Un día especial

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Yumi

Era sábado, el despertador sonó como llevaba haciéndolo desde el lunes. Lo apagué y me levanté de la cama para ir a darme un baño. Hoy era mi cumpleaños, cumplía la mayoría de edad, pero en Japón los dieciocho no es una edad importante, solo se le da importancia al primer año de vida, a los 20 y los 60. Pero mi familia, aunque seguía siendo algo conservadora, si aceptó las celebraciones occidentales. Estaba algo nerviosa, no sabía que me esperaría aquel día, pero sabía que iba a ser un gran día.

El agua estaba en la temperatura ideal. Algo caliente para cualquier persona occidental, pero en mi cultura es una necesidad que la temperatura del agua esté tan elevada. Me senté en el suelo de la bañera, al estilo japonés, y empecé a lavarme el cuerpo y pelo. Al salir, me envolví en una toalla, absorbí las gotas de aguas de mi suave piel, y después apliqué crema hidratante. Introducí mis piernas por las dos aberturas de las braguitas y me las subí acomodándola en mi pelvis. Me abroché el sostén llevando los brazos hacia mi espalda y encajando los clicks en las trabillas. Luego me puse la ropa que elegí, era un jean negro ajustado, que se ceñía perfecto a mi delicada figura, un jersey negro pegado, con las mangas de media manga y de cuello alto. Era un jersey muy bonito además, que dejaba ver un trozo de mi abdomen.

Volví a mi habitación para calzarme, saque mis botas negras. Pero antes de ponermelas, doble el bajo de los pantalones, para evitar tener que meter el pantalón por dentro de ellas. Luego bajé las escaleras, en el salón como todos los días estaban mis padres y mi hermano. Mi padre leía detenidamente su periódico del día mientras se tomaba una taza de té caliente, mi madre desayunaba nada más, al igual que mi hermano.

-Buenos días querida. -Me saludó mi madre.

-Hola mamá.

-Buenos días Yumiko. -Me saludó mi padre.

-Hola Yumi. Felicidades. -Hiroki, fue el único de mi familia que me felicito, ya que para mis padres era un día como otro cualquiera, aunque sabía que me darían algún regalo, como llevan haciendo años atrás.

Me preparé el desayuno, y desayuné con calma. Al terminar como siempre, metí los cacharros al lavavajillas. Luego subí a por la mochila y a lavarme los dientes. Llamé a Hiroki para que pudiéramos salir de casa.

-Adiós. -Nos despedimos, de nuestros padres y tomamos el camino que llevaba a Kadic.

Al llegar, tuve que esperar como la mayoría de los días a los demás en la pared de la cafetería. Cuando salieron se acercaron a mí, pero al ver que no me dijeron nada, me empecé a cabrear. Estaba segura de que ellos no se olvidarían de que hoy era mi cumpleaños, pero al parecer sí lo hicieron. Ni siquiera Aelita se acordó.

-Mmm, yumi necesito que me eches un cables. -Odd se agarró a mi brazo y literalmente me arrastró llevándome a otra parte, apartada de los demás. No sé en qué quería que le ayudara, ya que siempre solía pedirle ayuda a Ulrich, pero no tuve más remedio que seguirle. Nos paramos frente a la puerta de la clase de Historia. Odd, empezó a silbar caminando de un lado a otro. Me estaba poniendo de los nervios.

-Odd, ¿se puede saber para qué me has hecho venir?

-Verás Yumi, creo que alfinal no necesitaba tu ayuda. -Será. Se encogió de hombros y puso una sonrisa forzada para disculparse. Bufé y me fuí a clase. Menudos amigos tenía, y encima a alguno se le olvidaba por segunda vez. Esta vez sí que no se lo voy perdonar.

-Señorita Ishiyama, su trabajo es excelente. -El profesor Chantelle, me dejó el trabajo sobre Orgullo y prejuicio sobre la mesa. Yo le agradecí sonriendo, ya que no me sentía cómoda con lo que había hecho. -Algún día espero conocer a ese chico misterioso que te tiene tan enamorada.

Código Lyoko: The New LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora