Justin se quedó a su lado hasta que ella estuvo físicamente recuperada del parto, pero ______ estaba emocionalmente destrozada y sentía una gran amargura por el hecho de que él no hubiera estado a su lado en los momentos difíciles. Cuando Justin se marchó de nuevo, entre ellos las cosas seguían muy frías. Tal vez debería haberse dado cuenta en ese momento de lo indiferente que su marido se mostraba con ella, pero a pesar de todo, fue un golpe tremendo que él la abandonara para siempre con la facilidad con la que lo hizo al regresar de su siguiente reportaje. Ella volvía del mercado y se lo encontró echado en el sofá. La maleta estaba todavía junto a la puerta, donde la había dejado al entrar. La cara de Justin mostraba cansancio, pero sus ojos grises no habían perdido su habitual perspicacia. La recorrió con la mirada de arriba abajo, como esperando.
Ella fue incapaz de contenerse y le reprochó su desconsideración, su falta de amor, por haberla dejado sola después de todo lo que había sufrido. Si de verdad la quisiera, cambiaría de trabajo y se dedicaría a algo que le permitiera estar a su lado cuando ella lo necesitara. En determinado momento, Justin se puso de pie y agarró la maleta. Salió por la puerta tras dedicarle un comentario sarcástico: «Cuando seas lo bastante mujer, llámame».
______ no lo había vuelto a ver.
Al principio estaba destrozada. Lloró durante días y días y se abalanzaba sobre el teléfono cada vez que éste sonaba. Todas las semanas recibía un cheque de Justin, pero nunca iban acompañados de una nota. Era como si él estuviera cumpliendo con su deber pero no tuviera ningún interés en verla o hablar con ella. No era lo bastante mujer para él.
Finalmente, consciente de que su vida no tenía sentido sin Justin, ______, desesperada, decidió convertirse en una mujer lo bastante «mujer» para él. Con una resolución febril, se matriculó en la escuela universitaria de su ciudad, decidida a cultivarse y acumular los conocimientos que harían de ella una persona más sofisticada. Se apuntó al curso de redacción y a cursos intensivos de todo tipo de artesanía; se obligó a superar su timidez. Consiguió un empleo de administrativa en el periódico
local: era un trabajo mal pagado pero por algo había que empezar. El cheque semanal con su sueldo, su propio sueldo, le proporcionó algo más que dinero, algo que al principio le costó trabajo reconocer, pero que fue aumentando a medida que pasaba el tiempo, con cada cheque: un sentimiento de confianza en sí misma.
Le iba bien en el curso de redacción, era la primera de la clase. Estaba dotada para lo que tenía que ver con la lengua, y se apuntó a clases de escritura creativa. Eso la obligó a dejar las de artesanía, pero su interés creciente por la escritura era más
fuerte y no le importó dejar los pinceles y el mimbre. Al igual que una bola de nieve, sus actividades fueron aumentando en número y ambición hasta que llegó el momento en que no le quedaba ni una hora libre. Una vez que empezó a hacer amigos, descubrió que era fácil y que le gustaba estar rodeada de gente. Lentamente empezó a salir del caparazón bajo el que se había escondido toda su vida.
Con tantas actividades, no paraba quieta ni un momento y a menudo se saltaba comidas. Empezó a perder kilos y tuvo que renovar su guardarropa. Paso de ser algo rellenita a casi demasiado delgada, y en su rostro surgieron los ángulos de unos
pómulos muy exóticos. Sus ojos, de un color azul oscuro, parecían cada vez más grandes, y los pómulos afilados daban a su cara un toque casi oriental. Ya antes era atractiva, pero se transformó en una joven de aspecto impactante y poco habitual. Destacaba sobre la media. Se dejó el pelo largo porque no tente tiempo de ir a cortárselo -y pronto tuvo una melena castaña que le caía por la espalda.
El cambio en su físico fue acompañado de una transformación de su personalidad.
Su confianza en sí misma aumentó. Se volvió extrovertida y se dio cuenta de que su inteligencia hacía que la gente buscara su compañía. Se gustaba a sí misma y cada vez pensaba menos en Justin.
Cuando llevaban separados un año, se dio cuenta de que había madurado y era independiente. El cheque que Justin enviaba semanalmente fue como una revelación. Se quedó asombrada cuando notó que ya no sentía dolor cuando miraba la firma de caligrafía tumbada y resuelta estampada en la parte inferior. No sólo eso, si Justin regresara con ella, coartaría su nueva vida, la que se había construido, y no deseaba tal cosa. Se había hecho a sí misma, se había convertido en una mujer que era lo bastante mujer para Justin Bieber... y de pronto se daba cuenta de que no lo necesitaba.
Ya no necesitaba vivir a través de él; tenía su propia vida. Era como salir de la cárcel. Saberse autosuficiente e independiente era como un vino embriagador, le daba vértigo. Ya podía entender por qué Justin había antepuesto el trabajo a su relación; también a ella la había enganchado sentirse emocionada e ilusionada con la vida que llevaba, y se preguntaba cómo él había podido quedarse un año entero a su lado.
Con una gran sensación de alivio, le devolvió a Justin su cheque junto con una nota en la que le explicaba que tenía trabajo y que podía mantenerse ella sola, de modo que ya no necesitaba su ayuda, aunque le agradecía la intención. Envió el sobre a las señas de la cadena de televisión. Ésa fue la última vez que se comunicaron, o, más bien, que ella se comunicó con él, ya que Justin no respondió nunca a su nota. Simplemente, los cheques dejaron de llegar. Entonces el destino se cruzó en la vida de _______. Cuando estaba atravesando en su coche un puente, éste se hundió, y aunque ella ya se encontraba lo bastante cerca de la orilla como para que su vehículo no cayera al río, varios de los que iban detrás no tuvieron la misma suerte. Sin pararse a pensar lo que hacía, ayudó a rescatar a los que habían sobrevivido a la caída y consiguió entrevistar a los afectados. Después se fue a la oficina, en el periódico donde trabajaba, y escribió una crónica del accidente desde su posición de testigo ocular, llena de vivacidad y precisión, y se la entregó al redactor jefe. Se la publicaron y la contrataron de periodista.
Ahora, a los veintiséis años, por fin era licenciada en Periodismo y trabajaba para una de las mejores revistas de actualidad semanales, y su entusiasmo por las experiencias nuevas no había menguado. Comprendía perfectamente por qué el peligro
no había empujado a Justin a dejar su trabajo, ya que también ella disfrutaba con el riesgo: esa sensación de que el corazón iba a estallar dentro del pecho cuando el helicóptero despegaba mientras los soldados en tierra abrían fuego contra el aparato; la euforia de aterrizar en un prado con un único motor en funcionamiento; la satisfacción de un trabajo difícil bien hecho...
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YA NO ME INTERESAS...
Fanfiction______ se preguntaba si Justin la reconocería después de siete años. Había perdido peso, se había vuelto más segura y había conseguido hacer carrera como reportera de una importante revista. Después de tanto tiempo, ¿reconocería Justin Bieber, el nu...