«Mi nombre no es Henry. Soy Hades, dios del inframundo».
—Puf, sí claro, y yo soy la princesa Margarita —el comentario sale antes de que pueda detenerlo y en verdad detesto cuando mi cerebro y mi lenguaje se conectan y actúan sin mi permiso.
—Layla, estoy hablando muy en serio. Perséfone es... era mi esposa. Y ahora estamos esperando...
—Déjame adivinar. Ahora me dirás qué en verdad no estoy en el mundo mortal, que he muerto o estoy con la vida pendiendo de un hilo —murmuro, divertida pero cuando el rostro de Henry permanece inescrutable, mi alegría decae gradualmente—. Oh, cielos. En verdad estoy muerta.
—No estás muerta.
—¿Qué es este lugar?
—El Edén.
—¿El paraíso?
—No, Layla. Estamos en mi casa, la cuál se llama "El Edén".
—¿Qué es este lugar?
—¿Por qué no tomas asiento?
Posando su mano sobre mi hombro, me empuja suavemente hacia una esquina con ventanas y un enorme sillón individual en color rojo.
Dejo que me guíe y mientras me muevo, mi cuerpo se siente extraño. Más ligero.
Cuando tomo asiento y Henry descorre las cortinas, la boca se seca al observar lo qué hay debajo.
Un enorme jardín que parece extenderse por kilómetros y kilómetros de tierra me saludan y veo gente y niños correr de aquí para allá.—¿Qué es todo esto? —susurro mirando a Henry de costado.
—Estamos en lo que sería como una clase de Purgatorio. Todas estas almas están esperando a pasar. Y yo estoy aquí para guiarlos.
«Ay, queridísimo santos patrones.»
—En verdad estamos..., yo estoy... Y tú eres Hades.
—Puedes llamarme como más te sientas cómoda.
—¿Por qué se parece tanto a tu casa en Rodas? ¿Eso también fue un engaño? ¿Todo ha sido un engaño todo este tiempo? De todos modos, ¿para qué me necesitaría un dios?
—No, Layla. No todo ha sido una mentira. En verdad necesito que encuentres a alguien. Quiero que descubras algo que yo no... tengo permitido decirte.
Una extraña sensación me recorre el cuerpo y con los nervios alerta, miro a Henry con los ojos abiertos.
—¿Qué fue...?
—Tranquila, solo es un alma que ha sido decidido su destino. Mira —sigo su dedo y distingo a pesar de la distancia a un joven de cabello color arena acercarse a una joven anciana que parece estar tan perdida como yo—. Por fin han decido a qué parte irá su alma. En qué extensión del inframundo permanecerá por la eternidad.
—¿Ese es...?
—Morgan, así es —asiente y mis ojos se abren debido a la sorpresa—. Y se parece a la casa de Rodas porque estamos en la casa. Estamos dentro de los terrenos. Para ser exactos, debajo de ellos. Como te decía, estamos aquí por qué...
—¿Puedo..., puedo hablar primero con Morgan? No me mal interpretes, pero no sé qué está pasando. Todo suena demasiado loco e irreal y solo quiero...
—Adelante, ve —accede y cuando su agarre se desliza de mi cuerpo dejándolo libre y me levanto, veo como sus hombros caen ligeramente. Casi como si estuviera a punto de desmoronarse—. Solo tienes que bajar y salir, ahí le encontrarás.
ESTÁS LEYENDO
El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️
Fantasy"Y su joven corazón no puede ayudar; en sus venas la sangre se detiene y se congela y el ánimo perdido abraza la fe. Cae sintiendo el beso de la muerte. Fuerte como el león, frágil como el cordero. Uno de los secretos más oscuros de los dioses." ⚜...