Mis ojos tardan en abrirse una eternidad, pero cuando por fin hago que mis párpados se despeguen y la luz caiga sobre mis iris, suelto un quejido viéndome obligada a cerrarlos nuevamente.
—¿Layla? —Escucho que susurra alguien a mi lado y no es Henry su propietario—. Hey...
Mis ojos tardan en enfocar a la figura que se encuentra a los pies de mi cama y cuando por fin lo logro, veo que se trata de Morgan.
—¿Qué...? —comienzo a decir con trabajo por la garganta reseca mientras veo cómo esboza una sonrisa ladeada sin dejar de mirarme.
Se ve cansado, demasiado pálido y ojeroso y está...
—Bien, sé que me veo como una mierda pero no es tan terrible.
—Regresaste —susurro recordando haber escuchado su voz entre todo el alboroto que sucedió tras la aparición de Henry.
Y una parte de mi muy en mi interior me dice que él tuvo algo que ver en qué Henry haya podido liberarse.
—¿Por qué? —le pregunto y sé que él sabe qué es lo que le estoy preguntando.
—No podía... No podía ver cómo te asesinaban. Hice muchas cosas por Perséfone hace algunos siglos de los cuales no me siento orgulloso, pero nunca lo que Julián hizo. Hasta yo tengo un límite que sé respetar. No podía permitir que ellos se salieran con la suya. —admite bajando la mirada a su regazo y cuando suelta un suspiro y me mira, sus ojos brillan—. Además, sabía que él llegaría a ti de una manera u otra. Él siempre lo hará sin importar qué.
—Eres un idiota. Uno de proporciones astronómicas inimaginables, pero aún así... Gracias. Gracias por... salvarnos. ¿Dónde está? Tengo algunas cosas que quiero preguntarle. —digo mirando a mi alrededor, esperando de algún modo encontrarme con alguien más, pero veo que solo estamos nosotros dos.
No hay nadie más. Él no está... aquí.
Necesito saber dónde está.
Necesito saber que está bien.
Necesito saber...—Lo demás dioses están demasiado ocupados tratando de resolver qué es lo que sucedió con Julián —me explica Morgan con suavidad y odio el tono que ha tomado su voz—. Hestia dijo que vendría a visitarte en cuanto estuviera libre.
—¿Y él? ¿Dónde...?
—Nadie... Nadie sabe dónde está. —susurra y la preocupación comienza a brotar en mi pecho generando una tensión incómoda—. Cuando tú estuviste... Cuando estabas muriendo, él permaneció a tu lado hasta que tu ritmo cardiaco volvió a la normalidad y dejaste de sangrar. Les exigió a sus hermanos que te salvaran cuando yo ya no podía hacer más para ayudarte. Y digamos que algunos de ellos... no están contentos con los sucesos. Cuando comenzaste a respirar con normalidad nuevamente, cuando hiciste el cambio, todos se pusieron en acción. Julián... él desapareció. Nadie ha podido localizarlo y Perséfone se encuentra demasiado herida para siquiera hablar. Se está recuperando, pero será una recuperación muy larga y dolorosa por lo que escuché. Por el momento nadie la juzgará por lo que hizo, y Demeter no está muy contenta con esto. Mucho menos con las acusaciones qué hay contra su hija a pesar de que ella sabe que son ciertas.
—¿Y el poder? —susurro temiendo lo que pueda salir de sus labios y cuando veo la duda, no puedo evitar tensarme—. Necesito saberlo... por favor.
—Hasta donde sabemos, él ha recuperado el poder nuevamente. Henry vuelve a estar a cargo del Inframundo.
—¿Él no ha...? —Intento decir, pero al moverme para buscar una posición más cómoda, un suave dolor tira de mi costado haciendo que vea las estrellas por un momento.
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El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️
Fantasy"Y su joven corazón no puede ayudar; en sus venas la sangre se detiene y se congela y el ánimo perdido abraza la fe. Cae sintiendo el beso de la muerte. Fuerte como el león, frágil como el cordero. Uno de los secretos más oscuros de los dioses." ⚜...