Empezó a vociferar y a aporrear el cristal, y el conductor le sonrió.
-Me preguntaba dónde estabas -bromeó.
Era cierto, era de las que siempre aporrean las puertas de los autobuses.Consiguió llegar a la revista justo a la hora y se dejó caer en su silla, asombrada de seguir con vida. Al cruzar la calle, habían estado a punto de atropellarla al menos en seis ocasiones. El pulso le latía a toda velocidad y sonrió: ¡si su método habitual para llegar al trabajo a la hora empezaba a parecerle emocionante, era que necesitaba un poco de acción!
-Hola -saludó Brom-. ¿Deseosa de conocer a El Hombre?
-Deseosa de que me manden a alguna parte -replicó-. Llevo demasiado rato pegada a la silla, me están saliendo telarañas. Voy a hacer una visita a Greg en su guarida para ver si me da algo que hacer por ahí fuera.
-Estás loca -le dijo Brom con franqueza-. Hoy Greg está acelerado, mejor que esperes hasta mañana.
-Tentaré a la suerte -contestó ella alegremente.
-¿No es eso lo que sueles hacer siempre? Oye, ¿y esas gafas? ¿Es que quieres ocultar que te han puesto un ojo morado? -inquirió Brom con ojos curiosos. No descartaba la posibilidad de que ______ se hubiera visto envuelta en una pelea en alguna
parte.
-De eso nada -para convencerlo, se quitó las gafas un momento y se las puso otra vez-. Me duele la cabeza y me molesta la luz.
-¿Tienes migrañas? -preguntó él con preocupación-. A mi hermana le dan de vez en cuando y no soporta la luz.
-No creo que sea una migraña -protestó-. Seguro que es una reacción nerviosa por llevar tanto tiempo sin salir a la calle.
Brom se rió y ella aprovechó para levantarse y dirigirse al despacho de Greg antes de que llegara Justin. A medida que se acercaba a la puerta abierta del despacho, oyó que Greg estaba hablando por teléfono. Su tono era cortante, impaciente, y ______ enarcó las cejas al escuchar lo que decía. Greg era impaciente por naturaleza, pero casi siempre se mostraba razonable. Su actitud en ese instante, sin embargo, no era precisamente razonable. Brom tenía razón, Greg estaba más acelerado de lo que era habitual en él, nervioso e irascible, y no le cabía la menor duda de que se debía a la llegada inminente
de Justin.
Cuando oyó que daba bruscamente por terminada la conversación y estampaba el auricular en la base del teléfono, asomó la cabeza por la puerta.
-¿Una café te facilitaría las cosas?
Greg levantó la cabeza al oír la voz de ______ y su boca se curvó en una mueca.
-Ya estoy nadando en café -gruñó-. No sabía que en esta revista trabajaran tantos idiotas. Te juro que si recibo otra llamada de uno de esos memos...
-Todo el mundo está nervioso -trataba de apaciguarlo.
-Tú no -señaló él-. ¿Y esas gafas? ¿Es que ya eres tan famosa que tienes que viajar de incógnito?
-Tengo mis razones -replicó ______-, pero por ser tan listo no pienso contártelas.
-Como quieras -refunfuñó-. Anda, largo de aquí.
-Necesito que me mandes a cubrir alguna noticia -apuntó ella-. Yo misma estoy a
punto de abofetear al que se cruce en mi camino.
-Creía que querías estar presente para saludar a tu antiguo vecino -respondió Greg-. Además, ahora no tengo nada para ti.
-No seas así -suplicó ella-. Tiene que haber algo. ¿Es que no hay manifestaciones, desastres naturales, secuestros? ¡En algún rincón del planeta debe haber una historia para mí!
-Mañana tal vez -replicó él-. No tengas tanta prisa. Por amor de Dios, ______, quizá te necesite aquí si El Hombre se pone difícil. Siempre resulta agradable tener a mano a una vieja amiga...
-¿Para echarla a los leones? -lo interrumpió ella secamente.Contra todo pronóstico, Greg sonrió.
-No te preocupes, muñeca, no te hará pedazos, sólo jugará un rato contigo.
-Greg, no me estás escuchando -gimió ella-. Llevó aquí encerrada tres semanas. Necesito salir.
-No eres sensata -señaló él.
-Y tú no tienes compasión -replicó ella-. Greg, por favor...
-¿Por qué tanta prisa? -gritó de repente-. Maldita sea, ______, el nuevo amo está a punto de aparecer por aquí, y no es precisamente un corderito. Hoy no va a ser un día divertido, así que deja de darme la tabarra, ¿quieres? Además, puede que quiera verte y, en ese caso, quiero que estés aquí.
_______ se dejó caer en una silla y gimió al darse cuenta de que tendría que contarle la verdad a Greg. Sólo de ese modo la mandaría fuera de la redacción, y tal vez no fuera tan malo que estuviera al tanto. Al menos, así dejaría de pensar en usarla
para apaciguar a Justin. Y la verdad era que Greg tenía derecho a saber cuáles eran las circunstancias y las complicaciones que podía crear su presencia allí ese día.
-Greg, creo que deberías saber que tal vez Justin no esté tan encantado de verme -dijo con voz tranquila.
Él se puso alerta inmediatamente. -¿Por qué? Pensaba que erais amigos... Ella
suspiró.
-La verdad es que no puedo decir si éramos o no amigos. Hace siete años que no lo veo; aparte de en la tele, claro. Y hay algo más. No iba a contártelo, pero debes saberlo. Sabes que sigo casada, aunque lleve años separada de mi marido, ¿no?
Greg asintió con la cabeza y se puso repentinamente rígido.
-Sí, pero nunca has dicho quién es tu marido. Usas tu apellido de soltera, ¿verdad?
-Sí, no quería deberle nada a nadie ni aprovecharme de su apellido. Es un hombre muy conocido. Bueno, ya lo habrás adivinado: es Justin Bieber.
Greg tragó saliva y abrió mucho los ojos. Volvió a tragar.
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YA NO ME INTERESAS...
Fanfiction______ se preguntaba si Justin la reconocería después de siete años. Había perdido peso, se había vuelto más segura y había conseguido hacer carrera como reportera de una importante revista. Después de tanto tiempo, ¿reconocería Justin Bieber, el nu...