Multimedia: Amelie
Jace.
Me sentía bien esa mañana, de hecho, después de haberla visto desayunar con aquella sonrisa por alguna extraña razón mi día mejoro aún mas, se le veía tan linda cuando tenía ese aspecto de universitaria, tan joven, tan... ella.
Me había enloquecido aquel beso, y el recuerdo de sus labios casi devorando los míos despertaba unas ganas desenfrenadas por ir en su busca y perder la cabeza, tan solo por un segundo dejar que la razón estuviera de lado y hacer cosas que de seguro ella considera prohibidas pero que le haría disfrutar...
De repente solo pensar en eso me aceleraba, empezaba a sentir un deseo extraño cada vez que la veía, e incluso en pensamientos sentía esa necesidad de volver a sentarla en mi regazo y saborear esos labios que por poco me hicieron perder el control, pero estaba a la vez consiente de la realidad que nos embargaba; ella vivía en la casa y eso no nos pondría nada fácil intentar algo, a menos que quisiéramos escuchar los escándalos y exageraciones de mi madre y una larga y aburrida charla por parte de mi padre.
Los pensamientos me tenían sumergido y sin darme cuenta había llegado a aquella plaza donde me reuniría con mi hermana, la chica preciosa que tenía tan solo diecisiete años, de la cual me entere hace tan solo seis meses y la misma que causo una enorme discusión entre mi padre y yo, ciertamente me enfurecía que hubiera engañado a mi madre de ese modo y aun mas durante tanto tiempo.
Me senté en una de las banquillas, admirando a lo lejos como los niños saltaban y reían, tan solo recordando lo impactante y difícil que fue el enterarme que aquella chica era mi hermana, ese recuerdo me perseguía, si no hubiese sido por aquel impedimento no sé que hubiese sucedido entre ella y yo, se sentía tan sub real todo lo que estaba sucediendo que apenas si pude procesarlo.
Desde entonces decidí estar solo pues haberme enterado como lo había hecho y a punto de cometer el peor error de mi vida me afecto de una manera que todavía no logro comprender.
– oh, perdona -dijo una tierna y fina voz mientras me miraba con esos ojitos marrones tiernos y llenos de timidez, le sonreí con comprensión mientras tomaba la pequeña pelota que yacía entre mis pies y la ponía a su alcance-
– toma, pequeña -sus manitos tomaron con sumisión la pelota y sin mas, salió corriendo en dirección contraria, aquella dulzura me hizo sonreír, ciertamente me hizo recordar con intensidad a Amelie, esa rubia esbelta...
– con que acosando infantes, ¿eh? - dijo una voz conocida, levante la mirada y me conseguí con la ojos celestes de mi hermana, ella me observo con diversión y yo no tuve mas que levantarme y estrecharla entre mis brazos-
– me sorprende lo rápido que tomas confianza -dije con un toque de gracia en la voz, en realidad si me sorprendía lo suelta y espontanea que era Amelie, además de tener un parecido asombroso con mi padre-
– y a mí me sorprende que tú, siendo tan guapo, nunca traigas contigo a una chica -dijo mientras depositaba un codazo divertido en mi abdomen, aquello me contrajo al instante, no podía creer que ella hubiese superado eso tan rápido y que fuera capaz de hacer aquel comentario-
– no... no tengo cabeza en estos momentos para chicas – dije incomodo, sabía que recordar lo sucedido era una tontería pero como olvidarlo si estuvimos al borde de algo que se supone no hacen los hermanos-
– esta bien -dijo con el entrecejo fruncido- bueno, vamos por un helado -dijo con tranquilidad, si algo admiraba de Amelie era su capacidad para saltar situaciones incomodas...
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EN LA MISMA CASA [ #1] *𝗘𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢́𝗡*
Teen Fiction"𝓃ℴ 𝒷𝓊𝓈𝓆𝓊ℯ𝓈 𝓊𝓃𝒶 𝓇ℯ𝒶𝓁𝒾𝒹𝒶𝒹 𝓆𝓊ℯ 𝓃ℴ 𝓅ℴ𝒹𝓇𝒶́𝓈 ℯ𝓃𝒻𝓇ℯ𝓃𝓉𝒶𝓇..." El inicio de un todo siempre es intenso... No somos nada. Decía... Pero el destino conspiró... A nuestro favor y en nuestra contra. Y ahora... Frente a las verdade...