Morir no es tan doloroso como creí que sería y el olor..., bueno, sin duda no esperaba que la muerte tuviera tan siquiera olor. Mucho menos uno tan delicioso como el que estoy percibiendo en este momento.
Es..., bueno, una vez leí que después de la muerte tú paraíso o dónde sea qué te encuentres, ese lugar olería a lo que anhelaste más en vida.
Creí que olería a fresas como mi madre, pero en su lugar huele a incienso, frescura y... algo dulce y almizcleño.Abro los ojos y por un momento la luz me ciega.
Parpadeo con rapidez y cuando mis pupilas logran ajustarse, miro la habitación.
Se parece mucho a la decoración de la casa de Rodas, pero no lo sé, siento que algo es diferente aquí.—No, tenemos un acuerdo, y ella lo sabe. Acordamos que yo podría estar aquí por unos meses. ¡Y ahora es cuando quiero reclamar ese derecho! —la voz de Henry me llega amortiguada por la puerta pero aún así la reconozco.
—Estás fuera de tiempo, cariño. Aún no es tu temporada. Y eso lo sabes. No vengas aquí exigiendo un cambio —le responde una voz de una mujer suave y mis bellos se erizan al escuchar la frialdad—. Ella debe permanecer aquí.
—Nebula tiene razón, ella permanecerá aquí tal y cómo dicen las leyes —interviene otra voz más suave pero igual de armoniosa.
—No puedo dejarla, no contigo. Si no aceptas, bien, pues me la llevaré —se niega Henry dar su brazo a torcer y escucho una emoción impregnar su voz—. Sé lo que hiciste y no creí que cayeras tan bajo, que las dos lo hicieran.
—Perséfone y yo no hemos hecho nada. Creí que ya habías superado tu fase de mentiroso, pero veo que no todo cambia.
—Ella misma lo admitió. Aquí el mentiroso es otro.
—No sé de lo que estás hablando. Y por supuesto que no te la llevarás —niega la segunda voz y escucho el ladrido de un perro, pero no uno bonito, sino de esos que prometen arrancarte un trozo de carne—. Puedes quedarte, pero sólo hasta que algo suceda y no quiero que interfieras en mis cosas. Después de tantos años..., creí que por fin le habías enseñado modales al perro.
¿Perséfone? Pero, ¿qué demonios...?
Intento levantarme de mi lugar, pero al parecer estoy peor de lo que imaginé ya que en cuento mis pies tocan la suave alfombra e intento avanzar hacia el piso de madera oscura a unos pasos de mi, mis piernas ceden bajo mi peso mandándome de cara al suelo.
Las voces se detienen al otro lado y mientras suelto una maldición escucho como la puerta se abre.
—Vaya, ya venía siendo hora —suelta la chica, Nebula y mientras mis mejillas queman, siento un par de manos salir en mi rescate.
Algo húmedo se estrella contra mi mejilla y al parpadear distingo al dóberman mientras me lame la mejilla.
—Hey —me sonríe Morgan pasándome sus manos rápidamente por mi rostro para después ayudarme a levantarme no sin antes hacer a un lado al perro—. ¿Cómo te encuentras?
—¿Qué está...? ¿Qué es todo esto? ¿Dónde estamos? —el torrente de preguntas quiere salir con fuerza, pero me muerdo la lengua.
Una masa enorme de sentimientos sin pies ni cabeza están atacando en estos momentos y uno que destaca es el temor.
Si en verdad estos son quienes dicen ser, y ellas son...
—Estás muerta, o en proceso de estarlo, ¡Bienvenida! —miro a la chica con los ojos como platos y lo primero que me golpea es lo hermosa que es.
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El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️
Fantasy"Y su joven corazón no puede ayudar; en sus venas la sangre se detiene y se congela y el ánimo perdido abraza la fe. Cae sintiendo el beso de la muerte. Fuerte como el león, frágil como el cordero. Uno de los secretos más oscuros de los dioses." ⚜...