Capitulo 36

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-No lo sabía hasta que se armó la gorda. Entonces me enteré. ¿Zain está por aquí? Hace mucho que no lo veo.

Los ojos de Marina brillaron cuando ató cabos.

-Así que tú eres el Justin Bieber amigo de Zain... Sí, está por aquí, en alguna parte -giró la cabeza para localizar a su marido entre los distintos grupos de invitados-. ¡Ahí viene!

Zain ibn Rashid era delgado, de aspecto felino. Tenía una cara aquilina y una sonrisa bastante cruel. Iba enfundado en un traje hecho a medida que le sentaba como un guante, y lo llevaba con la misma naturalidad que un adolescente llevaría sus

vaqueros. Sus penetrantes ojos negros tenían un brillo sensual. De repente, _________ cayó en la cuenta de que sólo había otro hombre con esa aura tan sexual: Justin. Resultaba irónico, pero casi inevitable, que tanto Marina como ella se hubieran casado con el mismo tipo de hombre indomable.

-¡Justin! -Zain había apartado los ojos de su mujer para echar un vistazo a la pareja con la que ésta se encontraba y, al reconocer a Justin, abrió mucho los ojos y alargó una mano-. Oí que ibas a entrevistar al rey, pero luego hubo cambio de planes. ¿Entonces al final vas a entrevistarlo?

-No, lo hará otro en mi lugar. Estoy aquí por otros motivos -dijo Justin en tono irónico e inclinó la cabeza señalando a ___________-. He venido de guardaespaldas de la periodista de World in Review. _________, te presento a Zain Abdul ibn Rashid, ministro de Economía...

-Y también mi marido -intervino Marina con picardía-. Zain, ésta es ___________, la amiga de la que te he hablado -entonces miró a Justin-. ¿A qué te refieres con lo de «guardaespaldas»? Creía que eras el editor de la revista...

-Y lo soy -admitió él, imperturbable-. Y también soy su marido.

Sin poder reprimirse, Marina dejó escapar un grito y abrazó de nuevo a __________.

-¿Te has casado? ¿Cuándo? ¿Por qué no me has escrito para contármelo?

-No he tenido tiempo -improvisó ___________, y lanzó a Justin una mirada que prometía venganza. Él se limitó a sonreír, encantado con el anuncio que acababa de hacer.

Zain sonreía abiertamente.

-Así que por fin te han cazado. Tendremos que celebrarlo, pero no sé cuándo. Marina ha puesto el país patas arriba con lo del baile. Estoy deseando que todo esto termine -dijo, y miró a su mujer.

___________ vio esa mirada y suspiró aliviada para sus adentros. Zain había mirado a Marina con ternura antes de volver a colocarse la máscara de sarcasmo que debía cubrir su rostro habitualmente. La quería de verdad, no se había casado con ella sólo porque fuera guapa.

-No puedo quedarme más, tengo que circular -suspiró Marina, y tomó a Zain del brazo-. __________, te prometo que después del baile nos reuniremos y hablaremos hasta quedarnos sin lengua.

___________ asintió.

-Hasta luego -se despidió de Marina mientras ésta se alejaba, con Zain a su lado, para atender a otros invitados.

-Es muy guapa -comentó Justin.

-Sí -ella lo miró con los párpados entornados-. Más incluso que Coral.

-¿Se supone que tengo que discutir eso? -preguntó arrastrando las palabras.

__________ se encogió de hombros y no respondió, sino que formuló a su vez otra pregunta.

-¿Desde cuándo conoces a Zain?

-Desde hace unos años -respondió sin comprometerse.

-¿Cómo os conocisteis?

-¿Qué es esto, una entrevista? -contestó para eludir la pregunta. La agarró del brazo y la llevó a un lado. Señaló a un camarero que se acercaba con una bandeja.

Tomó dos copas de champán y le ofreció una a __________.

-¿Por qué no respondes? -insistió, y él le lanzó una mirada de exasperación.

-Porque no quisiera que alguien oyera mis respuestas, y a Zain tampoco le gustaría. Ahora pórtate bien y no seas tan entrometida.

Ella lo miró airadamente, se dio media vuelta y se alejó caminando despacio entre la gente mientras daba pequeños sorbos a su copa de champán. ¡Entrometida! Su trabajo consistía en hacer preguntas y él lo sabía muy bien. Era el hombre más difícil que conocía, pensó mientras acariciaba con el dedo un jarrón de jade. Arrogante y siempre llevando la contraria, Justin no sabía lo que era no salirse con la suya.

-Deja de refunfuñar y empieza a tomar notas -susurro él en su oído-Apunta quién está aquí y quién no.

-No necesito que me digas cómo tengo que hacer mi trabajo -dijo con indignación, y volvió a apartarse de él.

-No, lo que necesitas es una buena azotaina -murmuró Justin, que se había puesto de nuevo a su altura.

Tal vez esperara sacarla de sus casillas diciendo aquello, pero ella no le hizo el menor caso y siguió andando entre la gente que llenaba la suite. No solía tomar notas en ese tipo de actos, porque se había dado cuenta de que la gente se cohibía. Una de sus ventajas era que tenía una memoria excelente. Fue identificando a los aristócratas y a los hombres de negocios más ricos del mundo. Los acontecimientos sociales no eran lo suyo, pero fue capaz de adjudicar un nombre y un país a las personalidades importantes que ocupaban el salón, y también a las menos importantes. Justin la tomó del brazo y se inclinó hacia ella.

-A tu derecha tienes al subsecretario del Departamento de Estado. Y a su lado está el ministro de Asuntos Exteriores francés.

-Ya lo sé -contestó __________ con suficiencia. Ya se había fijado en esos dos-. No veo a ningún representante de un país comunista, lo cual quiere decir que la influencia de Zain se está haciendo sentir.

Justo en ese momento, un hombre alto y delgado con aire distinguido se acercó a ellos. Tenía el pelo canoso y ojos azules.

-Señor Bieber -saludó con cordialidad a Justin. Tenía acento británico, el típico acento de escuela privada-. Me alegro de volver a verlo.

YA NO ME INTERESAS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora