Capitulo 8

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Volvió a tragar. ______ nunca mentía, sabía que era brutalmente sincera, pero... ¿Justin Bieber? ¿Ese hombre tan duro e

implacable y su reportera de aspecto frágil y mirada risueña?

-¿Por Dios, ______, ese hombre podría ser tu padre! -dijo con brusquedad.

______ soltó una carcajada.

-¡Claro que no! Sólo me lleva diez años. Yo tengo veintiséis, no dieciocho. En fin, quería qué supieras por qué necesito que me mandes fuera. Cuanto más lejos esté de Justin, mejor. Llevamos siete años separados, pero lo cierto es que sigue siendo mi marido, y las relaciones personales en el trabajo pueden llegar a ser problemáticas. Greg la miraba con incredulidad, aunque sabía que lo que decía era verdad. Le resultaba difícil de creer. ¿______?, ¿la pequeña _______ Flint con ese hombretón?

Tenía el aspecto de una cría, vestida toda de azul y con su trenza por la cintura.

-¿Qué pasó? -preguntó.

Ella se encogió de hombros. -Que se aburrió de mí.

-¿Que se aburrió de ti? -ahora sí que no la creía-. ¡Anda ya!

Ella se volvió a reír.

-En esa época no era la que soy ahora. Era un ratoncito acobardado, no me extrañaba que Justin se largara. Yo no soportaba que su trabajo lo obligara a ausentarse de mi lado. Me angustiaba muchísimo y luego se lo echaba todo en cara; y al final acabó marchándose. No lo culpo, lo raro es que me aguantara tanto tiempo.

Greg sacudió la cabeza. Le resultaba imposible imaginarse a ______ tímida. A veces pensaba que incluso era demasiado temeraria. Siempre estaba dispuesta a embarcarse en lo que fuera, y cuanto mayor era el peligro, más disfrutaba ella. No

fingía. Cuando las cosas se ponían difíciles, se le iluminaba la cara y le brillaban los ojos.

-Vamos a ver -murmuró-. ¿Justin sabe que trabajas aquí?

-No creo -respondió alegremente-. Llevamos seis años sin ningún contacto.

-Pero seguís casados, así que tendrá que mandarte el dinero de la pensión... -se calló al notar la mirada ofendida de _______ y suspiró-. Has renunciado a la pensión, ¿verdad?

-En cuanto fui capaz de mantenerme yo solita. Cuando Justin se marchó tuve que empezar a buscarme la vida, y me fui curtiendo. Me gusta ser independiente.

-Pero ¿no le has pedido el divorcio?

-Bueno..., no -admitió, arrugando la nariz, algo confundida-. Nunca he querido volver a casarme, y supongo que a él le ha pasado lo mismo, así que no hemos llevado las cosas hasta el final. Seguramente a él le viene bien estar casado; así siempre tendrá una excusa para librarse de las admiradoras que quieran llegar más lejos.

-¿Y a ti te molesta tener que encontrarte con él? -preguntó Greg sin rodeos, más preocupado de lo que estaba dispuesto a admitir con la idea de que ______ fuera la mujer de Bieber.

-¿Con Justin?,Hace mucho que lo superé -reconoció con toda sinceridad-. No me quedaba otro remedio, tenía que sobrevivir. A veces, incluso me parece irreal haber estado..., bueno, estar casada con él.

-¿Y a él?, ¿le molestará tener que volver a verte? -insistió Greg.

-Por el lado emocional, desde luego no. Para él también debe estar todo olvidado. Al fin y al cabo, fue el que se marchó.

Pero Justin tiene su carácter, y a lo mejor no le hace gracia que su mujer trabaje para él, ni siquiera con diferente apellido. Y tal vez no le guste tenerme cerca, le parezca que puedo cohibir lo. No tengo intención de meterme en su vida personal, pero eso él no lo sabe. Así que, como ves, sería una buena idea que me mandaras por ahí a cubrir algo para no ponerme a tiro de Justin, al menos al principio. No quiero perder mi trabajo,

.coronó su perorata con una sonrisa y Greg sacudió la cabeza.

-De acuerdo -murmuró-, te encontraré algo. Pero si llega a descubrir que eres su mujer, yo no sé nada del asunto.

-¿De qué asunto? -preguntó ella haciéndose la sorda, y Greg no pudo contener la risa.

_______ sabía bien que era mejor no agotar la paciencia de su jefe, así que se despidió.

-Gracias -dijo llevándose una mano al corazón, y se marchó a su mesa.

Brom había desaparecido y estaba relativamente a solas, aunque sólo una mampara separaba su cubículo de los demás y el repiqueteo de los teclados y el murmullo de voces le llegaban con la misma nitidez que si nada se interpusiera entre ella y el resto de la redacción.

Cuando Brom regresó con una taza de café humeante, ya se sentía más relajada. La promesa de Greg de ayudarla a desaparecer del mapa había calmado su ansiedad. Terminó de escribir el artículo en el que estaba trabajando y se sintió satisfecha del resultado. Le gustaba redactar, organizar ideas. Experimentaba una satisfacción casi sensual cuando remataba una frase a su gusto.

A las diez en punto el murmullo de conversaciones se apagó de repente y se oyeron algunos susurros. Sin necesidad de levantar la vista, _______ comprendió que Justin había llegado. Con precaución, bajó la cabeza e hizo como si buscara algo en el cajón de su mesa. Al cabo de unos instantes, el murmullo recuperó su volumen de costumbre, lo cual significaba que Justin se había marchado tras echar un vistazo rápido.

-¡Dios santo! -una voz de mujer se alzó por encima de las demás-. ¿Os dais cuenta? Semejante pedazo de hombre... ¡soltero!

_______ sonrió levemente al reconocer la voz de Lindsey Wallis, una exuberante y sexy administrativa con más boca que cerebro. Aun así, no cabía duda de que Lindsey tenía razón en lo que se refería al físico de Justin. _______ sabía tan bien como cualquiera el efecto que su marido causaba en las mujeres.

Quince minutos más tarde su teléfono sonó y ella se abalanzó para contestar, un gesto que hizo que Brom la mirara con asombro.

-Lárgate, sal del edificio -murmuró Greg-. Va a darse una vuelta para saludar a todo el mundo. Vete a casa. Intentaré mandarte a alguna parte esta noche.

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