Capitulo 37

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-Es un placer verlo de nuevo, señor Embajador -respondió Justin estrechando la mano del otro-. _________, te presento a Sir Alexander Wilson-Hume, el embajador británico en Sakarya. Señor Embajador, ésta es __________, mi mujer.

Los ojos azul claro del embajador brillaron cuando se llevó la mano de ___________ a los labios, un gesto de otra época.

-Es un placer -sonrió mientras murmuraba un saludo convencional-. ¿Llevan casados mucho tiempo, señora Bieber?

Ella no pudo reprimir una sonrisa.

-Ocho años, señor Embajador.

-¡Válgame Dios! ¿Ocho años? -la miró con sobresalto.

De repente ella se preguntó si su interlocutor tendría razones para pensar que Justin no estaba casado en la época en que lo había conocido. Pero si ése era el caso, el embajador disfrazó su confusión con aplomo y continuó hablando sin inmutarse.

-Parece usted tan joven que resulta difícil de creer que lleve tanto tiempo casada.

-Eso es cierto -corroboró Justin-. Lleva muy bien los años.

El embajador lo miró con asombro, pero __________ se limitó a sonreír ante la insolencia de Justin, a pesar del dolor que sintió al pensar en sus infidelidades durante todos esos años. Tenía que sobreponerse, se dijo a sí misma. Sólo una ingenua esperaría que un hombre como Justin fuera fiel; era demasiado ardiente... ¡y demasiado atractivo!
Varias horas más tarde, en el taxi que los llevaba de regreso a su hotel, __________ no pudo evitar referirse al tema.

-Pobre hombre, el embajador. Ha tenido que echarte un capote. Ahora te considerará un playboy.

-Esperaba que no te hubieras dado cuenta -contestó Justin forzadamente-, pero no se te escapa nada, ¿verdad? Bueno, tampoco vayas a pensar que soy un donjuán. Decías que no creías que hubiera vivido tantos años como un monje, pero en realidad casi ha sido así. He salido con un montón de mujeres, pero todo terminaba cuando las
acompañaba a su casa por la noche y me despedía en la puerta.

-Estás mintiendo -afirmó-. ¿Esperas que me crea que Coral Williams es sólo una buena amiga?

-Desde luego, no es mi enemiga -dijo, y su boca se curvó con regocijo. __________ no se creyó lo que dijo a continuación-. Quería hacerte creer que era mi amante para ponerte celosa, pero me imagino que no funcionó.

Ella se rió con incredulidad. En su vida había oído una historia tan ridícula. Justin era un hombre sensual, su pasión estaba a flor de piel y surgía con facilidad. Tendría que ser una Oops para creer que le había sido fiel durante los siete años que llevaban separados. Ni siquiera estaba segura de que lo hubiera sido durante el año que habían estado juntos.

-Lo siento -se rió-. Invéntate algo más verosímil. Además, no tiene importancia.

Él soltó un bufido y la miró airadamente.

-Conseguiré que la tenga -prometió con ferocidad. ¿O era una amenaza?

__________ sabía que él tenía intención de hacer el amor en cuanto estuvieran en la habitación para intentar desarmar sus convicciones. Lo miró con fatiga. Había convenido con él en pasar tres días juntos, y sabía que eso significaba dormir juntos también, pero su intención era limitar el sexo a las noches. Después de todo, ya sabía lo que podía esperar de Justin por ese lado. Lo que quería era hablar, enterarse de cosas, llegar a conocerlo mejor. A pesar de ser su marido, era también un desconocido. Se dio cuenta con tristeza de que, aunque había planeado marcharse en cuanto regresaron a Nueva York, seguía buscando la manera de creer que podrían ser felices, aun sabiendo que era en vano.
El teléfono sonó cuando acababan de entrar en la habitación y Justin apenas había tenido tiempo de quitarse la chaqueta. Soltó una palabrota y descolgó con impaciencia.

-¿Sí? -rugió.

____________ lo miró. Justin escuchó lo que su interlocutor le decía y frunció el entrecejo.

-En seguida bajo -respondió. Colgó y volvió a ponerse la chaqueta.

-¿Quién era? -preguntó ella.

-De la recepción. Hay un mensaje para mí. En seguida vuelvo.

Cuando él se hubo ido, ella se cambió de ropa. Se puso un vestido camisero blanco muy ligero sin dejar de rumiar lo que había dicho Justin. ¿Un mensaje? ¿Por qué no se lo habían dado por teléfono o, aún mejor, cuando habían pedido la llave en recepción, hacía cinco minutos? No sonaba plausible. Sin dudar, ____________ salió de la habitación y fue hacia los ascensores. Al fin y al cabo, se ganaba la vida con su curiosidad por las cosas. Pero no sólo sentía curiosidad, algo le,decía que debía ir con cuidado. Se bajó del ascensor en el segundo piso y continuó por las escaleras. Su cautela obtuvo
recompensa. Cuando abrió la puerta que había al final de las escaleras descubrió a su marido en el vestíbulo del hotel, abrazando por el hombro a Coral Williams, la cual lo miraba con los ojos arrasados de lágrimas. No oía lo que decían, pero Justin fue con Coral hasta los ascensores y las puertas se cerraron tras ellos.
Ella apretó los labios con fuerza, volvió a la habitación y empezó a guardar sus cosas en la maleta. ¡Menudo cuento ¡Conque le había sido fiel! Debía ser una relación bastante seria para que Coral hubiera ido tras él hasta Sakarya. Pues ella no pensaba esperar a que Justin le contara más mentiras, se dijo __________.
Tenía que actuar deprisa, no sabía cuánto rato se quedaría con Coral. Garabateó una nota sin prestar mucha atención a lo que escribía, pero era algo así como «lo siento, pero no me interesa». Luego agarró la maleta y el bolso y se marchó. Bajó de nuevo por las escaleras.
Le resultó fácil encontrar un taxi, había una fila esperando delante del hotel; su problema era encontrar un sitio donde quedarse. Sabía que en Khalidia no había muchos hoteles. En francés, le explicó al taxista que quería ir a otro hotel, pero uno que no fuera conocido. Cuando ella vio el hotel donde la había llevado, entendió de inmediato por qué no era conocido: parecía como si la fachada hubiera sido agujereada por los disparos de la Legión Extranjera. Era pequeño, viejo y sencillo.

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