El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️

Capítulo 62

Veo cómo comparten una mirada cómplice antes de que la mujer de un paso al frente y no puedo evitar tensarme ante el movimiento y sé que no he sido la única ya que veo a Tamy dar un paso hacia atrás al mismo tiempo.

—¿De dónde los conoces? —le pregunto en un susurro a Tamy cuando nos topamos y al ver de perfil a la chica, la veo un tanto nerviosa.

Y cuando Tamy se pone nerviosa, las cosas no suelen ir bien.

—Fuimos a la escuela juntos. Ya sabes... —comienza y si pudiera fulminarla en este momento, no dudaría en hacerlo.

—Tamara, este no es el momento.

—¡Bien! —accede y ninguna de las dos aparta la mirada de ellos—. Hay un libro lleno de demonios en la biblioteca, tanto del inframundo como de otros reinos. Abraxor era uno de ellos.

—Creí que los Keres eran espectros, no demonios. Además de ser todas... mujeres.

—Y lo son, bueno, no el que todas son mujeres, pero es un poco extraño de explicar. Además, recuerda, todo aquí tiene una jerarquía, y se podría decir que ellos son... tenientes. Y ellos son quienes deciden qué forma tomar. Una vez intenté invocarlos, pero sólo obtuve más que una voluta de humo gris y después vino un risa seguida de una voz arrogante.

—Prácticamente gritaste al escucharme —la sorna en las palabras del Ker, de Abraxor es evidente—. Una alma maldita tratando de llamar a un servidor de la noche. Nunca había visto tanta estupidez junta en un solo lugar.

—Eso es porque no has visto a...

—Les daremos la información a cambio de ese pequeño favor —la mujer interrumpe el pequeño intercambio que están empezando a compartir estos dos, y cuando me mira, me siento como si fuese un pedazo de carne—. Pero tengo... tenemos una pequeña duda, ¿a quién se le cobran los favores? ¿A la madre de nuestra señora... o a ti?

Su pregunta me toma un poco desprevenida ya que realmente no me he puesto a pensar en ese detalle. Digo, Nyx fue quien me los dio. Y cuando lo hizo, sólo me dijo que ellos me ayudarían aquí abajo, nunca específico exactamente a quién se le cobrarían dichos favores.

—Bueno, yo... Supongo que a mi.

—¿Supones? —inquiere con una sonrisa oscura, y cuando comparten nuevamente mirada, no puedo evitar sentir que esto será un grave error—. Nosotros no podemos hacer tratos a base de «suposiciones», necesitamos algo seguro, mortal.

—Y lo es —les aseguro y espero que esto sea cierto porque sino, estoy en graves problemas.

Veo cómo vuelven a compartir una mirada extraña y al parecer llegan a una clase de acuerdo silencioso porque Abraxor vuelve a mirarme.

—Les daremos sólo tres oportunidades.

—Abraxor, ¿qué estás...? —comienza a decir la pelirroja pero Abraxor vuelve a hablar.

—Tres favores son suficientes, ¿no lo crees? —pregunta a nadie en particular antes de continuar—. Hoy me siento... generoso.

—El cofre, necesito que lo abran... por favor —les pido y trago saliva por lo que voy a decir a continuación—. Y necesito que saquen un collar que se encuentra ahí.

—¿Solo es eso? Bien —accede sin chistar y como han aparecido al lado del cofre, veo cómo la pelirroja lo sostiene.

Pero en lugar de que Abraxor lo abra, veo cómo hace un pequeño movimiento de mano y lo que parece ser una pequeña criatura negra y peluda toma forma de la tierra.
Esta se mueve de manera chistosa hasta donde están los dos, y veo cómo la pelirroja se hinca para quedar a la altura de esta.