La misma sensación opresora de anoche vuelve a apoderarse de mí mientras cruzo las puertas del hospital como alma que lleva el diablo.
La enfermera me detiene cuando paso por su puesto de guardia, y hasta ese momento, me veo obligada a tranquilizarme.
Hace unas horas, a mitad del descanso entre un grupo y otro, recibí una llamada de Flore diciéndome que estaba en el hospital con mamá.
Y desde el momento en el que colgué, todo se volvió un revoltijo de palabras ahogadas e imágenes sin sentido. Hasta este momento con la mujer regordeta con traje blanco y cofia que me grita palabras que no escucho por mucho que me esfuerce.
Mi mente no para de revivir una y otra vez nuestra platica de anoche mientras trato de buscar algún indicio de que algo estuviera mal con mamá que puedo era alertarme de esto, pero debí estar demasiado cansada y emotiva para poder haberlo visto si ahora...
—¿Layla? —al escuchar mi nombre alzo la vista hacia la mujer que está parada enfrente de mi y al parecer en algún momento la enfermera debió determinar que no iba a ser una fuente confiable de información ya que sigo estando en la sala de espera pero en esta ocasión me encuentro en una banca, y Flore me mira preocupada.
—¿Cómo está? ¿Qué pasó? —mi cerebro parece conectarse nuevamente con mi lengua mientras me levanto y ahogo a la mujer a preguntas, quien se toma toda la tranquilidad del mundo para tomar mis manos y volverme a hacer que me siente.
—Layla...
—No, por favor dime qué no...
—Ella está bien —niega, interrumpiendo mis pensamientos fatalistas y al escucharlos algo en mi pecho parece liberarse—. Está algo débil, pero está bien.
—Sabía desde el momento que la vi fuera que tenía que obligarla a entrar. Esto es mi culpa. Si yo...
—Eso no fue lo que lo ocasionó —niega, apretando mis manos—. Al parecer uno de los medicamentos no está respondiendo bien.
—¿Qué? ¿Desde cuándo?
—No lo saben. Están esperando a que recupere un poco las fuerzas para poder hacerle estudios.
Oh cielos.
—¿SON SUS DOCTORES Y NO SABEN DESDE CUÁNDO? —siento mis mejillas comentar a calentarse por la furia al escuchar esto y al parecer Flore ve al monstruo que está a punto de salir a la superficie porque se apresura a tranquilizarme.
Porque una vez que el monstruo sale, solo sucederán cosas malas. Hubo una ocasión, en el antiguo hospital en el que estábamos que tuvieron que sacarme del hospital con ayuda de guardias, pero es que se piensan que la vida de mi madre es una clase de maldito juego. Cambié de hospital por lo mismo y la traje a este esperando algo diferente pero veo que no es el caso.
Me paso las manos por mi cabello y siento como se enredan en varios mechones.
—Tendré que volver a buscar nuevos hospitales. Al parecer nadie aquí es lo suficientemente competente para poder atender a mi madre como creí si con todo lo que la hacen pasar de estudios no pudieron determinar que un medicamento no estaba funcionando. Debería demandarlos... debería... —tomo una respiración larga y temblorosa para poder controlar la montaña de emociones que se avecina, y al mirar a Flore estoy muy segura de que tratará de decirme que no ha sido culpa del personal sino del cuerpo de mi madre y de la horrible enfermedad y probablemente tenga razón, pero en esto momentos estoy a un paso de dejar de ser la Layla coherente y necesito simplemente sacarlo, así que paso a otro tema, que espero, pueda ayudarme a despejarme—. ¿Y papá? ¿Él ya vino?
—Bueno... yo... Encontré esto entre las manos de tu madre y las mantas —Flore me tiende un trozo de papel y al desdoblarlo, veo la caligrafía descuidada y torpe de mi padre con una única palabra: Perdón.
¿Qué? ¿Él...? ¿Nos dejó?
Mi mente tarda en asimilar este nuevo golpe y cuando siento mis ojos aguarse, sé que estoy a un paso de romperme. Estoy a un paso de... Mis manos se convierten en puños pequeños y furioso mientras siento el papel arrugarse a mi contacto y, oh, Dios, sé que está mal pensar en esto, pero como me encantaría que se tratase del cuello de mi padre.
—Creo que puedo hacer que te dejen pasar a verla un momento —me ofrece y siento su cálida mano en mi espalda—. Después tienes que irte, necesito que regreses a trabajar y después pases por unas cosas a la casa. Y no señorita, ni siquiera lo intentes. Sé que tú madre se molestaría mucho contigo si se llega a enterar que no fuiste a trabajar por querer quedarte.
Intento pelear por esto, pero conozco la expresión de Flore y sé que no hay nada que pueda convencerla. No cuando me mira de ese modo por mucho que quiera ver arder el mismísimo infierno sobre la tierra en estos momentos.
En verdad me gustaría quedarme aquí porque sé que estaré distraída en el trabajo, pero también sé que el dinero que logre juntar nos ayudará. Más con la nueva noticia no solo de la falla del medicamento sino de la enorme traición de mi padre.
Y no puedo permitirme un descuento por parte de mi jefe.Esta no es una opción en estos momentos.
Así que, cuando Flore regresa por mi para poder ver a mi madre antes de irme, me pongo mi armadura de niña grande y fuerte, y con una sonrisa, entro a ver a mamá.
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El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️
Fantasy"Y su joven corazón no puede ayudar; en sus venas la sangre se detiene y se congela y el ánimo perdido abraza la fe. Cae sintiendo el beso de la muerte. Fuerte como el león, frágil como el cordero. Uno de los secretos más oscuros de los dioses." ⚜...