Capítulo 36

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Emerjo con fuerza del agua y cuando mi rostro sale y mis ojos se abren, escupo agua mientras toso.

—Listo, te tengo —siento los brazos de Henry tensarse mientras me toma con más fuerza entre ellos y con un movimiento suave y rápido me saca de la bañera mientras nos movemos fuera del cuarto de baño a la habitación.

Escucho el agua caer sobre el piso a nuestro paso pero mi mente está demasiado nublada como para preocuparme por ello.

—¿Cómo te encuentras? —me pregunta y cuando mi cabeza está por caerse de su brazo, este la sostiene volviéndola a la misma posición.

—Cansada —admito y parpadeo varias veces para quitar de mis pestañas las gotas de agua que aún quedan adheridas a ellas—. ¿Qué fue...? ¿Qué fue eso?

—Bueno, aquí no hay teléfonos, y no puedo abandonar el Inframundo tras mi mandato. No al menos los primeros días. Este es un método mucho más rápido —me explica y veo que nos estamos acercando a la cama.

—¿Podré ir después a verla? Me gustó hacerlo hoy, no sabía cuánto la extrañaba hasta que la vi y escuché su voz, pero me gustaría poder hacerlo sin terminar toda mojada.

—Oh, no te preocupes —niega depositándome sobre las sábanas y mi piel se pega a ellas debido a la humedad—. Esto solo fue para establecer una conexión. Más adelante no lo necesitaremos.

Sus dedos cepillan algunos mechones fuera de mi rostro y al ver sus ojos, el calor comienza a regresar poco a poco a mi cuerpo.

—Buscaré ropa seca para que te cambies, no te muevas —dice y cuando da media vuelta veo que le he dejado toda la parte delantera de la pijama mojada.

Mientras espero a que regrese, me recargo sobre los almohadones qué hay a mi espalda y cuando poso mi cabeza sobre estos y cierro los ojos, ya no los vuelvo a abrir.

⚜️

—Buenos días —me saluda una voz cerca de mi oído y al abrir mis ojos con pereza, me encuentro con el rostro de Henry.

La poca luz que ilumina la habitación le da un toque cálido a su expresión y pensando que es un sueño, vuelvo a cerrar los ojos por un instante para después volverlos a abrir pero ahí sigue.

—Buenos días —murmuro con voz pastosa y una sonrisa se extiende por mi rostro mientras me desperezo.

Paso una mano por mi cabello enmarañado mientras siento mi cuerpo despertar poco a poco.
Algo roza mi clavícula dándome cosquillas y ahí es cuando reparo en la manga larga de satén que me envuelve el brazo y cuelga.

—Cuando regresé estabas durmiendo y no quise despertarte, así que...

—¿Me cambiaste tú?

—No podía dejar que durmieras mojada. Pero no te preocupes, no vi nada que no haya visto ya.

Al escuchar su comentario mi rostro arde y me siento avergonzada y no puedo evitar cubrirme con la suave tela.

—Mira lo que tengo para ti —de los pies de la cama extrae una caja grande envuelta con un lazo rojo y cuando me la entrega la siento pesada.

El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora