuní con mis padres que me dieron la enhorabuena por los logros que había conseguido. El gimnasio estaba decorado espectacularmente, hasta colocaron una pequeña plataforma en la que se encontraba la mesa de mezclas.

-¡Ey, Yumi! ¡Felicidades! -Odd se abalanzó sobre mi brazo retirándome bruscamente de al lado de mis padre. Ví que mi padre tensó su mirada. Cuando me aparté por culpa de Odd lo suficiente de mis padres, todos los demás se me echaron encima, abrazándome.

-Enhorabuena, amiga. -Aelita me dio su apoyo y me abrazó individualmente. Me separé de ella y la sonreí.

-Gracias, Aelita. Me gusta tu vestido.

-Quién lo diría... Tú partidaria de colores claros.

-Yo no lo llevaría, pero a tí te queda que ni pintado. -La indiqué.

Llevaba un vestido de color amarillo clarito, atado al cuello con una banda decorativa en el pecho vertical. El vestido era sin mangas y sujetado al cuello, dejando toda la espalda al descubierto. Era un traje perfecto para Aelita ya que, con su pelo corto se podía apreciar perfectamente toda su espalda. Además la falda la favorecía, haciéndola un poco más alta.

-Muchas gracias. Por cierto, el tuyo tampoco se queda corto. ¿Dónde has dejado el negro?

-A mi madre le hacía ilusión que vistiera un poco más alegre. -Arrugué la nariz. No me gustaba salir de los colores neutros oscuros. Procuraba vestir siempre con ropa oscura y ceñida al cuerpo porque me parecía la mejor opción para realzar toda mi figura. Además, cuando era más pequeña, comprobé que los colores claros no me favorecen con el tono blanquecino de mi piel. Pero en esta ocasión mi madre se empeñó en que no fuera de negro.

El atuendo era suyo. Un vestido verde, ceñido al cuerpo y embellecido con encaje sobre toda la prenda. El corte desl escote dejaba entrever los hombros y las clavículas, y eso me gustaba. Pues solía siempre utilizar camisetas cortas que dejaran a la vista mi obligo, para hacer contraste con las piezas de ropa.

-Y tanto... Menudo cambio. Te queda genial el verde.

-Gracias, pero como el negro no hay nada. -La sonreí.

-¡Eh, Ulrich! Mira que pivon de chica. -Odd llamó la atención del chico moreno, que se quedó apartado mientras Aelita hablaba conmigo.

Ulrich fue arrastrado por Odd hasta mis ojos. Su mandíbula cayó hasta las puntas de sus pies, y sus ojos estaban tan brillantes y sorprendidos.

-Yu... Yumi... Estás preciosa. -Articuló una vez le regresó la mandíbula a su sitio.

-¿Yumi, dónde está ese color tuyo tan apagado? -Odd preguntó divertido.

-Bueno, mi madre se empeñó en que no vistiera de negro.

-Pues, vístete así siempre. Estas muy guapa.

-Gracias, Odd.

-Anda, ve a por tu primo. -Le pidió Ulrich, de manera que se marchara. Sabía que Ulrich se estaba poniendo celoso porque las aletas de su nariz se movían muy de seguido, y ya le había visto hacer ese gesto otras veces.

Odd, se alejó de nosotros regalándole a Ulrich una sonrisa socarrona.

-¿Ha venido el primo de Odd? -Le pregunté a Ulrich, una vez Odd desapareció.

-Sí, al parecer su hermana Marie le ha invitado un par de semanas durante el verano.

-Nunca entenderé a la familia de Odd... -Admití.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora