CAPITULO 8 EL PARAÍSO

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Mas tarde después de cepillar su cabello y Ashraf se ha ido a su habitación Hana se prepara para dormir y entra en la cómoda cama cuando Ashraf ha entrado en al habitación con una bandeja que deposita en al mesita de noche sirviendo una taza del humeante liquido.

— Te hice te para que tengas un sueño tranquilo

Hasta cuando se desvivirá en atenciones.

Este hombre cuando se lo propone es todo un amor.

Hana recibe la taza con el te y le da un sorbo y cuando cree que Ashraf cumplido su propósito se ira sucede todo lo contrario.

Con asombro ve a Ashraf que empieza a despojarse de su suéter sacándolo por su cabeza dejando así su torso desnudo y esa musculatura que la deja en shock y lo deja a un borde de la cama y ahora procede a desabotonarse el pantalón. Allí Hana a punto de un colapso lo ataja gritándole

—¡Que crees que haces!

Ashraf le profesa una mirada gélida y divertida a la vez

—Desvestirme para darme una ducha en mi baño.

Lo dice como si fuera lo mas natural del mundo. Este hombre quiere matarla de un sincope y de pronto es como si la fiebre le subiera pero ella sabe que es otro tipo de calentura.

Por Allah porque tenia que ser tan guapo

—No tienes en tu habitación-pregunta casi sin aire

—Esta es mi habitación, nuestra habitación-aclara el.

—En ese caso yo dormiré en la otra habitación-dice tratando de salir de la cama pero el la ataja yéndose sobre ella y Hana retrocede hasta la cabecera sintiéndose tan intimidada por el pero no porque le tenga miedo sino porque su cercanía la desquicia

Ashraf posa su mano en su mejilla acariciándola y declara:

—No, no seguiré dando de comer a los buitres para que despierten las habladurías y mañana hasta en Bursa sepan que no dormimos juntos.

—Siempre importa más el que dirán-le vomita con rabia.

—Hana no voy a discutir ahora-le refiere con indulgencia- estas enferma debes mejorarte- añadió condescendiente con esa mirada dulce que la derretía- y si me quedo aquí es porque quiero cuidarte.

—Yo puedo cuidarme...

—Sola-termino por ella y añadió-No te cansas de estar sola, de creerte autosuficiente, todos necesitamos de la ayuda, compañía y el cariño de alguien en algún momento.

Hana no iba a refutar nada porque quizás sus palabras le llegaron a lo mas profundo de su alma por lo ciertas que eran, y entendió que lograr sus sueños no significaba que debía estar sola, los éxitos y victorias compartidas se disfrutaban mucho mejor, y ciertamente estar enferma y que el quisiera cuidar de ella adquiría un valor exponencial a esta ecuación de amor-dolor que era su relación.

—Has lo que quieras- le dijo en plan de darse por derrotada cuando por dentro todo su ser gritaba – pero no me dejes.

Ashraf salió de la cama y a propósito vio que el se bajaba el pantalón y ella desvió la mirada enseguida acomodándose de lado en al cama y arropándose como si estuvieran en Alaska

Sin embargo como dicen la curiosidad mato al gato, de reojo lolo vio irse al baño toalla en mano y solo en bóxer dejando ver sus pompas de infarto

La temperatura subió al más alto nivel y ese pensamiento de huir de allí quedo desechado al instante porque no quería más que nada en el mundo esa noche dormir en los brazos de su esposo.

HANA, EL REGRESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora