Capitulo 33

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Él terminó de arrebatarle el caftán y se deshizo de él de un manotazo. Ella recobró por un momento la cordura cuando él se apartó ligeramente para arrojar la prenda fuera de la cama y lo agarró por los hombros.

-Justin..., no. No debemos -gimió débilmente.

-Eres mi mujer -replicó él en un murmullo, la tomó en sus brazos y se colocó encima de ella.

________ jadeó al sentir el dulce y feroz contacto de sus cuerpos desnudos; luego la boca de Justin tomó posesión de la suya y ahogó sus quejas. Ella le rodeó de nuevo el cuello con los brazos y se aferró a él.

Era como si nunca se hubieran separado. Sus cuerpos se reconocían como siempre lo habían hecho. Atrapada en el torbellino de la pasión de Justin, lo único que podía hacer era corresponder, devolverle la pasión que él le brindaba con tanta

generosidad. Justin no era un amante delicado, sólo lo había sido la primera vez. Era feroz, tierno, erótico, desenfrenado, excitante..., y ella era incapaz de contener su apasionada respuesta. Era como siempre, como antes... No, era mejor. Justin le hizo olvidarse de la cordura, de sus precauciones, de todo lo que no fuera él

_________ se fue despertando lentamente, se sentía demasiado a gusto, demasiado satisfecha para renunciar fácilmente a la inconsciencia. Se notaba ligera, como si estuviera flotando. Su cuerpo se movía arriba y abajo con un ritmo suave, y debajo de su cabeza, un latido firme y relajante marcaba el tiempo. Se sentía tan maravillosamente, tan segura...

El timbre estridente del teléfono irrumpió bruscamente en aquella euforia y ella murmuró una protesta. Luego notó que la cama se movía y se agarró, pero en vez de sábanas, sus manos se encontraron con la piel cálida de Justin. Abrió los ojos y levantó la cabeza en el momento en que él estiraba un brazo largo y musculoso con el fin de descolgar el teléfono que había en la mesilla.

-¿Sí? -murmuró Justin con voz somnolienta, más ronca incluso de lo que era habitual en él. Escuchó lo que le decían-. Gracias -colgó y, suspirando, volvió a cerrar los ojos.

__________ se puso colorada y trató de alejarse de él y, al mismo tiempo, taparse con la sábana. Los brazos de Justin le impidieron moverse, reteniéndola sobre su pecho. Él abrió un poco los ojos y, a través de sus espesas pestañas negras, vio que _________ se ruborizaba aún más. Estaba muy guapa por la mañana. Los ojos grises brillaban de satisfacción.

-Quédate aquí -ordenó con voz ronca. Alargó una mano y le acarició la piel sedosa del costado-. Noto como si tuviera un gatito encima del pecho. Pesas poquísimo.

Cuando sintió el aliento cálido de Justin en la oreja, __________ se estremeció sin querer, pero hizo un esfuerzo por soltarse.

-Déjame, Justin. Quiero vestirme...

-Todavía no, cielo -murmuró él, y le retiró el pelo hacia atrás para posar sus labios en el hueco de debajo de la oreja-. Todavía es temprano, y no tenemos nada más importante que hacer que volver a acostumbrarnos el uno al otro. Eres mi mujer y me gusta tenerte en brazos.

-«Era» tu mujer -insistió ella, y trató de apartar la cabeza, pero en lugar de hacer eso, se vio a sí misma echándola hacia atrás para facilitarle el acceso a su cuello.

El corazón de _________ empezó a latir con fuerza cuando Justin le encontró el pulso en la nuca y lo succionó con avidez, como si quisiera beber su sangre.

-Anoche éramos como marido y mujer -murmuró él.

-Anoche... -a ella le falló la voz y, tras un momento, logró decir-: Anoche quisimos recordar los viejos tiempos, nada más. Digamos que fue una despedida, ¿de acuerdo?

Él se recostó sobre las almohadas pero sin soltarla. Para sorpresa de _____________, no parecía enfadado por lo que ella acababa de afirmar, sino que le sonreía perezosamente.

-No pasa nada por que me rinda ahora -declaró él-. Anoche gané la guerra.

__________ casi hizo una mueca de dolor ante la idea de separarse otra vez de él, si bien sabía que no podría ser feliz a su lado. Apoyó la cabeza en el hombro de Justin y por unos instantes se permitió disfrutar de la intimidad entre ambos. Él le acariciaba la espalda y los hombros, jugaba con su pelo... Las caricias debilitaban la fuerza de _________, como siempre había ocurrido, así que, mientras todavía tenía ánimo suficiente, se obligó a alzar la cabeza, abandonando así el refugio que le proporcionaba el hombro de Justin, y lo miró con cara seria.

-A pesar de todo, no funcionaría -susurró-. Los dos hemos cambiado, y ahora hay otros factores. Coral está enamorada de ti, Justin. No puedes dejarla tirada, le harías mucho daño... ¿O es que estás planeando seguir con ella?

-Eres un gatito -señaló perezosamente mientras su mano empezaba a tocarla más íntimamente-, siempre arañando y atacando. Pero no me importa que seas tan temperamental, soy duro de roer. No te preocupes por Coral. Además, ¿qué sabes de ella?

-Vino a verme a casa -confesó ________- para advertirme de que tú nunca ibas en serio, que siempre acababas volviendo con ella -trataba de escapar a la exploración profunda a la que la sometían las manos de Justin, pero se dio cuenta de que el roce de su piel con la de él la hacía suspirar de deseo.

Justin soltó una palabrota entre dientes.

Mujeres -refunfuñó-, son las criaturas más retorcidas de la tierra. No la creas, cielo. Coral no tiene ningún derecho sobre mí. Yo hago lo que quiero con quien quiero..., y ahora mismo, con quien quiero estar es con mi mujer.

-No es tan fácil -insistió ella-. Por favor, Justin, deja que me marche. No puedo hacerte entender nada si me abrazas así...

-Entonces seguiré abrazándote -la interrumpió-. El resultado final es el mismo: eres mía y lo seguirás siendo. No puedo dejar que te marches de mi lado, y espero que no estés enamorada de ese fotógrafo tuyo, porque si es así, ¡tendré que vérmelas con él!

__________ se puso muy pálida y lo miró fijamente. Justin tenía la mandíbula apretada y había achicado los ojos. Reaccionaba de un modo totalmente primitivo ante la idea de que otro hombre pudiera tocarla. De repente _________ se dio cuenta de que había sido una estupidez dejar que pensara que tenía una relación con Chris. No era justo usar a éste como escudo. Justin era peligroso, podía hacer daño a Chris, y sería culpa de ella, se dijo.

Por otro lado, se rebelaba ante la idea de permitir que Justin se saliera con la suya, especialmente después de lo que había sucedido esa noche: él había logrado lo que quería. Exceptuando una débil protesta por su parte al principio, no había hecho el intento de apartarlo de ella.

Tampoco se sentía libre para hablarle de Chris. Este, tan tranquilo y relajado, era muy reservado a la hora de revelar detalles de su vida privada, y todavía la asombraba que le hubiera hecho tantas confidencias. Se negaba a traicionar su

confianza sólo para que Justin pudiera reforzar su ego.

Siguió callada y, de repente, Justin perdió la paciencia.

YA NO ME INTERESAS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora