Capitulo 46.- Final

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La lluvia caía, y podía verla debajo del farol que iluminaba en un color amarillento rojizo. No sabía donde estaba pero estaba consciente que la buscaba a ella, a Jessica.

Mire la vereda, sintiendo como el agua empezaba a empapar toda mi ropa y se escurría de mi cabello hacia mi cara.

—Jessica! — grite pero no hubo respuesta— Jessica! — volví a gritar desesperado y al mirar hacia los lados me di cuenta que estaba desierto.

Jace...

Se escucho como un eco a través del sonido de la lluvia, lejano y a la vez tan cercano. Empecé a mirar en todas direcciones, preguntándome de donde provenía, hasta que al fijar mi mirada en lo alto de la vereda la vi.

Me observaba quieta al lado de aquel semáforo que iluminaba en un rojo estacionario. Por un instante parpadee varias veces, la lluvia que caía sin detenerse hacia de su silueta un lienzo borroso.

Jace...

Se volvió a escuchar su voz en lo lejano y esta vez mi cuerpo reacciono, llevándome a correr hacia ella, admirando como Jessica apenas daba pasos a nuestro encuentro.

La lluvia le atinaba a mis ojos con fuerza pero yo seguía avanzando sin importarme nada, tenía que llegar hasta ella. Pero, de repente el fuerte sonido de algo chocando llamo mi atención, haciéndome desviar la mirada hacia la calle.

Y me detuve.

Había un auto, mi auto, volcado. Un humo blanco emergía de si y este estaba rodeado de vidrios por todo el suelo.

Mi atención se desvió del accidente para encontrarme con aquel cuerpo que yacía al lado, era un chico, inmóvil, inerte, tirado en el suelo, donde toda su ropa ya estaba empapada. Me acerque lento, abandonando la acera, pero al estar a menos de un metro me di cuenta de quien era.

Soy yo... susurre observando, sin poder creerme lo que estaba viendo.

— Jace —escuche que me llamaban a mis espaldas, y yo segundos después volteándome lentamente conseguí a Jessica. Me observaba con sus ojos verdosos muy abiertos y sus labios sonrosados entreabiertos.

A penas lucia húmeda por la lluvia y su aura estaba calmada, pero podía sentirlo, había miedo en su mirada. Ella dio un paso hacia mí subiendo su palma hasta mi mejilla, observándome con esa inquietud que ya conocía.

Y acercándose lento, cerro sus ojos, en la espera de que reaccionara. Yo ahora observaba todo desde algún punto lejano, pudiendo captar el justo instante cuando nuestros labios se unían, con una calma y castidad distinta.

Volví a mi cuerpo en sí, y pude detallar como sus largas pestañas se abrían lentamente descubriendo esos ojos verdosos, llenos de inocencia y dulzura, como lo era ella. Entonces, lo que parecía existir en un instante al siguiente, después de un solo parpadear había desaparecido.

Observe con inquietud a mi alrededor pero volvía a estar solo, ella no estaba allí, el accidente no estaba, solo era la misma calle solitaria donde caía aquella lluvia incontenible.

Jessica!...

Y mis ojos se abrieron de repente, como si el oxígeno hubiera vuelto a mis pulmones. Una luz blanquecina invadió mi vista y tras varios parpadeos lo borroso empezó a tener forma. Era una lámpara en el techo, tan blanca como el cielo raso.

Fruncí el ceño desorientado, y al bajar mi vista y observar a mí alrededor mis ojos se detuvieron en la lúgubre silueta de una mujer. Estaba sentada en una esquina de la habitación, leyendo lo que parecía ser un libro; tal parece ni siquiera ha notado mi presencia.

EN LA MISMA CASA [ #1]  *𝗘𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢́𝗡*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora