The wager*

311 17 28
                                    

The wager*: Es  la apuesta en inglés. 

Ulrich

El fin de semana fue tranquilo. Salí con Yumi la tarde del sábado a dar una vuelta por las calles de París. El domingo fue el típico domingo, en kadic con alguna revista de deportes y el ruido del video-juego al que Odd jugaba en su cama.

Había amanecido en Kadic hace un par de horas. Ya habíamos desayunado y habíamos recibido nuestra primera clase del Lunes. Matemáticas con la señora Meyer. Era segunda hora y nos tocaba español y latín. Como el profesor ya había dado las notas de los exámenes, decidió poner una película francesa. Pero configuró el audio y los subtítulos para que se escuchara en español y aparecieron los subtítulos en francés. Puso Les Choristes. Yo ya la había visto unas cuantas de veces, pero no me importaba volver a verla una vez más. Era una de mis películas favoritas, pero no sabía por qué.

Prestaba atención a la blanca pantalla mientras Odd a mi lado jugueteaba con un pequeño trozo de papel. Me estaba poniendo la cabeza como una bomba de relojería moviendo el papel entre sus dedos, arrugandolo, desarrugándolo y haciendo papiroflexia con él. Le metí un codazo para que parara y me prestara atención.

-¿Por qué meneas tanto ese papel? Se te ve preocupado. -Susurré.

-Es el papel que había en la bolsa que me dio la dependienta pelirroja. -Me acuerdo de eso. La chica del pelo naranja le compró el otro conjunto que Aelita había elegido para que llevara el viernes en la graduación de Yumi. En cambio, ella mencionó que la tienda le regalaba el traje, solo para darle secretismo. No había que ser muy tonto para saber que el loco de Odd había ligado.

-¿Qué hay escrito? -Pregunté, aunque sabía la respuesta.

-Su número de teléfono. -Respondió mi amigo. Era lo más lógico que podía haber escrito.

-¿La vas a llamar? -Pregunté, por curiosidad. Por mucho que Odd dijera que Samantha no le importaba aun seguía colado por ella. Cada vez que nos la cruzábamos ella le ignoraba, pero Odd ponía alguna cara de interés y esperanza en que la chica le dirigiera la palabra pero nada.

-No sé. Pero qué más da. En menos de una semana estaremos en otro país. -Dijo algo apenado.

-Odd no te martirices. Seguro que en Suiza hay millones de chicas que seguro estarán igual de locas que tú.

-Ulrich...¿Me estás llamando loco?

-Eso he dicho.

-Creo que hoy estoy lo más cuerdo que puedo estar. ¿Llamarías a una chica que no conoces de nada para pasar la tarde? -Me preguntó. Tenía razón, estaba actuando lo más sensato posible.

-No lo sé... Pero sí que la conoces de algo. Te vio de lo más sexy posible. -Bromeé con él.

-No estoy para bromas Ulrich. Necesito pensar que hago. -Me contestó cortante. Le ignoré y centré la atención en la película.

(...)

-Ulrich Stern. -La señora Hertz pronunció mi nombre para que me acercara a su escritorio a recoger las notas. Me levanté de la silla, empujando mi cuerpo hacía atrás. Atravesé el pasillo de mesas hasta llegar al escritorio.

-Ulrich, tengo que decir que estoy impresionada con las notas que has conseguido obtener. Espero que disfrutes el verano. -Cogí el sobre blanco que contenía el boletín del curso y volví a mi sitio.

-A la de tres lo abrimos y desvelamos quién será el ganador de la apuesta.

-Esta bien. -Admití.

-Uno...

-Dos...

-Y tres. -Dijo Odd rajando la solapa del sobre, abriéndolo. Yo hice lo mismo. Tiré del folio doblado en tres para que entrara en el envoltorio. Lo extendí en la mesa y visualicé detenidamente las notas. Tenía todo notables, un bien en física y matemáticas. Hasta un sobresaliente en gimnasia. Contento con las notas, solo tenía que preguntar a mi amigo y se revelaría en vencedor de esta apuesta.

-¿Cómo han ido Odd? -Interrogué nervioso por su posible contestación. Si me decía que había sacado todo notables y un sobresaliente, significaría que perdería yo la puesta y eso no me gustaría ni un pelo.

-Notables y bienes. Bueno menos en física que tengo un insuficiente y lengua un suficiente. ¿Tú?

-Já. Ulrich es el vencedor de la apuesta. Notables, dos bienes y un sobresaliente.

-¡Porras! -Se quejó Odd.

-Ve buscando un traje de criada, porque te espera una larga primera semana en Suiza como mi criado personal.

-¡Eh! Cumpliré la apuesta, pero que te quede claro que no haré ninguna cosa estúpìda que tu puedas hacer. -Aclaró.

-Tranquilo Odd, seré un señor muy bueno. Verás que bien te lo pasas. -Se cruzó de brazos y se puso de morros a esperar que la clase terminara.

-Ulrich. -Oí a Aelita llamarme. Me giré hacia ella. -¿Qué tal las notas?

-Todo aprobado y con notas. Hasta Jim me ha puesto un sobresaliente.

-Ahora entiendo la cara de Odd. -Einstein comenzó a reírse después de su comentario. Aelita y yo nos echamos a reír.

-Verás que bien le sienta el traje de criada.

-¡Basta con el cachondeo! ¡Menudos amigos tengo! -Dio un puñetazo en la mesa y se levantó de la silla con un cabreo bastante notable. Para su suerte el timbre sonó en el momento que él se levantó. Salió con prisa de la clase, recogiendo sus cosas antes.

Bueno aquí esta el siguiente capítulo. Espero que les guste, se que es corto pero menos es más, ya dije que no todos tendrían la misma duración. Por fin sabemos que Ulrich ha ganado la apuesta, por lo que Odd vestirá un vestidito de criada. Claramente intentaré dejaros una representación de como le quedaría. Como siempre espero vuestros comentarios. Un beso.

Att: la escritora.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora