Antihéroe

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Ulrich


-¡Odd! -Aelita le llamó, sorprendiéndome.

Odd frenó antes de doblar la esquina. Giró sobre sus talones andando con parsimonia, arrastrando los pies y dando zancadas cortas. Aelita se puso delante mía esperando a que Odd llegase.

No necesitaba que me sermonearan, que me dieran un discursito que me haría recapacitar por mi reacción, no necesitaba que me soltaran una parrafada verbal diciendome que me había pasado tres pueblos. Lo sabía. Sabía que había sido demasiado irascible con él. Pero me preocupó no saber nada de él desde que se fue.

Era el día y la noche de Yumi y había sido un completo desastre por mucho que ella no dijera nada, pero su reacción hace apenas unos segundos me hizo ver clara la situación. Estaba molesta por cómo su fiesta de graduación se fue convirtiendo poco a poco en una completa ruina.

-Aelita si vas a sermonearme, ahórratelo. No me apetece discutir, no, después de que ni siquiera he podido explicarme.

-Esta bien Odd, no soltaré la reprimenda hasta que te expliques.

-¡Venga, ya!... ¿Ahora? -Preguntó incrédulo, sin dejar de lado esos aires de superioridad que no le dejaban mostrar realmente quién era.

-Odd, es qué no lo entiendes... Le hemos arruinado la maldita graduación a Yumi. Sabes, encima pensaba que te había pasado algo. Podrías simplemente haber mandado un mensaje...

-¿Un mensaje? Diciéndote qué... Qué estaba ocupado tirándome a Sissi. -Todo el cabreo que tenía, se había transformado en confusión.

»Sí, Ulrich. Estaba pasando un agradable momento hasta que el maldito teléfono empezó a sonar. Y sí, por sí sigues creyendo que soy un inmaduro que no se preocupa por vosotros, sabía que algo había pasado. Nunca, ni con un ataque de X.A.N.A has llamado más de dos veces, pero no cogí el maldito teléfono para no levantar sospechas. Sabes, pensé que había ocurrido algo relacionado con Lyoko. -Estaba rojo. Una de las venas de su frente aumentó su grosor y se marcaba considerablemente, cogió aire cuando terminó de hablar.

-¿Desde cuándo Sissi te ha gustado? -Fue lo único que conseguí decir.

-¡Qué más dará eso! El caso es que ha pasado, pero déjame decirte, héroe, que en la vida real no tienes capa y espada. -Calló y volvió a darse la vuelta caminando con el mismo ánimo que antes en dirección a la puerta de salida.

-¿Ese era Odd? -Aelita se giró perpleja. Su cara estaba con las mejillas sonrosadas, los ojos bien abiertos, desconcertada...

-Creo que sí... -Admití bajando la mirada a mis pies. Una ola de calor me bajó desde la cara por todo el cuerpo. Había quedado como un completo estúpido.

Odd tenía razón la gente en la vida real no se desvive por proteger de manera exagerada a los de su alrededor. Tal vez, debería pensar que los seres humanos somos únicamente anti-heroes...

Me dejé caer en una de las sillas que tenían complejo de sala de espera, decaído, desanimado, recapacitando sobre sus últimas palabras.

Apoyé los codos en mis rodillas y en las manos mi cabeza, por la que se repetían una y otra vez sus palabras, «en la vida real no tienes capa y espada...».

Sentía presión en los ojos, no podía respirar bien y sobre todo su voz me hacía darme cuenta que era un completo idiota.

-Ulrich... ¿Estas bien? -Preguntó Aelita sentándose y pasando su brazo por mi espalda.

-No... -Dije dejando escapar un sollozo. Posé mis dedos en mis párpados y los presioné para evitar que las lágrimas resbalaran por mis ojos.

-Ulrich, mírame. -Ordenó Aelita. Pero no quería que me viera lloriquear, aunque Aelita no se dio por vencida.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora